El Plan no Fue Transmigrar || YIZHAN

Capítulo 16: ¿Sientes lo mismo que yo?

Las mejillas de Xiao Zhan se sonrojaron, incluso cuando trató de pensar que aquello no era más que una de las tantas bromas de Yibo. ¿Cómo pudo decir unas palabras tan bochornosas? 

Se soltó de él y trató de esquivar su mirada para tomar algo de aire.

—Veo que has estado muy bien, sigues siendo el mismo de siempre, Bo-di.

—Zhan-ge, lo digo en serio —dijo hablando ya en tono normal —de todas formas tendremos que buscar una posada porque nos tomará varios días practicar el arco y dominarlo. La cacería nocturna será en quince días. 

—Estoy consciente de eso —le dio a Yibo una mirada más calmada.

—Claro que si Zhan-ge de verdad quiere...

—Sigue así y te buscas otro compañero de cultivo.

—¿Cultivo dual?

—¡Ah! Eres imposible.

Xiao Zhan caminó lejos, pero a pocos pasos estaba Yibo siguiéndolo de buen humor.

Ambos se instalaron en una posada bastante adecuada, aprovechando que Wang Yibo podía permitirse ese lujo.

Pese a eso, "curiosamente" sólo quedaba una habitación disponible en ese lugar, por lo que ambos tuvieron que compartirla.

Después de descansar un poco, salieron rumbo a unas montañas con bastante energía espiritual para comenzar su entrenamiento.

—Zhan-ge, espera. He caminado mucho, estoy cansado.

Xiao Zhan le dio una mirada llena de ridículo.

—Acabamos de llegar montando espadas. ¿Puedes inventar una excusa más convincente?

—¿Tengo hambre?

Xiao Zhan se detuvo y sacó de su manga espacial un bollo al vapor fresco que había comprado en el pueblo de Yiling.

Ambos se sentaron sobre unas rocas y comieron.

—Didi, ¿Qué crees que nos pasó?

—Creo que sobrevivimos, Gege.

—Hablo de nuestro mundo. ¿Esa caída no nos mató cierto? Eso no es posible.

Wang Yibo notó su estado de ánimo y se acercó más a él.

—Zhan-ge, no estoy seguro de lo que pasó. Pero sabes, estoy tranquilo mientras estés aquí conmigo.

—¿Podremos volver? Ya ha pasado tanto tiempo, me preocupa que nuestra oportunidad se haya perdido hace tiempo.

—Gege, no pienses así. Hicimos de la supervivencia nuestra prioridad pero también intentamos muchas otras cosas, si no funcionó no fue porque no lo quisiéramos.

—Bo-di, gracias —le dio una sonrisa —debería ser yo quien esté dándote ánimos. Pero tu siempre me cuidas.

—Gege, tu me das fortaleza con solo existir.

Wang Yibo nunca fue una persona a la que le gustara el contacto físico, pero Xiao Zhan nunca supo eso porque desde que se volvieron cercanos, su didi fue muy entusiasta.

Se acercó a Xiao Zhan y lo rodeó con sus brazos. Enterró su cabeza en la hendidura de su cuello, su aroma inundó sus fosas nasales. Xiao Zhan no rechazó el abrazo y poco a poco lo correspondió.

Wang Yibo sabía que su Gege consideraba como bromas a sus débiles intentos por confesarse. Así, que decidió hacer algo un poco más arriesgado.

Subió lentamente su rostro mientras rozaba la piel de su cuello hasta llegar a su mejilla donde depósito un beso. Luego habló en su oído.

—Si Gege está conmigo, lo tengo todo.

Con una mano sostuvo delicadamente su rostro al tiempo que comenzó a depositar suaves besos en su frente, sus mejillas, su nariz.

Bajó un poco y pese a los nervios que hacían latir desbocado a su corazón, se arriesgó a besar la comisura de sus labios.

Xiao Zhan cerró inconscientemente los ojos. En su interior, latía un corazón igual de alborotado, igual de enamorado.

Solía esconderse tras una máscara cada vez que rechazaba las bromas de Yibo, porque en fondo siempre había un temor latente de que fueran solo eso, bromas.

Sin embargo, el velo que cubría su inseguridad poco a poco se fue cayendo.

Los sentimientos son difíciles de ocultar, sobre todo cuando son intensos.

Xiao Zhan levantó su mano y acarició la suave piel del rostro de Yibo y lo acercó hasta juntar sus labios. Sentía el latido de su corazón tan fuerte, el aire fresco soplando ligeramente a su alrededor, las aves entonando cantos alegres, la corriente del agua cayendo despiadadamente y la boca de Yibo devorándolo entero.

La humedad de su boca fue asaltada sin reservas. Este sentimiento comenzó a aturdirlo de tal manera que todos sus sentidos solo se enfocaron en Yibo. Incluso si hubiese un terremoto, seguramente no le hubiera prestado atención. 

Yibo mordió su labio inferior con suavidad haciendo que abriera la boca, lamió tanto como quiso hasta robarle el aliento. Fue como tantas veces fantaseó, fue más dulce que la miel y más apasionado que la pasión misma. Ninguno contó el tiempo, solo recobraron el sentido cuando el aire no fue suficiente. Así, se dieron cuenta de que no solo sus labios se habían entrelazado, también sus brazos y sus almas. 

—Zhan-ge... —susurró sobre su boca que aún permanecía a escasos centímetros —¿Sientes lo mismo que yo? Dime que lo sientes también.

Besó nuevamente sus labios, buscando una confirmación en los hechos más que en las palabras. Xiao Zhan abrió su boca para darle cabida, entregándose al fuego intenso.

—Didi —susurró apenas en un hilo de voz —te quiero tanto.

Poco a poco ambos se fueron pegando más y más. La temperatura que originalmente era fresca subió de repente. 

—Gege, te adoro.

—Bo-di, espera —puso sus brazos sobre los hombros del otro —debemos entrenar ¿Recuerdas?

Más que un recordatorio, fue una medida de escape. Amaba ese fuego que ardía entre los dos, pero no estaba seguro de lo que pasaría si se dejara quemar justo ahora. ¿Cómo cambiarían las cosas?

—Esta bien —dijo Yibo un poco más compuesto que antes —vamos a entrenar, por ahora.

Xiao Zhan entendió a qué se refería con esa última frase. Supo que las cosas entre ellos jamás serían igual que antes, fue una extraña sensación de adrenalina y nerviosismo. 

Practicaron el arco tanto como les fue posible, ninguno de los dos se concentró al cien por ciento, pero dieron todo de sí mismos. Lograron dominar las técnicas básicas del arco y cómo disparar las flechas. Lo que quedaba era ganar una buena puntería con la ayuda de la energía espiritual.

Después de una larga jornada, ambos regresaron a la posada para descansar y recuperar fuerzas.

Al menos esos eran los planes de Xiao Zhan.