Estoy en el palco junto a mis hijos viendo a mí esposo jugar, Oscar Romero, juega en boca juniors, titular para ser exactos en primera división.
Mi hijo mayor, thiago romero, tiene 10 años y es fanático de su padre. tiene su camiseta, un cuadro con su camiseta y una foto de ellos dos y me obligó a ponerme de fondo de pantalla a el, su hermano y su querido padre.
En cambio mí hijo Ciro, mí hijo de apenas 4 años, todavía no entiende mucho pero está seguro que es fan de boca y de su padre, ama verlo jugar aunque no es fan número uno del fútbol.
No sé lo tomen a mal, Thiago al ser grande si suela con jugar el la primera de boca, en cambio Ciro es chiquito todavía pero eso no le quita la ilusión de ser como su padre.
No solo como jugador, si no como persona.
El partido iba bien, 0-0, nada en especial.
En el segundo tiempo mís hijos se fueron a jugar con la hija de Alan Varela, padrino de Ciro a elección de Oscar.
Mis hijos vinieron justo cuando su padre tenía la pelota y reventó el arco de un golazo, lo gritamos y festejamos, el vino corriendo hacia el lugar más cerca de la cancha donde estábamos nosotros viéndolo.
Nos apunto y hizo un corazón con sus manos y nos tiró un beso, mis hijos gritaron un "te amamos papi, sos el mejor!", Juraba que el no lo escucho pero todos escuchamos el "Yo los amo más mís romeritos!", Que provenía de Oscar.
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Puedo jurar que mis hijos son los más fans de su padre.
Tanto así que Oscar y los de boca mandaron a hacer un álbum exclusivo para los hijos del club donde estaba la reserva, con figuritas de los jugadores, primera con sus figuritas y el cuerpo técnico.
