Capítulo 8:

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                          Andrómeda
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De milagro habían llegado. Di dos pasos hasta Fhobos, el sonriendo intento dar un paso hacia mi, pero el cansancio pudo con el y se cayó en mis brazos.

Lo abrace y sonreí haciendo el esfuerzo de agarrarlo;
—Te tengo amigo mío. — escuche su risa en mi cuello adentrándome con el en la casa de Hebe, la cual al vernos me lo quito de los brazos y me regaño por cargarlo.

Saludo a los demás y vio a las mortales y su sonrisa desapareció.
M

iró a Deimos y el suspiro molesto. Temiendo que le echaran la bronca de nuevo.

—Despues hablaré con vosotros — su mirada paso a las mortales y sonrió.

—Sentaos queridas aquí estáis seguras no tengáis miedo— la castaña se sentó pero la pelirroja le miro incrédula.

—¿Vos me estás cargando?, ¿Que mierda pasa acá boluda?— dijo asustada casi gritando.

—Callate y no grites, no estás en tu casa mortal— dije yo mirandola de arriba a abajo. Ella me miró y se asustó.

—¡¿Que no grite?!,¡¿Quién sos vos para decirme a mi que no grite?!, ¡Tengo todo el derecho a gritar!— me grito acercándose a mi.

Sonreí falsamente ocultando mi ira intentando mantener la calma. Icar me rogaba con la mirada que me estuviese quieta, y la castaña estaba en el sofá tapándose la cara con vergüenza.

—¿Quien soy yo? Andrómeda Morten— me interrumpió antes de terminar y la mano de la muchacha empezó a moverse con soltura por el aire.

—¡Pues escúchame una cosa Andrómeda!, ¡Vos no sos nadie para venir a decirme a mi que me calle! ¿Sabes quién es mi padre?— la risa le pudo a Fhobos y la pelirroja le miro

—¿Que es de lo que se ríe el sorete este, ah?— el levantó las manos sonriendo de manera socarrona.

—Vaya, ¿que no soy nadie?— cuestione yo, a lo que ella asintio.

—Si no sos nadie, nada importante. Yo soy Maia Acosta Mónaco, la hija mayor del empresario de turismo Sergio Acosta.— dijo con soberbia y prepotencia.

Eso reventó el único hilo de paciencia que tenía, la agarre del cuello estampando la en la pared con fuerza.

—¿Quien soy yo?, ¿¡Quien soy yo?!, ¡SOY LA DUEÑA DE TODAS LAS ALMAS DEL INFRAMUNDO Y LA TIERRA EN SI! ¡HASTA LA DUEÑA DE TU ALMA SOY, LA PUTA PRINCESA DEL INFRAMUNDO Y LA DIOSA DE LA MUERTE Y LA VIDA ENTRE MAS COSAS!— le grite mientas ella intentaba patalear.

— ¡Andrómeda!, ¡Bajala porfavor! ¡Se que es una bocona perdonala!— le mire de reojo y después me giré a la pelirroja la cual ya se estaba poniendo morada.

—Soy la única hija de Hades y Persefone, la dueña de todas las riquezas con las que puedes soñar. No quieras ser más que yo sucia mortal— la tiré al suelo, me giré y me acerque a su hermana.

—Agradece que me caes bien, si no tu hermanita estaría en camino a conocer las fauces del tártaro.— ella asintio y paso la mirada a su hermana.

Por un momento pensé que podría llegar a matar a su hermana con la mirada de tan mal que la miró.

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Lady Shadow II: El retorno del caidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora