Han pasado tres días desde la última vez que vi al señor Achen, ha tenido que salir de viaje y no he tenido la oportunidad de devolverle su abrigo. Por fin es viernes y después de mi primera semana de trabajo tendré un descanso para terminar de desempacar y darme un merecido paseo por la ciudad.
Estoy en mi oficina cuando escucho mí teléfono sonar, es una llamada interna, cojo el teléfono:
— Señorita Grenwoods, la espero en mi despacho —es el señor achen y suena molesto— de inmediato. —cuelga sin darme la oportunidad de contestar nada ¿pero qué le pasa a este hombre? Su cambio de humor me desconcierta.
Me dirijo a su oficina, con su abrigo —toco antes de entrar y pregunto —disculpe, señor achen ¿puedo pasar?
El asiente, Entro en completo silencio y me acerco a su escritorio pero no me siento.
— Siéntese señorita Grenwoods. la he llamado porque la otra semana me acompañara a la corte, es algo muy simple pero necesito ver como se desempeña ante el juez.
— Claro señor achen, necesito saber quién es el cliente, de que se trata y así yo podría.... —no me deja continuar.
— yo le voy a decir todo lo concerniente al caso pero también quiero que sepa que este es un cliente muy importante y esta es su oportunidad para demostrar que no es una mediocre.
Abro los ojos como platos — ¿me acaba de llamar mediocre? — Me levanto y no puedo evitar exaltarme mientras le grito — mire señor achen usted podrá ser el presidente del mundo si quiere, pero a mí nadie me llama mediocre — suelto la bolsa con el abrigo y le digo mientras salgo de su oficina — le dejo su abrigo y de una vez mi cargo.
Las piernas me tiemblan mientras me dirijo a la salida. Me toma del brazo y me devuelve.
—Discúlpeme, señorita Grenwoods —veo sus ojos dilatados mirándome fijamente y todavía tomándome del brazo — he estado de muy mal humor y me he desquitado con usted, tengo muchas definiciones para usted y mediocre no está dentro de ellas.
No sé cómo reaccionar, a lo que acaba de decirme ¿debo tomarlo como un cumplido o un insulto?
Miro hacia donde toma mi brazo y él capta mi mensaje. Me suelta. Cierra la puerta y me pide que me siente de nuevo, estoy demasiado alterada, pero tengo curiosidad de oír lo que tiene que decirme, además no quiero un escándalo, ni dejar mal a Olivia que me ha recomendado, pensando que solo dure una semana en mi nuevo trabajo, suspiro y me siento moviendo el pie derecho, es una forma de canalizar mi cólera.
— Al parecer el destino se empeña en que nuestros encuentros estén de mal en peor — sonríe y yo curvo la comisura de mis labios porque sé que tiene razón — no quiero que se lleve una mala impresión de mí.
Suspiro, por fin estoy un poco más relajada y al final logro decir:
—Señor achen comprendo su enfado, pero creo que yo no he hecho nada para que usted me trate de esa manera — lo miro mientras prosigo — no le puedo permitir que usted ponga en duda mis capacidades y que mucho menos me insul... —me interrumpe:
—Quédese y demuestre lo contrario, cierre mi boca — me observa para mirar mi reacción.
— Claro que se la voy a cerrar — lo reto con la mirada — y si no tiene nada más que decir me gustaría volver a mis deberes. Debo cerrarle la boca a alguien.
Veo como esboza una sonrisa y me dice — espero que lo logre.
Salgo de su oficina, no sé qué es lo que ha pasado. Estoy confundida, aliviada, y furiosa, varios sentimientos a la vez — no me queda más remedio que demostrarle a mi querido jefe lo eficiente que puedo llegar a ser.
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NO ME DEJES, NO ME OLVIDES
RomanceEmma Grenwoods una abogada recién graduada, que se muda a nueva york y entra trabajar en la mejor firma de abogados de la ciudad, donde conoce al presidente de la firma: Derek achen un hombre con fama de ser un don juan innato. Tras varios encuentro...