El Plan no Fue Transmigrar || YIZHAN

Capítulo 14: ¿Tenías que ser tan salvaje?

Wang Yibo tenía una visión panorámica de los hechos.

Una vez terminada la Campaña para derribar al Sol, lo que continuaba —en La novela original al menos— era la ejecución de todos los remanentes. Es decir, TODOS.

Esa fue la parte crucial en la que Wei Wuxian se encontró en un punto de inflexión que lo condenó para siempre. Wang Yibo sabía eso y por ello estaba buscando la manera de solucionarlo.

Juntos idearon el plan de enviar lejos a los inocentes, a quienes no tenían culpa de todo lo que sucedió mientras que al resto los mantuvieron encerrados en sus propias celdas en Sin Noche, incluido Meng Yao que había estado "infiltrado" y enviando información.

Ambos sabían de sobra la clase de persona que era y en lo que se convertiría. Pero ese sería un tema para después.

A Wen Qing y Wen Ning se les pidió específicamente marcharse lo más lejos posible y cambiar sus identidades. Ellos por supuesto estaban muy agradecidos y juraron devolver el favor algún día.

Aunque Xiao Zhan y Wang Yibo creyeron que eso no sería necesario ni posible.

Igualmente su buena voluntad les trajo mucha satisfacción.

Después de dos días de la partida de los justos del Clan Wen, incluido A-Yuan que estaba con su madre aún viva, Xiao Zhan y Wang Yibo anunciaron oficialmente la derrota del Clan Wen.

Hubo una gran conmoción en el mundo de la cultivación porque fueron dos jóvenes héroes de sectas prominentes quienes habían acabado con la peor amenaza del mundo secular.

Para celebrar, se organizó un gran banquete en la secta Lanling Jin. Al que todas las demás Sectas habían sido invitadas. En dicha fiesta todos comían y bebían llenos de gozo y no faltaron las habladurías y burlas sobre el Clan Qishan Wen.

Xiao Zhan estaba sentado junto a Jiang Cheng y Jiang Fenmian, algo aburrido por tanta etiqueta, hasta que sus ojos se posaron en Yibo.

Sus labios dibujaron una sonrisa casi imperceptible. Se levantó en un descuido de Jiang Cheng y fue a sentarse junto a su Didi.

—Bo-di —susurró en su oído apenas llegó para anunciarse.

El aludido se giró frenéticamente hacia él. Un rosa carmesí pálido se distinguía en sus mejillas.

—Zhan-ge, no hagas eso. Mis oídos son sensibles —se justificó con agravio.

A Xiao Zhan le pareció divertida su reacción.

—¿Desde cuándo? ¿No solías hacerme lo mismo cuando me quedaba dormido leyendo el guión? —se acercó para hablar aún más bajo —a esto se le llama karma.

—La venganza no es la respuesta —musitó tratando de no mostrar muchas expresiones.

—Didi, ¿Te parece si salimos? Muero del aburrimiento.

—Lo que daría por hacer eso, pero Lan Qiren me tiene en la mira. No quiero ser castigado — indicó mientras bebía un poco de té —debo ser el correcto y propio Hanguang-Jun.

Xiao Zhan sonrió sin reservas y dijo en voz baja.

—Me llenas de orgullo, por fortuna mi personaje es más rebelde así que si me disculpas.

Sin más, salió del gran salón sin prestar a los gritos silenciosos de Wang Yibo.

Caminó un poco por el pueblo más cercano que era bastante próspero y abundante. Comió algunos dulces y probó algunos manjares desconocidos. Se estaba divirtiendo mucho, hasta que su vista se enfocó en una silueta blanca que se alejaba.

Se podía precisar que también había salido del banquete, era Xiao Xing Chen.

Xiao Zhan sabía que tenía una relación importante con el Wei Wuxian original, pero aún así sintió que no era apropiado acercarse, por lo que pretendía dejarlo pasar de largo. Desgraciadamente, tropezó con un puesto en su débil intento de esconderse y eso llamó la atención de muchas personas.

Incluyendo Xiao Xing Chen.

Este se acercó y saludó muy respetuosamente, no porque lo reconociera de hace tiempo, sino porque lo vio en el banquete de celebración y conocía que se trataba del héroe que ayudó en la derrota de la Secta Qishan Wen.

Xiao Zhan torpemente saludó aparentando que todo estaba bien, como si no hubiese querido huir hace solo unos segundos.

—Fue un honor conocer al héroe del mundo de la cultivación, este Daozhan se despide deseando paz y dicha a sus futuras generaciones.

Xiao Zhan no sabía mucho de la etiqueta de la época, pero estuvo más o menos a la altura para responder sin sonar muy vulgar o poco culto. 

—Deseo que Daozhan Xiao Xing Zhen traiga paz a donde llegue —hizo una venia y agregó —: ¿Es posible que Daozhan me recuerde?

—Me disculpo sinceramente, ¿Podría iluminarme?

En primera instancia quería hablar de los padres del Wei Wuxian original, pero pensándolo bien. ¿Qué bien le traía? Solo abriría heridas. En su lugar dijo algo que era más como un pensamiento para sí mismo.

—Espero que encuentre a Song Lan y ambos tengan una vida feliz.

—No comprendí a qué se refiere. ¿Podría...?

—Olvídelo, solo estaba divagando.

Xiao Xing Chen sonrió amigablemente.

—Ya veo que el héroe Wei Wuxian está a la altura de su reputación. Song Lan y yo vamos a reunirnos pronto, esa es la razón por la que debo marcharme antes de hora. ¿Desea que le envíe sus saludos?

Xiao Zhan se sorprendió al inicio, no sabía que la trama de estos personajes había cambiado tanto. Pero al mismo tiempo, se sintió aliviado y agradecido.

—Eso estaría bien, les deseo una vida dichosa.

Lo vio partir y algo se movió dentro de su corazón. Fue un sensación extraña, al mismo tiempo sus ojos se nublaron por alguna razón. No era tristeza, sino una especie de nostalgia mezclada con alegría.

Ese extraño sentimiento sobrecogedor fue reemplazado de un momento a otro por uno de pánico.

Alguien lo tomó por la espalda tapándole los ojos y la boca mientras lo arrastraban hacia un callejón desolado.

El ritmo cardíaco de Xiao Zhan se disparó por los cielos y sus sentidos se agudizaron, casi podía sentir a su corazón palpitando en su garganta. Quiso luchar pero la persona que lo sostenía era más fuerte, además de que estaba en una posición ventajosa.

—Cálmate o te besaré para que te calmes.

Sonó una voz en el oído de Xiao Zhan y fue en ese momento en el que algo se activó en su cerebro. ¿No era esa voz demasiado familiar?

De inmediato pasó del pánico al enojo. De un codazo se soltó y regresó a mirar a su captor que ahora se retorcía de dolor.

—Zhan-ge, fue una broma. ¿Tenías que ser tan salvaje?