Cap 6: Enero, regalo de Reyes

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En España los regalos solo se hacen solamente para Reyes.

Mamá dijo que yo era grande para eso, pero de todos modos me compró una campera que no estaba nada mal.
Volvimos Madrid.

Durante esos días, no podía dejar de pensar en Noah, así que en cuanto entramos en el apartamento arrastrando las maletas, me escabullí y enseguida ya estaba tocando la puerta de su piso.

Su madre me abrió la puerta. Tenía el pelo oscuro, un poco más corto de la primera vez que la vi. Tenía unos ojos azules pequeños y brillantes. Usaba un vestido de seda negra.

-Hola, tu debes ser Azul, ¿no?-

-Si, la misma,¿se encuentra Noah?- le pregunté.

-Si, pasa, esta en su habitación, es al fondo a la izquierda, la última puerta- me dijo con una enorme sonrisa, señalando el pasillo.

Noah practicaba con la guitarra. El cuarto era pequeño. Las paredes eran blancas, cubiertas con estantes con libros y partituras. Estaba un poco desordenado, con alguna que otra ropa tirado en el suelo - mi madre se pondría histérica, si lo viera así-.

Solamente había una fotografía en un marco de madera, sobre un estante.
Era un Noah de unos diez años subido a una bicicleta, y junto a él, un hombre alto, de cabello claro -supondría que era su padre, ya que eran parecidos-.

Parecía muy contento de verme. Enseguida nos contamos cómo habíamos pasado nuestras vacaciones. Él me escuchaba con atención, como si tragara cada una de las palabras. En cuanto terminamos él me pregunto:

-¿Quieres ver una película?-
-Claro-respondí y nos dirigimos al comedor, ya que en su habitación no tenía televisión.

Vimos la película -"Una llamada pérdida"- separados por unos pocos centímetros del sofá, agarrados de las manos. Cada vez que aparecía una escena que no me gustaba, me aferraba a Noah, y escondía mi rostro en su cuello, mientras que le preguntaba a Noah:"¿Ya pasó? Y el me decía que si, pero cuando volteaba a ver, la escena seguía ahí, mientras que yo volvía a mi posición anterior.

Noah se reía de mí.

Cuando terminamos la película, su madre entró y nos sirvió una hamburguesas que había preparado, que nos comimos en el sofá, mientras hablábamos cualquier estupidez, y de vez en cuando Noah me robaba besos.

En realidad, no sabía si éramos novios,o amigos,.. aunque preferiría la primera opción.

Cuando ya era la hora de irme Noah me acompaño hasta la puerta de mi piso.

-No sabía que tenía una novia tan miedosa- dijo cuando estuvimos frente a frente.

-Y yo no sabía que eramos Novios, que yo recuerde, nunca me lo preguntaste- le dije con una sonrisa.

-Pues... ¿Quieres ser mi Novia?-me preguntó, mirándome fijamente.

-Claro que quiero ser tu novia- dije y me besó, pero a los pocos segundos nos separamos ya que escuchamos que la puerta se abría.

-Hola-dijo mi madre con una enorme sonrisa.

-Hola sra, em bueno, yo me tengo que ir-dijo Noah mirándome.

-Ok, nos vemos-le dije yo cuando se estaba alejando.

-Así que... son ¿novios?-pregunto mi madre cuando entre a mi habitación.
-¡Mamá! Siempre metiéndote en todo- le dije, mientras le cerraba la puerta en la cara y oía como se mataba a carcajadas.

Ésta mujer no cambia más...

La Ventana de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora