Capítulo 4

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[...] "¿Que querías?, ¿Que te agarre del culo como lo hice con ella?" Scaloni posa una mano sobre los gluteos de Aimar. Se acerca tanto a la cara del otro que sus frentes chocan "¿Que te muerda los labios hasta que sangren, como a ella?" "¿Tan celoso estás que no aguantabas mirarme como la agarra-" . Aimar lo calla posando una mano en el cuello del otro, con fines de cortarle la respiracion. Scaloni abre los ojos sorprendido, y lucha por respirar. Piensa que Aimar lo va a estampar contra el vidrio, y que su noche terminaría en el hospital. Que esta vez fue muy lejos, y aunque los dos estén borrachos, Scaloni concluye que Aimar siente en sus venas calentura de ira, mientras que a Lionel le recorre otro tipo de calentura por el cuerpo.

"Cerra el orto de una vez". Y es finalmente Aimar quien acaba con el espacio entre los dos.

Sus labios chocan con demasiada fuerza, impulsada de enojo pero también de ganas. Pablo nunca suelta el agarre que su mano tiene del cuello de Lionel, y este último utiliza su mano libre para tirar del cabello del más bajo. Aimar suelta un gemido entre dolor y placer y Lionel al escucharlo solo lo acerca más a él, si es todavía posible.
Los besos son descuidados, fuertes y mojados. Lenguas de por medio danzan mientras las mordidas se dejan aparecer. Es bruto, impulsivo y hasta vulgar. Como siempre fueron ellos dos.

Lionel baja sus dos manos a los glúteos de Aimar y los apreta. El cuerpo de Pablo lo traiciona e instintivamente se balancea hacia adelante buscando más contacto. Scaloni rompe el beso "Mirá lo desesperado que estás" Le susurra al oído. Baja lentamente por la mandíbula de Aimar dejando besos, hasta llegar al cuello, donde se especializa en dejar marcas que nadie más ha podido dejar.
Aimar trata de no darle a Lionel lo que él quiere, por lo que muerde sus labios ya maltratados para suprimir sus gemidos. Pero por primera vez en toda su vida, los dos quieren lo mismo. Los dos desean lo mismo, y Pablo no puede dejar de jadear por las sensaciones que Lionel le hace sentir.

Scaloni sostiene a Aimar de los muslos y lo levanta para darse vuelta y dejarlo sentado en la encimera del baño. Continúan besándose, Lionel acariciando sus muslos de arriba a abajo, acercándose cada vez más a su entrepierna. Pablo siente su bermuda demasiada apretada, y piensa que los pantalones que Lionel trae puestos ya son innecesarios.

"¿Y?" "¿Para cuando hijo de puta?". Le dice Pablo entre respiraciones entrecortadas, dándole a entender a Scaloni que está calentando el agua pero no sirviendo los mates.

"¿Qué querés?". Le pregunta Scaloni haciéndose el desentendido. Sube su mano aún más cerca del bulto de Aimar, rozándolo.

"No te hagas el estu- ". Aimar fue cortado por el gemido que no logró contener al sentir repentinamente la mano de Scaloni sobre su longitud, acariciandolo. No aguantaba más, necesitaba que Lionel le sacara toda la ropa y le diera lo que tanto anhelaba.

"¿Cómo? No te escuché".

Aimar no iba a ceder tan fácilmente ante él

"Dejá lo hago yo". Pablo empezó a dirigir su mano hacia su entrepierna, pero no lo logró. Scaloni sujeto sus dos manos y las sostuvo por encima de él.

"Ni se te ocurra Pablito"

Aimar estaba tan estimulado y necesitaba tanto que la atención de Scaloni se centrara ahí que ya no le importaba suplicarle a Lionel, si eso significaba que lo tocara. Puteo por lo bajo, nunca imagino que iba a estar pronunciando estas palabras, y menos ante su vecino de toda la vida. Pero ya no podía más.

"Te necesito Lionel, por favor"

Lionel sonríe victorioso, lo prende tanto que Pablo le esté suplicando por su tacto.

Mi vecinito [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora