(X) Podredumbre

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"Tras dar el salto llegamos a Tatooine en pocos minutos. Las autoridades del planeta nos pidieron identificación para entrar en la órbita, pero cuando Kilo insertó el código, nos dejaron pasar sin ningún problema.

Aterrizamos en Mos Eisley, la ciudad principal del planeta y controlada por las bandas criminales y el sindicato del crimen. Según Kilo, tras la muerte de Jabba el Hutt, el planeta había sido consumido por las constantes disputas entre las diferentes bandas y el sindicato. Tuve que dejar mi armadura en la nave. Lo menos que quería es que descubrieran que era un soldado.

Con una túnica del desierto cubrí mi cuerpo y mi rostro. Por otro lado, Kilo parecía conocer muy bien el lugar. Cómo si ya hubiese estado ahí antes. Recuerdo que caminamos por las calles y en más de una ocasión le pregunté a dónde íbamos, pero él no me daba respuesta.

Finalmente Kilo me condujo a un extraño lugar. Parecía una taberna a simple vista, pero dentro de ella se podía sentir un ambiente tenso. Nos sentamos tranquilamente en una de las mesas y esperamos por un tiempo. También recuerdo a tres vocalistas de un especie que desconocía cantar una canción que me volvía loco.

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Nota: - Si no eres amante de la música electronica tal vez la canción no te guste mucho.

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Rage: - Kilo. ¿Se puede saber qué estamos haciendo aquí? Si nos descubren estamos muertos. -

Kilo: - Incorrecto. Estamos en el lugar correcto. -

Kilo se negaba a darme más información. Así que simplemente decidí seguirle la rima mientras disfrutaba de mi trago. Finalmente, un pizarrón se activó y los bandidos y cazarrecompensas corrieron hacia él. Pero Kilo me dijo que esperara. Por unos minutos, los bárbaros se empujaban entre ellos tratando de obtener algo. Y cuando finalmente se calmaron las cosas, Kilo y yo fuimos a echar un ojo.

El pizarrón mostraba unos trabajos como cazarrecompensas. Al parecer la mayoría de las misiones había sido tomada, y tan solo quedaban las más difíciles o las menos pagadas. Aquellas que nadie quería escoger.

Kilo: - Ahora es nuestro turno. Miremos lo que hay para nosotros. -

Rage: - ¿Qué tal está? Ofrecen una cantidad enorme de créditos. -

Kilo: - No os quiero ofender. Pero vos sois demasiado nuevo en esto como para elegir una misión así. A no ser que quieras que sea la última. Sugiero algo más propicio para su nivel. -

Miré en la parte de abajo del pizarrón a las misiones que parecían estar ahí por mucho tiempo y que nadie había aceptado, pero quedé sorprendido a quién buscaban. La mayoría de los pedidos eran niños desaparecidos. Tomé uno de los pedidos y lo vi con calma.

Rage: - Kilo. ¿Por qué los cazarrecompensas están buscando a niños? -

Kilo: - No son los cazarrecompensas. Las madres de esos niños ponen las misiones ellas mismas. Las "autoridades", por decirlo de cierta manera, no les interesa, así que deben recurrir a los cazarrecompensas. Pero es muy poco probable que alguien acepte una misión por tan poco dinero. -

Rage: - Estas misiones apenas valen cien créditos. Con razón nadie las toma. -

Kilo: - Es posible. Pero cien créditos es mucho más que las madres pueden pagar. Seguro venderán sus hogares para poder pagarle al cazarecompensa. -

Rage: - Eso es terrible. -

Kilo: - Estamos en Tatooine. Esto es bastante normal aquí. -

Se me hizo un nudo en el pecho. En el pizarrón habían más de una docena de postes de niños perdidos. Sabía que había desertado cómo soldado, pero algo dentro de mi me decía otra cosa. Debía hacer algo al respecto.

Tomé las doce balizas localizadores y las llevé conmigo. Kilo no estaba muy de acuerdo, pero esto era algo que su programación no podía procesar. Regresamos a la nave para intentar determinar la ubicación de la señal de las balizas con el radar de la nave. Pero antes de poder llegar, fuimos rodeados por unos bandidos en uno de los callejones vacíos de la ciudad. Unos cinco de ellos.

Bandido 1: - Bueno, bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí? -

Bandido 2: -Parece que está perdido. -

Bandido 1: - Parece que has tomado unos trabajos muy interesantes allá en el bar. ¿Me dejas verlos? -

Rage: - ¿Y a ti por qué te interesan? -

Bandido 1: - Oh. No me mires con esa cara. Yo también soy muy fan de los niños. - El resto de bandidos se rió de su comentario.

Kilo: - Oh, oh. -

Rage: - Si, Kisu. Oh, oh. -

Bandido 1: - Matenlos. -

Los bandidos nos atacaron todos a la vez. La mayoría de ellos llevaban navajas y cuchillos, con excepción del que parecía ser el jefe, el cual portaba un bastón eléctrico. Al verme sin armas pensaron que sería un blanco fácil, pero yo tenía una sorpresa para ellos.

Saqué el sable de luz y... corté a la mitad a todos ellos antes que pudiesen acercarse. Nada de lo que ellos llevasen pudiese detener la potencia del sable. El que parecía el jefe fue el último en quedarse en pie... bueno, no de pie. Se había caído de espaldas al ver el sable de luz.

Bandido 1: - Eres... eres un Jedi. Pero los Jedi no matan. - Dijo con aterrada voz mientras me acercaba a él lentamente

Rage: - ¿Qué sabes de los niños perdidos? -

Bandido 1: - Jamás te diré. - Le pegué el sable al rostro y casi lo quemo. - ¡Están aquí! - Gritó aterrado.

Rage: - Se más específico. -

Bandido 1: - Están aquí. En Tatooine. En una minas abandonadas al sur de Mos Eisley. Los quieres como contrabando. -

Rage: - ¿Quienes? -

Bandido 1: - Piratas. Es todo lo que sé. Lo juro. -

Rage: - Te creo. -

Tras decir esto, no dudé ni un segundo en cortarle la cabeza. Kilo se había escondido en un rincón y finalmente salió al ver que ya no había peligro.

Kilo: - No eres un Jedi muy... ortodoxo. -

Rage: - Ya sé donde están los niños. Vamos. -"

Star Wars Fanfic - El Clon JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora