01. dibu martinez

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Me encontraba en la cocina, lavando las cosas utilizadas luego de comer

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Me encontraba en la cocina, lavando las cosas utilizadas luego de comer. La ventana la cual se posicionaba delante mío, mostraba la vista de un hombre figura musculosa, bastante alto, cabello castaño desordenado debido al viento que danzaba sobre el mismo, un precioso perfil y manos blancas, el mínimo movimiento hacia la presencia de venas atractivas. Ese era Emiliano, mi lindo esposo.

Se arrodillo para acariciar al pequeño caniche que movía la cola de un lado para el otro en muestra de afecto, sonreí con ternura, había pequeñas acciones de él que causaba que las viera como algo óptimo. El perro miró hacia la ventana y soltó un ladrido, Emi se dio la vuelta, me encontró observándolo. Sonrió de lado al darse cuenta y me guiño el ojo, negué lentamente mi cabeza con una sonrisa. Al final, volvió a su postura firme y se adentró a la casa. Suspire, realmente estaba muy enamorada de ese hombre.

Mientras tanto, yo seguía con la acción anterior. Continue normal hasta que sentí una presencia detrás mía, alta y tensa. Sus manos se posicionaron en mi cintura, solté un pequeño grito de asombro y me quedé inmóvil. Su respiración luchaba por volverse normal, y su perfume delataba su identidad. Ese aroma que tanto lo caracterizaba causó un cosquilleo en mi estómago. Su mandbula rozaba mi cabeza debido a la diferencia de altura.

Deslizó sus manos desde mis cintura hacia mis muslos con movimientos pausados. No le tome importancia y continúe con lo mío, seguro solo quería molestar un momento pero sin embargo eso no quitaba el hecho de que las cosas que estaba haciendo hacía reaccionar a mi cuerpo de diferentes formas.

En un intento torpe de trasladar un plato hacia la mesada casi lo hago caer, Emiliano soltó una risa que causo un escalofrío por toda mi espalda por lo ronco que estaba. Su cuerpo se presionó más al mío, sentí toda su anatomía en cada centímetro de la mía. Sus manos se hicieron propietarias de mi cintura nuevamente, y sus piernas se entrelazaron con las mías, demasiados roces me agonizaba. Me volvía loca. Suspiré, tratando de contenerme.

— Amor, acá no, estoy ocupada.

Ya me había dado cuenta de sus intenciones, mis palabras parecieron ser inaudibles. Como si hubiera dicho lo contrario sus labios hicieron contactos con el lóbulo de mi oreja. Su respiración se notó aún más agitada que antes. Yo mentía al fingir que no quería pero por dentro me entregaba a él fácilmente.

— ¿No..? — trato de provocarme.

— No...

Gemi ante el tacto de sus labios con mi piel y detrás mío pude sentir una sonrisa contra ella, sus besos aumentaron de volumen, cerré los ojos ante la cosquilla y placer que me causaba. Los abri cuando de repente paró, frunci el ceño confundida y me di la vuelta para observalo. Se mordió el labio inferior y sus labios se tornaron rosados y húmedos. Dejé de lado lo responsable y le dedique una mirada suplicante.

Sin rodeos, tome su rostro entre mis manos y lo bese, mis labios buscaban los suyos y los suyos buscaban los míos, desesperados por sentirse él tomó mi cintura y la apretó, profundizando el beso. Gruñó contra mi boca cuando mis manos descendieron un camino hacia su bulto que se notaba a través de la tela.

ONE SHOT | scaloneta +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora