CAPITULO 14

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Son las siete y media de la mañana ya estoy lista para regresar al trabajo, cuando salgo me encuentro a Benjamín afuera de mí apartamento me sorprendo mucho al verlo ahí:

—   ¿Benjamín, que haces aquí? — se voltea lleva una rosa en la mano y me la entrega.

—   Emma, discúlpame pero te he llamado el viernes por la noche y se fue directo al buzón, lo intenté el sábado y no me cogías la llamada— me mira y veo preocupación en sus ojos— creí que te habías enojado por irme así.

 

Estoy confundida, ayer revisé mis mensajes y llamadas después de prender el móvil y estoy segura que no había llamadas de Benjamín, no le doy más vueltas al asunto

 

—   No  te preocupes Benjamín, claro que no estoy enojada contigo, perdóname, he estado un poco distraída, te iba a devolver la llamada pero se me olvidó— le doy un beso en la mejilla— gracias por la rosa. Ahora discúlpame debo ir a trabajar.

—   Yo te llevo, por favor así sabré que en realidad no estas enfadada conmigo, — asiento y pongo los ojos en blanco— y al medio día podrías comer conmigo ¿te parece?— me dice mientras entramos en el elevador.

—   Claro que sí, me encanta la idea.

De camino a mi trabajo hablamos un rato, me cuenta de que ya una galería en Madrid España le ha pedido que traslade su exposición,  doy aplausos de felicidad, por él, es un chico talentoso, y me alegra de que le esté yendo tan bien. Cuando llegamos al edificio yo me bajo de su bmw, y él hace lo mismo. Se acerca a mí  y yo le doy un abrazo por su próxima exposición.

—   Benjamín te felicito te lo mereces— y el me abraza también.

—   Gracias Emma. Me coge de la mano y me da un tierno beso en ella y se queda sujetándola.

 

Detrás del auto de Benjamín se para un coche muy elegante, no lo reconozco hasta que un hombre vestido de negro se baja da la vuelta y abre la puerta de atrás. Me sorprendo al ver que es Derek quien se baja. Lo primero que mira es mi mano cogida a la de Benjamín, y veo como se le tensa la mandíbula, yo instintivamente retiro mi mano de la de Benjamín. Pasa por nuestro lado mientras mira él reloj.

 

—   Buenos días señorita Grenwoods ¿no debería estar usted ya trabajando? — lo fulmino con la mirada pero contesto muy cordialmente.

—   Buenos días señor achen, mi horario de entrada es a las ocho en punto y todavía faltan diez minutos— zas toma eso, me siento muy bien por mi contestación. Benjamín parece que se siente incómodo y dice:

—   Buenos días señor achen— se dan la mano— disculpe, yo sólo vine a traerla. Ya me voy.

 

 Me da un beso en la mejilla,  se dirige a la puerta del conductor y añade: — señor achen un placer. Emma nos vemos al medio día para comer.

 

Me despido y asiento, mientras siento la mirada furibunda de Derek. Ingreso al edificio  escucho a Derek decir  al conductor de su coche.

—   Jonathan, puedes recogerme por la tarde.

 

NO ME DEJES, NO ME OLVIDESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora