Han pasado un par de semanas, desde que inició su vida estudiantil en Wellston high. John entabló una ¿Amistad?, Si es que se le puede llamar así a saludarse cada que se ven, con Arlo. También se ha metido en muchos problemas por estar defendiendo a niveles bajos de sus abusadores alrededor de la escuela.
Hoy es un viernes muy tranquilo a su parecer, no ha visto ninguna pelea entre los alumnos, si es que se le puede llamar así a una lucha injusta.
Una cosa que se me olvidó mencionarles es que John ha empezado una amistad con Seraphina. Fue algo difícil considerando sus puntos de vista muy distintos, pero luego de hablar con ella y conocerse más, lo acepto sin mucho problema.
Ha salido con muchas heridas de sus múltiples peleas, Seraphina siempre le regaña por eso, siendo que tiene una muy buena habilidad, ella no entiende por qué no la utiliza. Incluso si siempre le molesta que se deje lastimar, ella siempre lo acompaña a la enfermería. Sabe que ella se preocupa mucho por él y esto le reconforta.
John se dirigía a su tercera clase del día, literatura, cuanto odiaba a la profesora. La profesora era una anciana, bajita y de rostro severo. Esa señora parecía de la era de los dinosaurios, sino es que más. Era muy exigente e impaciente. Realmente la aborrece.
Ya en su salón, entró y se dirigió a paso lento a su lugar habitual. Seraphina se sentó a un lado de él y en lo que esperaban a la profesora, decidieron jugar un juego de celular.
- John, ¿Si hiciste la tarea de literatura? - Seraphina preguntó, de repente recordó, la decrepita profesora les dejo tarea, se quería morir.
- ¡Mierda! ¡La tarea! - En pánico, tomó su libreta de literatura, la abrió y... - ¿Qué había encargado que hiciéramos? - Cuestionó; olvido hacer su tarea, pero también olvidó que era.
- Pft, ¡Ajajaja! ¡Ahh! Ah-jajaja, ¡Mierda! ¡Mi estómago! ¡No puedo! - Seraphina estalló en risas. El pelinegro tan solo quería morirse, enojado le dio un ligero golpe en el hombro a la chica, esta dejo escapar un largo suspiro, ya más calmada, se reacomodo en su asiento, luciendo muy seria. Al instante se volvió a escuchar la estridente risa de la pelimorada.
- ¡Seraphina! ¡Esto es serio! Si no entrego esta tarea... ¡La vieja esa me reprobará! - Mencionó exasperado, en su expresión se mostraba su preocupación. No es cómo si le importará realmente, pero no quería que su padre le reproché por una mala calificación y más aún en esa materia. Fácil podría hacer trampa y la anciana esa no se daría cuenta, está más del otro lado que de esté.
- Bien, bien ya me calmó. Ah - suspiro - Deja te pasó la que yo hice. - Cuando John estaba por agradecerle y tomar la libreta, Seraphina alejó la libreta de sus manos. - Obviamente con una condición. - Dijo con una sonrisa altanera. - Iremos a tu casa, quiero ver a tu gato.
- ¿Eso es todo? - ladeó su cabeza confundido ¿Por qué Seraphina querría ver a su gato? No lo entiende, es un gato, es muy bonito y calmado, pero no lo comprende. - Bien, pero pásame la tarea porfa. - John le suplico al borde de las lágrimas. - Incluso puedo hacerte una sesión de fotos con el gato, pero ya dame la tarea por favor. - El pelinegro rogó por segunda vez en esa hora...
Espera, ¿Hora? - ¡Seraphina! ¡Ya pasó la hora de literatura! Eso solo significa que... ¡La vieja esa faltó! - Estaba aliviado ¡No va a reprobar! Le queda un fin de semana para hacer la tarea, eso es tener suerte.
Alto... ¿Por qué la profesora faltó? Ella nunca falta, ni siquiera cuando el frio es de -40°C.
- Seraphina... ¿Qué día es hoy? - Pregunto extrañado por la inasistencia de la maestra.
- Es XX de XX del XXXX. ¿Por? - Confundida lo cuestionó por la extraña pregunta.
- Creo que... hoy es día inhábil. - Mencionó enfadado por no haber revisado el calendario de la escuela. - Deja lo veo. - Sin más, tomó su celular y entró en su galería, busco la captura de pantalla que había tomado del calendario escolar, una vez que la encontró, buscó el día de hoy y efectivamente hoy es día inhábil. - ¡Mierda! ¡Me desperté temprano para nada!
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- Emociones -
FanfictionEl tiempo muchas veces jugara en nuestra contra, pero es nuestra voluntad de seguir la que nos hará levantarnos cada vez que estemos en nuestro peor momento. Aunque un poco de ayuda siempre es bien recibida.