CAPITULO 17

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La casa de Derek, más grande de lo que me lo imaginaba, además del segundo piso, la cocina, la terraza, su enorme sala, y su despacho también tenía gimnasio y hermoso jacuzzi. Sabía que esto era hermoso y grande pero no me imaginaba tanto lujo.

—   Es muy grande tú casa— le digo mientras subimos y entramos  su habitación.

—   Es una casa normal—dice restando importancia y  nos sentamos en la cama— Emma prométeme una cosa.

—   ¿Qué? — le digo mientras me acurruco a su lado

—   Prométeme que no vas a volver a salir así vestida

Me  incorporo para mirarlo a cara— ¿Qué tiene de  malo  mi vestimenta? — mi tono de voz refleja lo indignada que me siento.

no tiene nada de malo. No en ese sentido me encantaría que te vistieras así pero solo para mí. No soporto que otro hombre recorra tu cuerpo ni siquiera con la mirada. No sabes las ganas que me dieron de quebrarle los huesos a ese idiota que se te acercó. Traté de mantenerme al margen solo me iba a cerciorar de que ustedes la pasarán bien pero en cuanto lo vi cerca de ti no pude controlarme.

Tomo su cara entre mis mano, me siento en su regazo  y acerco mi cara a la suya— Derek no puedo prometerte eso, no me gusta que me digan cómo vestirme, lo he hecho desde antes de conocerte a ti y soy lo bastante grandecita para saberme comportar— suspiro— pero para que te sientas tranquilo no suelo vestirme así, la verdad... solo quería provocarte. — Derek arquea una ceja

—   ¿para provocarme? ¿sabías que te estaba siguiendo? —niego con la cabeza.

—   No, pero  solo con saber que eso te podría molestar me daba por bien servida— él esboza una sonrisa y yo le doy otra devuelta.

—   Créeme, lo lograste y con creces, puedes ponértelos pero siempre y cuando estés conmigo o mejor puedes ponértelos sólo para mí.

Y decidimos no hablar más, decidimos fundirnos en un beso mientras el acariciaba mis nalgas,  las agarraba con firmeza— eres mía— me dijo mientras tomaba mi cuerpo y mi alma.

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A la mañana siguiente me desperté envuelta entre las sabanas y los brazos de mi amor, no aguante las ganas de verlo, dormido como un niño, entre mis brazos...me fije en su torso desnudo y aproveche que estaba dormido para darle pequeños besos a cada lado de sus pectorales, después noté la mano que le  descansaba en su abdomen deliciosamente marcado...mmm... lo que  más me llamo la atención fue que Derek tenía una manilla de cuero muy gruesa, de color negro, y nunca se la quita ni siquiera cuando nos hemos bañado juntos, aunque con los trajes que usa no se le ve, algunas veces he podido notar que la lleva, estoy concentrada en ese pensamiento hasta que veo unos ojos azules y aun un tanto dormidos me saludan

—   Hola preciosa— se incorpora hasta quedar sentado— ¿Qué estabas haciendo? — me dice con una sonrisita pícara

—   Estaba admirando tu belleza— hago círculos con las yemas de mis dedos en su torso— no puedo creer que esto sea mío— el coge mi mano y me besa los nudillos  mientras sonríe.

—   Lo es —  con una mano pasa sus dedos deslizándolas por mi espalda hasta apretar una de mis nalgas— así como esto es mío— apretar mi trasero, yo sonrío y le doy un beso antes de responder.

NO ME DEJES, NO ME OLVIDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora