Capitulo 14

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Narrado por Daniel Valencia

Las semanas posteriores a mi operación, fueron un desastre en muchos sentidos, estaba casi manco, algo dopado por la cantidad absurda de antibióticos y aspirinas que consumía a diario. A pesar de que me habían operado la mano izquierda, cuando yo soy diestro, hacer cualquier movimiento, derivaba en un quejido producto de la inflamación y el dolor palpitante de los puntos en mi mano izquierda. Eso me llevaba a llorar recurrentemente del dolor.

Lógicamente llame a los médicos para comentarles que simplemente no podía soportar aquel dolor, mi mano punzante me impedía incluso dormir. Ellos me contestaron inicialmente que ese dolor, era producto de la inflamación, que aunque era insoportable era bueno, porque eso significaba que los nervios, aun lastimados, seguían funcionando. Hubo un punto en el que no pude soportarlo e hice un escándalo como pocos, ellos me dijeron que podían recetarme otro antibiótico mucho más fuerte. Pero que sus consecuencias es que estaría más aliviado pero en contraste, más indefenso y menos consciente del entorno.

Mi desesperación había llegado a un grado tan poco común, que acepte sin chistar, empezando a consumir ese antibiótico que parecía una droga por el efecto que me genero, me sumergió a un estado de ensoñamiento casi eterno. Donde la diferencia entre lo real y lo fantasioso era mínima, aunque veía, no siempre podía distinguir lo que miraba y me costaba cinco veces más de lo común entender lo que escuchaba.

Ana Cristina, mi criada, al ver que ya no estaba atendiendo a un enfermo sino a un retrasado con todas las características del mas patoso discapacitado, empezó a darme solo sopas y suplementos vitamínicos, acomodaba mi cabeza en la almohada, vertía las comidas en grandes termos de los que yo débilmente tomaba con ayuda de un sorbete. Aquel medicamento también aceleraba la circulación de la sangre, asi que constantemente tenía unas punzantes erecciones, no tenía ni fuerzas, ni estaba lo suficientemente consciente para controlarlas. Pero eso sí, con aquel calmante el dolor se había vuelto mínimo.

-Las erecciones no solo es por la rápida circulación es por el roce que hace cuando se mueve, como esta en las nubes, no sabe muy bien lo que hace, manténgalo a una temperatura ambiental, con las ventanas abiertas y desnudo. Asi no se generara roces con la ropa que es lo que le generan con mayor facilidad las erecciones-le recomendó el doctor a una pudorosa Ana Cristina.

Yo fui un Cristo vivo, mi criada tuvo que mantenerme desnudo por días, sin bañarme porque no coordinaba mis propios pasos, ayudándome con mis necesidades y limpiándome con trapos húmedos en agua caliente. Aquello fue vergonzoso para ambos, afortunadamente fueron solo cinco días en los que tuve que permanecer en tan nefasta condición, mi criada cuando dejo de darme el medicamento y yo muy lentamente empecé a razonar lo que me sucedía a mi alrededor ,note que no podía verme a los ojos con facilidad y si lo hacia se sonrojaba.

Creo que esa fue una reacción muy válida, aun enfermo yo seguía siendo un hombre guapísimo, asi que verme desnudo, desprotegido, con el miembro erguido no sabía si en su caso como mujer fue un premio o un castigo. Pero me entere de que aun siendo ella tan fea, estaba casada, asi que mujer casada verme asi era un tentación del demonio. Además a su marido no le haría ni un poco de gracia enterarse de que estaba cuidando de un hombre rico, seductor, inteligente, guapo que aun enfermo podía hacer suspirar a muchas mujeres en contraste de él quien era gordo, con barriga de cervecero, sucio por el aceite de los carros y pobre.

Eso sonó muy clasista, ahora que lo pienso.

En fin, la cuestión era que Ana Cristina era una mujer aterrizaba sabia que un país tan superficial como Colombia, encontrar y llevar a que un hombre a que se comprometa contigo, es muy difícil. Asi que me comento, que no podía quedarse más noches, que estaba agotada. Cuando tuve las fuerzas, le firme un cheque con mucho dinero para que tanto su esposo como ella pudiesen disfrutarlo, era mi modo de agradecerle por su tan valiosa ayuda y disculparme por haber abusado de su tiempo.

Bajo el encanto de tu inteligencia-Daniel y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora