Capitulo 19

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 Narrado por Daniel Valencia

Todos se quedaron atónitos mirandome, especialmente Juliana.

Balbuceaba en ahogados susurros escuetas disculpas, salí de mi asombro al ver como Maria junto con otra criada, recoger con una pala y una escoba los vidrios rotos, de lo que estoy seguro era una carísima copa italiana. Todos me observaban, algunos con caras fruncidas e irritadas, otros simplemente me hacían gestos restando importancia a lo sucedido. No tuve tiempo de analizar cada uno de sus rostros, ni de pensar en una respuesta que dejará complacidos a todos los presentes, incluso cuando creo recordar que pensé en una posible disculpa, me distraje viendo el piso nuevamente seco y a ambas criadas desaparecer, por los costosos y largos pasillos de esta mansión.

Carla Herrera se acercó a mí, sorprendido vi que no solo tenía un par de zapatos calzados sino que además de eso, eran de tacón. Ella le hizo una seña a Juliana, ella inconforme se acercaba a mi, mientras yo tenía la impresión de que en cualquier momento moriría de un paro respiratorio.

-¡Vaya Daniel, se te rompió una copa! Por suerte mi padre me compró cientos de ese tipo, pero no te sientas avergonzado por lo sucedido, es más-dijo tomando del antebrazo a Juliana-Te voy a presentar a esta amiga, supongo que conoces a todos los demás invitado, menos a ella-dijo con alegría, mientras Juliana sonreía forzadamente-.

Yo solo asenti, mudo, no podía hablar.

-Mira ella se llama Juliana Almíbar, nos conocimos hace como cuatro años en un curso, es muy lista, ella fue quien me ayudó a pasar los exámenes, además es muy guapa. Una amiga, muy querida para mí y él es Daniel Valencia, un amigo de mi marido con el que trabaja en el gobierno, muy simpático también-dijo alegremente Carla-.

-Presentense por favor-insistió Carla, sin parecer notar la latente tensión que había en el ambiente-.

-Un placer conocerlo-dijo tímidamente Juliana, estrechando mi mano-.

Al tocar nuevamente su piel, me puse tremendamente nervioso.

-Lo mismo digo-conteste, sumergiéndome en sus oscuros ojos, Carla hizo un gesto y nos dejó solos.

-¡Shh!-dijo ella callandome al intentar hablar con ella-.

-Escúchame aquí no podemos hablar, después de la fiesta buscame y podremos hablar. Disimula mejor, este es un momento muy importante para mi, estoy haciendo contactos-pidió entre susurros, sonriendo a todos, yo solo asenti.

Los nervios y el mar de sentimientos mezclados, me hicieron ver la realidad de una manera trastocada al punto de que la noche me pareció eterna. Todos hablaban a mi alrededor, pero fueron contadas las veces que preste atención, oía sin escuchar. Mis ojos la seguían a donde fuera. Ella se mantuvo carismática y sonreía a todos, muchos hombres se acercaban a ella, obviamente a coquetear. En otra época de mi vida, mi celo hubiese salido a la superficie y verla con otros hombres, solo me hubiese hecho imaginar violentas situaciones donde les reitero que ella es solo mía.

Mi sentido de pertenencia con ella, se esfumó.

Ella me sumergió en un mar de emociones confusas, de las que poco algo queda, la seguía más por la impresión de verla y por la culpa de todo lo que hice, más que porque me sintiera enamorado o siquiera encantado con su presencia. Sin lugar a dudas, era una mujer hermosa, me parecía demasiado atractiva, sobresalientemente guapa, pero no me sumergia en esas emociones profundas ni mucho menos en esos pensamientos morbosos. Era como ver una hermosa pintura, como rememorar una buena vivencia. Es curioso como cambian los sentimientos, nunca pensé sentirme así de alejado de la mujer que me sumergió en el mayor idilio de mi vida.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2023 ⏰

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Bajo el encanto de tu inteligencia-Daniel y BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora