Capitulo 24:

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  Andromeda
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Estaba al borde del colapso, desesperación, cólera y todos los sinónimos de estar echa mierda mentalmente, si eso era.
El mero echo de que el malparido de Zeus se escapase con la perra mala de Maia me estaba repateando mucho.

La cabeza me empezaba a dar tumbos, puede ser que fuese por el cigarro de Deimos, o porque verdaderamente necesitaba descansar.

Pero después de la bronca que nos Fhobos y sobre todo a Deimos.
Aunque después de un largo rato se calmó, a los pocos minutos nos pusimos a pensar.

—Necesitamos un plan, ¡Ya!— dijo Deimos.
Le mire de reojo y suspiré;
—Waow Deimos no me había dado cuenta de que necesitabamos un plan urgentemente — le dije en griego.

El me miro y sonrió sarcástico;
—¿Porque en vez de juzgar cada palabra que sale de mi boca no ayudas?
Creo recordad que Zeus se ha escapado con Maia porque tú estabas ocupada chupandole las caries a Icar — me sonroje en ese instante.

No de vergüenza, si no de ira.
Lo iba a matar.
—Si, le estaba chupando las caries a Icar, también merezco descansos sabes, no puedo ocuparme de todo yo porque tú seas un inútil — el abrió los ojos y miró a Icar con la intención de levantarse.

—Le haces algo y al que voy a matar no es a Zeus si no a ti, pensaba que ya habías madurado— el me miró receloso.
—¿Crees que no he escuchado la conversación?, No es que habléis muy bajo, ¡Estáis huecos!— Icar y María nos miraban fijamente sin entender, Fhobos estaba apunto de darse un cabezazo con el pilar de metal.

—¡Ah por el amor de mi madre!, ¿Soys mocosos o que?, ¡Estamos en una situación sería dejad de pelearos!— Deimos le miro y molesto contesto.

—¡Deja de defenderla por una vez en ti vida!, ¡Soy tu hermano!— los ojos de Fhobos se oscurecieron.

—Deimos, sabes que aunque seas el rey del universo me va a preferír a mi— murmure yo.
El me lanzo una fuerte mirada, ¿Dolor? Si, ¿Celos?, También.
Se dirigió a mi molesto quedando casi al borde de roce de narices. Icar se levantó y le apuntó con la daga que tenía en la mano.

Sus ojos ambarinos se cruzaban con los dorados de Icar. Paso sus ojos a los míos y sonrió socarronamente;
—Vaya, vaya. La niña ha crecido tanto que hasta me planta cara sin llorar—
Golpe bajo, lo admito.

—En realidad sigo siendo esa niña, a la que le rompiste el corazón de la forma más humillante posible, solo que la niña a aprendido a afrontar ese trauma. Se te da bien tu don de traumar a gente eh—

Me agarró del cuello, me esperaba esa acción. Deimos no es el tipo de persona al que le guste que le contesten.
Su fría mano rodeo mi cuello con "fuerza", se cortaría las manos antes de hacerme daño físico a propósito.

—Andrómeda, estás cruzando la línea— sonreí, por el brillo en sus ojos pude nota que fue una sádica sonrisa.

—¿Y que va a ocurrir su la cruzó del todo?— a escasos centímetros de mi cara estaba, su respiracion era fría como su mano.

—Lo sabes, perfectamente ademas. Ahora, dile a la rubia que deje la daga en su sitio, al final va a afeitarme— me soltó con una sonrisa suficiente.

Ah por los dioses del infierno, este era el Deimos que alguna vez me enamoré.
Agarre la mano de Icar y la empezo a conducir a mi cara para ver si estaba bien.

—No me ha echo nada rubio— el sonrió y suspiro respirando con dificultad.

Ambos eran tan diferentes , adoraba con todo mi ser la inocencia de Icar, esa manera de ser tan dulce dentro de lo que cabía, esa poca picardía que tenía en los ojos y ese perdido sentido del miedo o peligro

Por su parte Deimos, ese sadismo, y escasa inocencia. Sus pocos actos de cariño y la maldad en sus ojos, el si que no tenía ni sentido del miedo ni del peligro. Desde que lo conocía, esas cosas no existían en su organismo.

Fhobos me miraba con una sonrisa sádica, vi que a María le dio un breve escalofrío al verlo.
—Fhobos, recuerda. No está acostumbrada a tus sonrisas de lunático— dijo Icar con las manos en mi cintura mientras me seguía inspeccionado.

—¡¿Podrían dejar de hablar griego?!, ¡La puta que los parió, si de por si dan miedo imagínense hablado eso!— sonreí de lado agarrando las manos de Icar.

—Perdon María, habeces necesitamos sacar a nuestros verdaderos yo— dijo Deimos mientras me seguía mirando como a su codiciada presa.

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Espero que os haya gustado votad comentad eso me hace feliz<33

Lady Shadow II: El retorno del caidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora