Capitulo 25

947 122 45
                                    




Habían pasado cuatro años desde que Lionel y Pablo no se veían. Las cartas eran cada vez menos, ambos desbordaban de responsabilidades y lentamente tejían su vida sin el otro. No se habían olvidado, pero cada vez era más difícil mantener el contacto vivo.

Muchas veces Pablo le mandaba fotos de cuando se reencontraba con Riquelme y Samuel. Le contaba de su día y cerraba la carta con el cotidiano te extraño.

Lionel le contaba de sus paseos por España y de sus compañeros de equipo, firmando con un te amo.

Ninguno de los dos mencionaba en sus cartas las noches de festejo en bares, o cuando sus compañeros entraban chicas a la habitación. Cuando el alcohol era demasiado y las mujeres excitantes.

Cada toque era vacío, sin sentimiento, pero de cualquier manera no querían que el otro lo sepa. Vergüenza, tal vez.
Culpa.

Sobretodo cuando en los diarios sale un Lionel manejando su auto negro de madrugada junto a una morocha que se tapaba de las cámaras.

Pablo, sentado en la mesa de la cocina, leyendo el diario y el texto que acompaña a la noticia, no sabe cómo sentirse. ¿Está enojado? ¿Decepcionado? ¿Ya sabía que esto iba a pasar?

Quiere con todas sus ganas estar enojado, y un poco lo está. ¿Pero con qué criterio el puede reprocharle algo a Lionel si el también se acostó con otras?. Solo que nunca fue publico, nunca fue nada serio y eran cosas de una sola noche.

Arroja el diario con fuerza hacia el otro extremo de la habitación.

Es en ese instante en donde su celular suena y apreta la tecla derecha para contestar. "¿Si?"

"¡Hola pablito! Abrime que estoy afuera" La voz de Román suena a través del teléfono.

"Yendo"

Va hacia la puerta cruzando la sala y pasando por el diario tirado en medio del pasillo. Recibe a Román con un abrazo y lo invita a pasar. Este no pasa por desapercibido los papeles arrojados en el suelo.

"Te tomaste muy bien la noticia por suerte..."

Pablo se deja caer en la silla y resopla "No puedo hacer nada Roman, nisiquiera enojarme. ¿De qué me sirve si está a cientos de kilometros? Solo puedo quedarme así, sentado como estoy ahora"

"Viendo como una morocha se lleva a tu hombre?" Riquelme se apropia del mate y se ceba uno.

"No tires mas leña al fuego, ahí voy hasta España y lo agarro de las mechas ¿Eso queres escuchar?"

Riquelme le pasa un mate "No te estoy diciendo eso, ¿No te duele ni un poco Pablo? ¿Ya no sentis nada?"

El nombrado se queda callado. Por supuesto que todavía siente algo... ¿Sino por qué abría arrojado el diario con furia? ¿Por qué quería agarrar a esa morocha y decirle que saque sus manos, que ese chico es suyo?

Pero no es de el, ya no más. Su chico es de un club de Europa, no de sus barrios. Su chico es de todos los fans. Su chico es temporalmente de las mujeres que lo tocan y besan. Y el solo puede sentarse y decir que algún día el también lo tuvo.

Lo tuvo en sus brazos, en su cuadra, en su club, en su escuela...
Lo tuvo de su lado de la cama y de la cancha.

Lo tuvo como todos los deseaban. Y ahora solo lo tiene en sus pensamientos.

"Si, me duele. ¿Pero que hago con estos pedacitos de corazón en mis manos?"

Pablo se cubre el rostro con su mano inútilmente para que Roman no mire sus lágrimas caer.

Mi vecinito [ScalonixAimar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora