Capitulo 29;

18 5 0
                                    

-----------------------~~~~~~~~~---------------------
Andrómeda
-----------------------~~~~~~~~~---------------------

Sentí por varios momentos que el pecho se me vaciaba, hasta que un fuerte peso cayó en el.
Deimos estaba a mi lado agarrándome con todas sus fuerzas, tenía la cara desencajada, como si el miedo se hubiese invadido de el igualmente.
Mire a mi lado, Hera estaba pálida, varias gotas de la sangre que Icar había escupido nos había caído en la cara, pero sobretodo a ella.

Tenía la cara llena de dorado, la sangre de Icar. Alejo estaba que parecía querer morirse, otra vez.
Cuando mi cuerpo reacciono se apartó de Deimos a toda prisa.

—¡¿Porque demonios no me has dejado ir!?, ¡Joder Deimos, vamos tenemos que ir a por el!— Deimos me seguía mirando, tenía la cara descompuesta.

— Andrómeda, no podías hacer nada. Te hubiese atravesado a ti también. ¡Y te hubiesen llevado!— me grito Deimos en la cara, cuando porfin recobre el sentido total de mi cuerpo, me fijé en los ojos de Deimos; totalmente naranjas, parecían no tener un ápice de piedad en ellos.

—Icar, es ha Icar a quien quieren, no me has dejado subir, ¿¡Quién te crees que eres para impedirme a mi nada?!, ¡Tienen a mi Icar y sabrán los dioses que le van a hacer!— estaba a nada de darle de hostias 

Fhobos se puso entremedio de nosotros, puso una mano en mi pecho empujándome, a Deimos igualmente lo mando a volar, y a mí igual pero a mí si me agarraron.
—¿Sois conscientes que contra más peleeis más tiempo perderemos y más tiempo estará Icar allí con ellos?— su cara me decía mil cosas a la vez. Parecía querer llorar, querer darle un fuerte golpe a Deimos.

La rabia contenida era demasiada, podía notar que mi ojo empezaba a temblar. No habíamos pensado mucho el plan, solo estábamos siguiendo el rastro que plumas y sangre que Icar había dejado, no podía concentrarme en rastrear el alma de Hefesto o Icar, Natos se encargaba de eso. Era de noche por lo que podíamos ir como quisiésemos que nadie nos vería.

Fhobos estaba detrás de mi impulsandose con convulsión ígnea. Deimos estaba con algún tipo de hechizo que Natos hubiese echo, sinceramente me daba igual.
Si tan solo me hubiese dejado subir, la imagen de Icar siendo apuñalado me atormentaba cada vez que parpadeaba.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Estaba bajando tan tranquilo, ¡Como si no tuviésemos cosas que hacer!
Antes de que pudiese esperarmelo, una sombra apareció detrás de él, dicha sombra empuñaba un arma.

—¡Íkaro!— grito Hera.

—¡Icar!, ¡Esta detrás tuyo!— grite yo dejándome la garganta. Envolví mis sombras para alzarme, cuando estaba apunto de salir volando, Deimos me agarró de las caderas.

Estaba golpeándole, intentando que las sombras serpenteantes llegasen a el y pudiesen salvarlo.  Su sangre empezó a caerme encima, no podía dejarlo así. No queria que me lo quitasen, el poco movimiento que tenía era el suficiente para poder mover los dedos y controlar las sombras.

La rabia extallaba en mi pecho"

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Y aún extallaba en mi pecho. De reojo miraba a Deimos el cual estaba siendo ignorado por Fhobos, María y yo misma. La única que realmente le dirigía la palabra para algo era Hera.

Natos miraba por donde iban mis hilos de sombras y analizaba el rastro de energía.
Llevábamos casi dos horas buscando, podía llegar a sentir la energía de Icar, intentaba cerrar los ojos y verlo de nuevo. En ningún momento en mi vida me había sentido de esta manera, ni cuando Deimos y yo nos peleamos, ni cuando mamá se va del Inframundo, sentía el pecho vacío, excesivamente vacío.

Necesitaba verlo, saber que estaba bien. Por orden de Fhobos nos sentamos. Estabamos a horas de que amaneciese. Tenía rabia en mi, trenta minutos y volveríamos a buscarlo.

Deimos se me acerco y me miró, pero no decía nada. Agarró mi mano, me dio un escalofrío, creo que el llegó a sentirlo. Pero no me soltó.
—Andy, no quería que se llevarán a Icar— dijo mirándome a los ojos.

Le mire a los ojos y me lo encontré, la tierna mirada que no veía hace años. Esos ojos cariñosos y amables seguian hay, pero no le creía. Mejor dicho, no quería creerle, los únicos ojos de los que me creería en ese momento sería los de Fhobos o los de mi padre.

Padre, me encantaría estar con él en este momento, quiero estar con el. Encontrar a Icar, e irme a casa con el y Fhobos.

—Icar no es de mi santa devoción, pero no es que quisiera que lo atravesarán como a un pincho moruno ¿vale?.

Me levante y le mire;
"Creele por una última vez"


















Dos más y me voy queridos :(

Espero que os haya gustado votad comentad eso me hace feliz

Lady Shadow II: El retorno del caidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora