09. nicolas otamendi

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nicolas otamendi

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nicolas otamendi

Muerdo mi labio inferior ansiosa al salir de la entrada del hotel. La noche me recibe con una con una leve brisa que arrasa mi cabello, provocando que de pronto varios mechones impidieran mi visión. Sacó el celular para ver las últimas notificaciones, acomodó mis mechones para ver con claridad los mensajes. En ellos decían que él ya había llegado, sonrió buscándolo con la mirada entre la multitud de gente y autos diferentes hasta que finalmente encuentro su Lamborghini Countach.

Nuestra relación se basaba en sexo y dinero. No era algo que degustar, al contrario, era estupendo. Yo aprovechaba la ayuda económica y varios incentivos que me ofrecía, él sabía a la perfección lo que yo buscaba y estaba en total acuerdo, al igual que yo sabía lo que él anhelaba también:
una relación sexual. Era todo en secreto, nadie debía saber de nuestros encuentros y como se manejaba lo de nosotros.

Nos manteníamos invisible ante la prensa porque se armarian diversas polémicas que tratábamos de evitar. Sin contar que engañaba a su esposa y me llevaba algunos años, era lo suficiente para hundirlo, yo tenía el poder de hacerlo si quería pero comprendía a Nicolás perfectamente, por eso mantenía en silencio este tema, una sola palabra haría que él tenga una mala imagen.

Camino hasta Nicolás, era imposible verlo a través del vidrio polarizado. Abre despacio la puerta y observa mi cuerpo sin disimular esbozando una sonrisa, me invita a pasar y gustosa acepto. Adentro olía a perfume masculino que frecuentemente usaba de marca lujosa, además del aromatizante para auto, inhale encantada, siempre fue de mantener higiénico su alrededor.

— Estas hermosa —alagó deslizando su vista hacia al frente luego de observarme, sonrió y suelto una leve risa respondiendo su cumplido con otro más.

Remojo mis labios con la lengua mirándolo sin descaro, contemplando como sus manos se movían en el volante con máxima concentración a su campo de visión arrugando ligeramente sus cejas, las mangas de su camisa blanca le llegaban hasta el codo permitiendo ver sus costosas joyerías. Apretó el volante cuando un auto se cruzó, mordiendose el labio inferior reprimiendo la bronca e impotencia de no poder gritarle al conductor. Se acomodó en el asiento abriendo más sus piernas y moviendolas en muestra de desesperación, esperando a que el semáforo cambie de color.

Cruce las piernas, me calentaba tanto verlo enojado y desesperado.

— Saca una foto que dura más—bromeó.

Me reí y negué lentamente con la cabeza, volviendo a entablar una conversación normal de nuestras vidas mientras el manejaba. A veces no podía quitar la vista de su perfil causando que más de una vez me respondiera burlón.

Sentia ciertas cosas por él, había cometido el error de no separar lo sexual y lo sentimental, ahora me encontraba en un dilema de sentimientos. No era correspondido, cada encuentros hacían engrandecer mi amor hacia él. Cuando me tocaba, me halagaba o me miraba, causaba que mi corazón latiera rápidamente y me volvía vulnerable en todos los sentidos, yo tenía el enorme poder de destruir su imagen pero él mi corazón.

ONE SHOT | scaloneta +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora