DÍA 3 - tarde

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Una nueva carta les llegó a los Kamisato informándoles que habían sido convocados al juicio que se llevaría a cabo el 3 de octubre a las diez de la mañana, aquél era el día de pasado mañana, es decir tenían un día y medio para prepararse, pero Ayato ya había estado trabajando desde el segundo que se enteró de la noticia. Él y Ayaka fueron a contratar un buen abogado con quien estuvieron discutiendo los distintos puntos a favor y en contra. Les costó bastante encontrar uno, porque muchos se negaron debido al miedo a ser juzgados por ir en contra del gobierno. Ayaka se dio cuenta de que aquello no les estaba afectando solo a ellos, aquella medida de retención realmente estaba teniendo resultados. Oponerte al gobierno era ahora mucho más temido. De esto también se había dado cuenta Arataki Itto, quien se encontraba comiendo fruta bajo un cerezo con Kuki, su mejor amiga. Los dos estaban callados, lo cual no era nada habitual. Itto la había convencido para que saliera a tomar el aire un rato porque la chica de cabello verde había estado completamente desanimada desde que recibieron la noticia, lo cual no se le podía reprochar, pero su amigo pensó que tomar un poco el aire quizá le hiciera sentirse algo mejor y aclarar sus pensamientos. Él se rascó la nuca, ahora hasta los padres temían que sus hijos salieran de casa. Sabía que eso solo ocurriría los primeros días y que después todo comenzaría a volver a la normalidad poco a poco, pero aquello era un completo adoctrinamiento que él no estaba dispuesto a tolerar, y lucharía por ello incluso si lo acababan matando a él también. Dos de sus mejores amigos habían sido condenados a muerte solo por defender los derechos de la gente y un general de la resistencia a quien a pesar de no conocer mucho siempre le pareció alguien a quien admirar. Al girarse observó a su amiga sentada a su lado. Tenía la mirada perdida, pero la cabeza alta, como siempre. Su expresión era indescriptible, una mirada de seriedad y odio tan profundo que lo hizo estremecerse.

- Shinobu - la llamó, ella volteó su cabeza hacia él. - ¿Quieres hablar sobre ello?

La chica soltó un resoplido.

- Solo tengo ganas de matar a alguien.

- Eso puedo verlo - su amigo le dio un codazo amistoso para que se animara un poco - oye, en serio, vamos a hacer algo al respecto, ¿vale?

- Eso ya lo sé, pero el qué y cómo. Ya no hay resistencia, ya no hay nada, solo gente cobarde - por el tono se notaba que estaba dolida.

- El cobarde es el gobierno por condenar inocentes. La Shogun. - Itto puso sus manos al rededor de sus labios a modo de altavoz. - ¡¿Me oyes, Diosa!? ¡¡Eres una puta cobarde!!

Esto hizo que Shinobu sonriera ligeramente.

- Esa perra va a enterarse por poner una mano encima a nuestros amigos.

Kuki Shinobu frunció el ceño. Ella nunca hacía promesas al aire, y su amigo lo sabía. Ambos se levantaron, querían ir a hablar con los Kamisato pero luego Shinobu concluyó que tenía la mente demasiado espesa para eso y que era mejor que fueran al día siguiente por la mañana, por lo que ambos decidieron ir a beber para que al menos sus mentes pudieran descansar por un rato antes de enfrentarse mañana de nuevo a la cruda realidad.

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