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Acomodo la parte baja del vestido rojo oscuro casual esbozando una sonrisa. El otro día me reencontré con personas que solían ser mis amigos, charlamos un momento y quedamos en ir a un restaurante para hablar más profundamente, y acepté.
En el reflejo del espejo noto a Nicolás detrás mío, presionando mi cintura con sus manos mientras deja un beso en mi cuello. Él también tenía un vínculo con el grupo de amigos.
— Sos hermosa —sonrió al escuchar eso, lo que más amaba de él era el cariño que expresaba en unas cuantas palabras.
— Vos, amor —suspiro, — bueno, ¿Vamos?
Él asiente, tomó mi bolso y Nicolás la llave del auto. Salimos al exterior de la casa, y la brisa despeina un poco mi cabello, deslizo mis manos sobre mis brazos al sentir el frío arrasando mi cuerpo, Tagli se da cuenta y pregunta si necesito un abrigo, lo cual niego, las noches oscuramente frias eran las que más amaba.
Subimos al auto, él empezó a manejar escuchando atento lo que yo le decía, contaba lo nerviosa que me ponía volver a verlos y entablar una conversación larga luego de mucho tiempo, Nicolás me decía que a pesar de los años no dejaron de ser nuestro amigos. El saber que él se sentía un poco más relajado respecto a esto lograba tranquilizarme.
Suspire cuando llegamos. Bajé del auto de la mano de Nicolás, entramos al restaurante y nuestros amigos lograron encontrarnos, nos sonrieron haciendo un ademán de manos para ir hacia allá.
Nos saludamos expresando nostalgia con cada palabra. Llego la comida, y la mesa era pura risa, hablamos de las cosas que hicimos durante todo el tiempo que no nos vimos, cada uno había hecho su vida y era increíble que estuviéramos acá, hablando luego de bastante.
Sujeto la copa con vino y tomó de ella ligeramente. Hace rato notaba las miradas de Mateo hacia mi, supuse que era porque antes él tenía ciertos sentimientos hacia mí los cuales no correspondí, y sentía curiosidad por como me encontraba ahora mismo. Pero no lo hacía de forma disimulada, cualquier persona que dirigía la mirada hacia aquel hombre podía notar que me miraba de forma extraña.
— Estas muy linda y cambiada — Dijó Roxana con una amplia sonrisa posando sus ojos verdosos en mi.
Respondí su cumplido con la misma sonrisa, soltando una pequeño chiste para que el tema se desvíe.
— Y tenes toda la razón —soltó de repente Mateo luego de Roxana, causando una ligera incomodidad ya que Nicolás estaba aún lado escuchando y/o observando todas las estupideces que hacía Mateo—. ¿Y, hace cuánto están de pareja?
Nicolás aprovechó y tomó sus manos entre las mías, penetrando los ojos de Mateo y esbozando una sonrisa orgullosa. Era su manera de marcar territorio.
— Hace años. Me encanta que sea mi novia —enfatizó la palabra "mi", tomó un sorbo de su copa aún mirandolo. Siento que sus intenciones eran todo lo contrario a responder su duda.
