Capitulo 27

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Lionel despierta con los rayos del sol golpeándolo en la cara. Extremidades enredadas bajo las sábanas y la respiración calma de su amor choca en su pecho. Rulos que le hacen cosquillas en la barbilla, labios resecos y piel caliente.
Lionel piensa que morir así, sería morir de amor y de felicidad. Algún día su corazón no va a soportar tanto cariño.

Está cansado de querer parar el tiempo cada vez que está con Pablo. Ese querer nace más del miedo de perderlo otra vez. Siente que cada momento que pasan juntos es efímero y en cierto modo, lo es. Siente que este mismo instante ya está en el pasado, solo pasaron dos segundo desde que miro esos ojos cerrados y ya los extraña. Extraña algo que todavía no perdió porque sabe que en unas horas no lo va a tener.

Suspira pensando en que su vida ahora es así:
Extrañando el último beso de despedida mientras espera el próximo de bienvenida.

Es por esa misma razón que se le es tan dificil separarse de ese cuerpo desnudo junto a él. Lo mira y mira a la más bella obra de arte, el chico más lindo del mundo. El chico más fuerte y hermoso. Lo admira como ningún otro, en todos los aspectos posibles. Está seguro que los años pueden pasar y para Lionel, Pablo seguirá siendo el chico más precioso que conoció.

Lentamente se desenreda del abrazo, agarra unos shorts deportivos que encontró en un cajón y se dirige a la cocina para hacer el desayuno. Pablo sigue durmiendo, por lo que pone las tostadas y queso en una bandeja y pasa el agua caliente a un termo.
Lo apoya en la mesa de luz y comienza a acariciar el cabello de Pablo, quien se deshace ante el tacto.
Cuando Lionel ve que una sonrisa se asoma en el rostro, comienza a darle besitos por toda su cara, evitando sus labios.

Besa su nariz, su frente, su mandíbula, su cachete y ojos. "Tenes que despertarte dormilón, te hice el desayuno"

"Dame cinco minutos más" Escucha decir a Pablo ahogado en la almohada. Lionel ríe porque sabe que lo hace solo para molestarlo. Comienza a dar los pequeños besitos más rápidos y fugaces, causándole cosquillas al más bajo "¡Lio! ¡Para! ¡Déjame dormir!" Dice Pablo tratando de escapar de esas manos que lo hacen quebrar a carcajadas y de esos besos que lo enloquecen por dentro.

"Nada de dormir, se enfría el agua"

Entre mates sobre la cama y charla indistinta, Pablo pregunta lo que tanto rondaba en su cabeza, el elefante en la habitación.

"¿Y esa morocha de la revista?"

La pregunta lo toma por sorpresa a Lionel, Pablo no deja pasar por alto este detalle.

"¿Tu novia? ¿Tu amiguita? ¿Tu-..." Pablo es cortado por el propio Lionel.

"Es una chica a la que acerque a su casa después de la fiesta. No pasó nada, nisiquiera me acuerdo de su nombre"

Pablo lo mira con recelo "No te pongas celoso, mi amor" Lionel lo atrae a él para besarlo en los labios y masajear sus brazos "Vos sos el único que me vuelve loco..."

"Si, pero estuviste con otras cuando yo no estaba ¿No?"

Lionel suspira, no se esperaba estar charlando de esto tan temprano. No después de tener el mejor sexo de reencuentro de su vida, no después de volver a ver a su amor y besarlo hasta cansarse.

"Si, sexualmente. Y la verdad ni se para qué, si cada vez que cerraba los ojos te imaginaba a vos"

Tal vez Pablo es demasiado bueno, o tal vez es igual de malo que Lionel, pero que haya sido sincero con el, le despeja cualquier duda. Le toca a el decir la verdad.

"Lionel... yo también-"

"No me importa. No lo digas, no quiero saberlo. No habíamos hablado de esto antes de separarnos porque no estaba en nuestros planes algún día dejar de vernos. Pero pasó, y no por eso íbamos a privarnos de cierta...diversión." Lionel toma aire "Eso no quiere decir que odio la idea de alguien más tocándote. Mejor no me cuentes ni me digas nada"

Mi vecinito [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora