𝐀𝐒𝐈𝐒𝐓𝐄𝐍𝐓𝐄 ━━━ 𝗞𝗢𝗢𝗞𝗠𝗜𝗡

CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

Era viernes, el verano estaba llegando a su fin y el otoño amenazaba con aparecer. El calor sofocante había desaparecido y las temperaturas de los últimos días habían sido cálidas pero agradables. Como su padre solía decir, septiembre era la mejor época del año para estar en Chicago.

Sentado tras su escritorio, a media mañana, Jungkook estaba más feliz que de costumbre. Acababa de recibir una llamada muy satisfactoria del gobernador, había obtenido más legitimidad de lo que esperaba en los últimos meses y tenía varios proyectos a punto de concretarse. Además de que, por supuesto, tenía a un omega increíblemente hermoso, embarazado de seis meses, viviendo en su casa. Quizás convertirse en alcalde y en padre al mismo tiempo no había sido una idea muy brillante, porque ambas cosas requerian demasiada responsabilidad, pero, como siempre, él podría con todo.

El embarazo de Jimin había marchado fenomenal en los últimos meses. El médico les había dicho que en un mes tendría que hacerle una cesárea y los trillizos deberían estar en observación durante unos meses, porque no tendrían más espacio seguir creciendo en el vientre de Jimin. Era algo normal en los partos de embarazos múltiples. Jimin se había preocupado al principio pero él se encargó de calmarlo durante algunas semanas. Era la única forma de traer a sus bebés al mundo y tenían que confiar en que el médico sabía lo que estaba haciendo. Se trataba del mejor obstetra de la ciudad así que Jungkook ahora confiaba plenamente en él. Sin embargo, todavía le costaba dejar a Jimin solo en su consultorio cuando tenía que hacerle una revisión. Jimin ahora estaba marcado por él, pero nada mejoraría el hecho de que el médico le pedía que se desnudase para él. Probablemente, Jungkook nunca lo superaría.

Dos semanas atrás, se habían enterado del sexo de los bebés. Iba a tener tres niños. Dos de ellos alfas. Jungkook no podía estar más contento. Quizás esa era la razón por la cual le sonreía a cualquier persona que se cruzaba y se la pasaba tarareando mientras estaba en su despacho. Yoongi lo había mencionado en algunas ocasiones, él no se había percatado antes y lo negó de inmediato, pero cuando volvió a quedarse solo trabajando se hizo evidente que no paraba de cantar esas canciones deprimentes que escuchaba Jimin para dibujar en su casa. Coldplay tal vez, lo prefería a un ballet de Tchaikovsky, que era la otra opción que solía utilizar el omega para concentrarse.

Su relación con su nuevo asistente había mejorado con el paso del tiempo. Yoongi se mostraba muy entusiasta cuando le hablaba sobre el embarazo de
Jimin, lo cual era un alivio porque Jungkook no podía parar de mencionarlo cada mañana. Tenía la necesidad de contarle a alguien cada avance de sus bebés, cómo cambiaban de posición de una ecografía a otra, cuánto sentía sus pataditas y manotazos a través del vientre de Jimin, y cómo se calmaban cuando escuchaban su voz. Lo querían, sabían que era su papá alfa y debían hacerle caso. Jungkook estaba convencido de ello.

Hablando de Yoongi, el alfa iba a tener un niño. Se enteró por boca de su hermanastra, después de que
Jimin insistiera en que, si no quería hablar con Zico, por lo menos le preguntase a Sora. Jungkook no pudo negarse. Ya no podia negarle nada a Jimin. Si su omega se ofendía sentía un tirón fuerte en el pecho que no lo dejaba respirar.

Cuando Jimin estaba mal físicamente, el dolor se intensificaba. Entonces, el embarazo fue difícil para ambos. Jimin se despertaba con calambres en medio de la noche, a veces hasta llorando, y Jungkook se desvivía por consolarlo. El omega estaba cada vez más cansado y más demandante. Jungkook tuvo que aprender a dar masajes, a cocinar panqueques, y a distinguir entre una docena de cremas cuál iba en cada parte del cuerpo. Terminó poniéndole etiquetas a las tapas porque Jimin se volvió loco el día en que le puso crema hidratante en vez de la que era para estrías. También tuvo que acompañarlo al curso para papás primerizos. Bueno, fueron sólo una vez. Jungkook se volvió intransigente en ese punto. Sólo eran un montón de idiotas a los que les gustaba asustar a los omegas, no iba a llevar a Jimin ahí para que sus temores aumentaran.