Capitulo 4

3.9K 242 7
                                    

Y llego el primer día de clases..
En el colegio de San Cristóbal había de todo.

La de inglés era bastante simpática, y para mi asombro, era también la profe de religión. Tenía el pelo negrísmimo y siempre llevaba una cola de caballo.
El de historia daba también lengua y en las dos materias resultaba igual de aburrido. Eso de los profesores al cuadrado me sorprendió, era como una oferta de dos por el precio de uno.

Pero no fue lo único que encontré diferente.

La clase de literatura era la primera en la mañana. La profesora se llamaba Michelle, de cabello pelirrojo y con la voz como el balido de una oveja. Entraba al salón con pasos fuertes y mirada torcida.

Esa misma mañana, haría unos diez minutos que había empezado la clase, la profesora dejo de hablar y se paró a mirar a Noah que se sentaba en el banco frente al mio. Desde atrás, yo podía ver que apoyaba el mentón en la palma de la mano y el codo en la mesa.

Michelle lo miro unos segundo más, pero el ni se movió. La clase estaba expectante y en silencio. La profe apoyo sus dos manos en sus caderas en forma de jarra, pero ella parecía más bien un jarrón, ya que era de caderas anchas. Los que la conocían estaban al tanto de que era el gesto que hacía cuando se impacientaba.
En un instante, se saco algo del bolsillo del pantalón y lo tiró a la cara de Noah. Desde atrás, lo escuche soltar un grito de dolor y enderezarse. En seguida se llevo la mano a la frente y cuando la retiro estaba manchada de sangre.
La profesora le había tirado su llavero a la cabeza. Según comentó después, como Noah no lo había atrapado en el aire, demostró que no estaba atento. Satisfecha con la forma en que lo había puesto en evidencia, se dio vuelta y empezó a escribir en el pizarrón. Enseguida le alcance un pañuelo descartable a Noah, que me lo agradeció con un 'gracias' , y enseguida se lo pasó por la frente y siguió como si nada.

Tenía una herida pequeña, rodeada por un moretón que se ponía más oscuro a medida que avanzaba la hora.
A la salida, todos comentaban sobre lo sucedido, al parecer Noah era un chico muy conocido por aquí, pero nadie parecía asombrado o dispuesto a denunciarlo ante el tutor o el director.

Así que a la salida,me encontré con Noah:

-Hola- me dijo con una sonrisa.
-Hola-dije.

-¿ Y que te fue buen hoy?-me preguntó.

-Bien...te preguntaría lo mismo a ti también, pero ya se la respuesta-dije riendo y el me acompaño.-¿Esta bien tu herida?- le pregunté al ver que llevaba una venda en la frente.

-Si.. mejor, ahora que te vi a ti-dijo con una pequeñasonrisa
-¿Cómo? - pregunté, aunque ya había entendido.

-Olvidalo.. vamos juntos?-preguntó
-Si, claro -y nos dirijimos a la estación del metro.

Cuando llegué a casa, mi madre me acorralaba a preguntas, como ahora tenía más tiempo para mi, estaba pendiente de mis cosas.
De lo que tenía que estudiar para el día siguiente, ¡hasta me preguntaba que tal el viaje en Metro! Más que decirle que estaba lleno de gente apurada que te empujaba para subir antes de que las puertas se cerraran,que los pasillos tenían goteras y estaban sucios, lo único bueno que me salvaba era la compañía de Noah.
Hasta estaba pendiente de lo que había pasado en el colegio, hablando de eso, desde ese momento, decidí que, por lo menos la profesora Michelle, no iba a notarme nunca distraída o ausente.

La Ventana de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora