◇Dangerous Rhombus◇

CAPITULO XII

♦️“No eran amantes, no eran novios y tal vez no eran amigos. Pero siempre fueron el uno para el otro.”
___Mario Benedetti♦️

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   Como si de mi casa se tratase me di una ducha. Rebusque en su armario y tras decidir me puse una de sus sudaderas gris. Me tumbe en la cama y empecé a testear con Leonard.

   Ya era de noche así que deduje que el problemilla era bien grave para tenerlo toda la tarde allí.

   Tras plantearme un momento decido pararme e ir a asaltar el refrigerador en busca de algo para comer.

Me incorporo y bajo descalza las escaleras.

   Tras rebuscar me decido por prepararme un sándwich con queso, jamón y una tortilla de huevo.

   Mientras lo hago prendo el reproductor de música de mi celular y lo coloco en aleatorio. Empieza a tararear y bailar al son de las notas musicales a la vez que preparó mi aperitivo.

   Di un respingo en mi lugar cuando sentí que una brazos me envolvían a mi espalda, gire sobre mi hombro y vi al ojitos azules que me condena a mi perdición.

   Me planta un beso en la boca mientras me gira para estar frente a frente.

   Coloco una mano en su hombro y con el otro le aprisiono el cabello atrayéndolo más a mí para profundizar el beso.

   Nos separamos un poco. Aún me tiene envuelta en sus brazos pegada a su pecho. Tengo que inclinar la cabeza hacia atrás para poder verle mejor.

— ¿Está todo bien? –Pregunto liberándome de él y volviendo mi atención al sándwich sin terminar.

—Nada que no tenga solución. –Dice inclinándose sobre mí hombro para ver que preparo.

—Visto que no llegabas me he preparado algo de comer.
–Me justifico dirigiéndome al comedor.

   No me detengo a ver si me sigue porque es claro que no hará.

   Me siento y empiezo a engullir el sándwich mientras veo que él abre el refrigerador y sirve un vaso de jugo. Regresa conmigo y me lo ofrece.

— Gracias –Murmuró con la boca llena. Le doy un sorbo y lo dejo sobre la mesa.

—Veo que te has puesto cómoda –Señala la sudadera.

   Asiento sonriendo como un angelito. El solo niega con la cabeza divertido.

— Has tomado mucha confianza en tan pocas horas.
–Dice cruzándose de brazos.

   Me limito a encogerme de hombros y seguir comiendo.

— La verdad es que me queda mucho mejor a mí de lo que te queda a ti. –Enfatizó con arrogancia.

   El me repara descaradamente sin disimulo alguno. Deja su vista un poco más de la debida en mis muslos, donde no alcanza a cubrir la sudadera.

    Luego vuelve su vista a mí y me sonríe coquetamente.

— Ujum. Efectivamente, se te ve mucho mejor a ti.

   Seguimos charlando de temas banales hasta que termino de comer. Me dirijo al lavabo y tras limpiar nos dirigimos a la sala.

   Reparo el sofá frente a mí y mi mente me traiciona llevándome a horas antes cuando estuve sobre su regazo dejando que poseerá mi boca como lo hizo.

   Vuelvo en sí y me acomodo de piernas cruzadas. Él se ha sentado frente a mí.

— ¿Cómo has dado conmigo? –Rompo el silencio.