Capitulo 9

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[...] "No, te venís conmigo. Hoy te llevo"

Aimar ríe "No pienso clavarme otra vez los caños de tu bici en el culo.". Empieza a levantarse de las gradas y Scaloni lo ayuda abrazandolo por la cintura, Pablo se resiste y desesperado trata de zafarse de su agarre "No necesito tu ayuda Lionel, gracias".

"Qué terco que sos por dios". Lionel lo aprieta mas contra él para que no se aleje de su agarre "Ando con el auto de mi vieja asi que tu culo no la va a pasar mal". Aimar casi larga una carcajada por la ultima frase de Lionel, pero no dice nada para no mandarse al frente. Ahora no le quedan excusas para desatimar la propuesta, por lo que acepta a regañadientes volver a su casa con él. De cualquier forma, Pablo logra zafarse del agarre de Lionel y los dos caminan hacia el auto en silencio.

Lionel abre su puerta y se acomoda en el asiento del conductor para poder abrir la puerta del acompañante desde adentro. Pablo lo espera del otro lado, lo ve recostarse hacia la derecha y estirar su brazo hasta la manija, se deleita con la imagen.

"Subite nomas morocho".

"Das verguenza ajena". Pablo sube al vehiculo y cierra la puerta detras de el.

El viaje es silencioso y corto. Aimar no sabe dónde meterse, a donde mirar, donde poner las manos, qué decir. Decide bajar un poco el vidrio porque se estaba sofocando y el viento lo golpea en la cara. Le da una mirada furtiva a Scaloni, que sujetaba el volante con ambas manos. Lo ve hacer un rebaje al final de la esquina para doblar, llevando su mano derecha a la palanca de cambios y su izquierda se encarga de dar medio giro al volante. Sus mejillas se encienden. Últimamente se dio cuenta que no importa qué esté haciendo Lionel, sus ojos lo van a encontrar totalmente cautivador.

Finalmente Scaloni detiene el auto en frente de sus casas, pero ninguno de los dos hace el amague de bajar.

"¿Donde anda tu vieja que le agarraste el auto?". Pregunta Aimar para romper el silencio ensordecedor que no lo dejaba en paz. Se gira un poco a la izquierda para conectar con Scaloni y poder charlar.

"Es el aniversario de casada y con mi viejo se fueron dos dias a la costa."

"Ah..." Aimar sentía que estaba remando en dulce de leche, no sabía que más decir. "Tenes casa sola entonces". Pablo quiere matarse al pronunciar esas palabras, cavó su propia tumba.

Scaloni ríe y lo mira. El que no arriesga no gana dice para si mismo "Si, la verdad es medio aburrido estar solo"

El calor sube a las mejillas de Aimar "Sos el menos disimulado vos, eh". Ambos ríen de nerviosismo, porque ninguno está negando la propuesta del otro. "Si tenes unas Don Satur capaz te haga compañía, sino olvidate". Aimar desvía su mirada para que Scaloni no vea el color rosado que cubre su cara. Lionel agradece que Pablo no lo esté mirando porque esconder la sonrisa que se le dibuja en el rostro es imposible.

"Justo tengo de esas. ¿Que decís si nos giramos unos mates?"

Así es como Pablo termina dentro de la casa de Lionel. Recorre con la mirada las habitaciones y distintos retratos de la familia distribuidos por la casa. Encuentra un Lionel bebé de no más de 1 año y sonríe mirando su cara suave y redonda, llena de amor. "Eras horrible de bebé"

"Dejá de mentir, era el bebé más lindo de toda la sala de partos". Le contesta Lionel mientras pone a calentar la pava.

"Cómo eran los otros bebés entonces..."

Aimar se acerca a la cocina y chusmea. Abre la heladera, luego las alacenas. Se fija qué hay en los cajones y tuppers testeando la paciencia de Lionel. Esta era muy poca porque a la quinta alacena abierta Lionel lo mira totalmente confundido.

Mi vecinito [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora