Ha pasado un mes desde la salida al centro comercial de Wellston. Remi y Seraphina decidieron que tendrían que salir todos juntos más seguido, así que, desde el posterior inicio de semana todos se han estado juntando en los recesos incluyendo a Arlo, también se han reunido en clase para hacer trabajos o cuando no llegó algún profesor, esto último desafortunadamente sin Arlo, todo en palabras de John.
Lunes, como odia los lunes. Los lunes siempre son los días en que se mete en más peleas, obviamente ganando, pero aun así siempre termina más malherido. Aunque desde que es amigo de los royals, los estudiantes abusivos lo han estado evitando y es muy raro ver que le lleven la contraria. Por fortuna, los niveles bajos han sido menos acosados, aunque esto es malo para John, ya qué, los estudiantes que se encuentran más bajos en la jerarquía lo empiezan a ver como una especie de "héroe".
- Aagghh, no me quiero levantaaar. - John dijo esto mientras se estiraba en su cama. Una vez que terminó de hacerlo, se dirigió a su baño, allí se aseó y repaso todo lo que tenía de tarea y lo que ya había terminado. La tarea de física, la de química, la de lengua materna (prefiero llamarlo así), la de biología y la de álgebra.
Salió del baño con una toalla amarrada a su cintura y otra más en la cabeza, la cual estaba frotando vigorosamente contra su cabello.
Ya con su uniforme puesto se encamino a la cocina, pensando en lo que se prepararía de comer. Quizás podría hacer unos panqueques o tal vez una crepa, podría agregarle Nutella, o mejor... De repente se escuchó el sonido del timbre, confundido camino hacia la entrada y vio por la mirilla de la puerta. ¿Qué? ¿Por qué razón está aquí? ¿Qué hora es? Apenas son las 6 de la mañana. Espera... ¿Cómo sabe mi dirección? Aún más confundido abrió la puerta, no se dio cuenta de que su gato estaba a su lado.
- ¿Qué haces aquí? Arlo ¿Qué... ¡No! ¡Jack espera! - El gato salto sobre el desconocido, su dueño le había protegido, ahora él lo protegería. Poco sabía el gato que Arlo era amigo de su dueño y era totalmente ajeno al enamoramiento, que este tenía por la otra persona. Arañó, mordió, gruñó y un sin fin de cosas más, hubiera seguido atacando al rubio de no ser porque su dueño lo tomó del cuello y lo encerró en su jaula.
- Dios, lo siento mucho Arlo, Jack no suele convivir más que con Sera y Remi, no creí que fuera a ponerse tan agresivo con las demás personas. - Dijo apenado, es cierto que el gato suele ser muy tranquilo, ni siquiera ha atacado al veterinario y eso que es un extraño.
- No te preocupes, estoy bien. - De no ser por su habilidad pasiva él ya estaría lleno de heridas.
- Oh... Cierto tu habilidad pasiva ¿Verdad? - Se dio una cachetada mental por haberla olvidado. - Enserio lo lamento mucho. - Se disculpó una vez más. - Pero... ¿Por qué estás aquí? ¡Noesquememolesténinadaparecido! - Rápidamente trató de aclarar, aunque no se le entendió nada por lo rápido que hablaba. Movió sus manos mientras decía esto, su cara sonrojada y sus ojos que reflejaban su pánico, le hicieron mucha gracia, él era tan adorable a los ojos de Arlo.
- John, tranquilízate. Vine porque quería... -verte- acompañarte a la escuela. - El pelinegro ladeó la cabeza confundido -adorable- era cómo ver un cachorro muy confundido, un brillo de duda en sus ojos. - Es que... Escuché que la banda de Zeke y otros niveles altos querían emboscarte en la entrada de la escuela, sí eso. - Aclaró rápidamente para que el pelinegro no pensará que era un acosador.
- Oh... Yo... Gracias por preocuparte por mí. - Después de está corta oración, le dio una sonrisa muy brillante. Un ligero sonrojo se hizo presente en el rostro de Arlo, era taan... Brillante y lindo. A pesar de que John estaba confundido y un poco avergonzado, él sintió un pequeño calor en su pecho ¿Quién podría culparlo? La persona que te gusta, llega de repente a la puerta de tú casa porque está preocupado por ti, eso haría feliz a cualquier persona, espera... ¿La persona que te gusta enfrente de tu puerta? ¿Cómo rayos sabe dónde vives?
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- Emociones -
FanfictionEl tiempo muchas veces jugara en nuestra contra, pero es nuestra voluntad de seguir la que nos hará levantarnos cada vez que estemos en nuestro peor momento. Aunque un poco de ayuda siempre es bien recibida.