Cap 10: Mayo

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Cada vez que me encontraba con Noah en la puerta del edificio o, en el colegio, trataba de esquivarlo y cuando lo escuchaba tocar la guitarra desde mi ventana, la cerraba y ponía música a todo volumen.
En el colegio ya se había corrido la voz de que Noah y yo habíamos terminado, claro que cada vez que pasaba junto a Lena por los pasillos, escuchaba como las amigas de Sofia, cuchicheaban entre ellas, aunque admitía que eso me daba rabia, trataba de no darle importancia. Lo mejor era olvidar aquella escena. Ya había pasado casi un mes desde esa tarde. Me parecía que podía lograrlo.
Con Lena ya éramos como hermanas, y con Louis me llevaba mucho mejor, hasta saliamos los tres mucho al cine, también sospechaba que Lena y Louis tenían algo,aunque no estaba muy segura, pero ellos eran muy buenos conmigo y siempre me hacían reír.

Un día en que me había pasado la mayoría de las clases distraída, mirando sin ver las evoluciones de las golondrinas, que como patinadores en el hielo se deslizaban en el cielo tan celeste, al volver del colegio, note un ambiente tenso. Mi madre lavaba los platos y Martín estaba sentado en el sofá de la sala leyendo un libro, con una pierna cruzada sobre la otra, hundido en un silencio.Prendí la tele, que si para algo sirve es para tapar esos momentos, y decidí ignorarlo. Pero durante la cena la tirantez no había disminuido y no quise disimular más.

—¿Me pueden contar que es lo que pasa?—Pregunté.

—Contáselo vos.—dijo Martín.

—Sí, supongo que es mejor que lo sepas— murmuró mamá. Apoyó el tenedor y el cuchillo sobre el plato y empezó —: Una profesora española que vive en Uruguay , me contactó con gente del instituto de Cultura del Uruguay, para dar una conferencia sobre la influencia de las novelas de Cervantes en la literatura hispanoamericana.

—¡Qué bien!—La felicité—¿Y cuál es el problema?—Agregué, sabía que había algo más ya que las miradas que se daban Martín y mamá los delataban.

—Además de que la conferencia es en Uruguay, vamos a tener que mudarnos para allá. Le dieron una oportunidad para trabajar por primera ve en Uruguay, en dos meses viajamos. —Contestó Martín. Mi corazón latía con fuerza, y para peor no sabía como reaccionar; por un lado quería chillar como una niña de dos años, ya que no quería dejar a mis dos mejores amigos aquí, aquí estaba todo lo mío, pero por el otro lado sabía que era una gran oportunidad para mamá, era su primer contacto con el ambiente académico Uruguayo, que no conocía para nada. Así que decidí que sí viajaríamos a Uruguay, mi madre se lo merecía,y mucho. Nos quedamos charlando un rato más hasta que me fui a dormir. Este día había sido muy agotador, y pensar que en dos meses me mudaría a Uruguay, a 10 mil kilómetros de Lena y de Louis, a 10 mil kilómetros de todo lo mío...

La Ventana de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora