DÍA 4 - mañana

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Ayaka salió a la calle. Era un buen día, el sol brillaba con fuerza y calentaba la piel de la joven. Estaba esperando a que su carro pasara a buscarla para llevarla hasta la prisión cuando notó como la gente se reunía algo más adelante de donde ella se encontraba. Que extraño, pensó, pues no tenía noticias de que fuera a pasar algo realmente importante aquél día. Decidió acercarse un poco a ver qué sucedía. La multitud se abría paso para dejar espacio a un grupo de gente. Ella también se hizo a un lado y allí es cuando los vió. En cabeza avanzaba la líder. Ayaka pensó que nunca la había visto tan de cerca. Era deslumbrante, hermosa, y terrorífica. Avanzando con paso firme, con su largo cabello rosado suelto y ondeando tras ella. Sus pasos eran pesados debido a la armadura y el traje militar con el que vestía. Se veía delicada y a la vez tan letal como el veneno mismo. Sus ojos eran hermosos, un estallido de suaves colores, pero sin brillo alguno, ojos de alguien que había visto mil horrores, quizá hasta a la muerte en persona. Sangonomiya Kokomi tenía un rostro impasible, que podía helarte en el sitio. Avanzaba con paso firme con un légito de soldados que, leales, iban tras ella. Ayaka los vio pasar, expectante, al igual que todos los transeúntes que habían presenciado aquello. Era probable que hubieran sido llamados para declarar en el juicio de Gorou, supuso Ayaka, y desde luego no se veían nada contentos con aquella situación. La chica presentía que todo aquello no iba a terminar bien.

Estuvo esperando unos minutos más hasta que al fin llegó su carro al cual se subió, tardaría una hora y media en llegar a la prisión, pero tenía tantas cosas que pensar, sobretodo después de lo que había visto aquella mañana, que se le hizo un viaje corto.

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Ayato se detuvo en mitad de la calle ya que había oído que lo llamaban. Al girarse vio a unas seis personas correr hacia él. La primera que llegó junto a él fue Kuki Shinobu, mientras que Itto y cuatro de su pandilla aún se acercaban.

- Tenemos que hablar - le dijo la chica, pero antes de que pudiera hablar de nuevo Itto se abalanzó contra el Kamisato, abrazándolo.

- ¡Ayato! - gritó el chico.

El peliazul se estremeció ente la acción e intentó que el contrario lo soltara y le dejara de gritar en el oído. Finalmente Shinobu consiguió separarlos.

- Chicos... - Ayato pasó una mano por su pelo tratando de peinarse de nuevo.

- Ya sabemos como sacarlos de la cárcel - dijo el oni emocionado recibiendo una colleja por parte de su amiga.

- Aquí no, hablémoslo en privado.

Ayato parpadeó varias veces, aquél grupo era tan caótico como siempre y lo habían tomado completamente por sorpresa.

- Lo siento, ahora no puedo, he quedado con un abogado con quien estamos discutiendo sobre el juicio... Venid esta tarde a la casa del té de Komore, allí hablaremos tranquilamente.

- ¿Sabes que ha venido Kokomi? Nos la acabamos de cruzar mientras te buscábamos - le contó la peliverde.

- ¿...Kokomi?

- Si, se la veía cabreadísima - le explicó Itto.

- Normal, supongo, todos lo estamos - admitió Ayato - lo siento, en serio tengo que irme, pero venid esta tarde...

- Si, allí estaremos, no te preocupes tío - Itto le dió unas palmaditas en la espalda.

- Si, vale - el peliazul enarcó una ceja.

Se alejó de ellos tras despedirse con la mano, ¿que había sido eso? Se los veía muy animados para todo lo que estaba pasando. Quizá hubieran tenido alguna idea importante, pero no podía fiarse, no quería juzgarlos pero aunque eran buena gente, quizá a excepción de Shinobu, el resto no tenía muchas luces.

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- Thoma - lo llamó un guardia - acompáñame, tienes visita.

Cuando Ayaka lo vio aparecer se le partió el corazón. Thoma se sentó tras el cristal el cual tenía unos pequeños orificios para que pudieran hablar. Había distintos módulos, incluso una sala en la que podías hablar cara a cara con el preso sin tener nada en medio, pero en su caso solo les dejaban utilizar esa.

- Thoma, ¿como estás?

- La verdad no esperaba tu visita - el contrario sonrió de forma tierna. El cristal deformaba ligeramente su voz. - Pero de momento voy bien, no se está tan mal aquí, créeme. - aún así Ayaka no había pasado por alto las ojeras del contrario, aunque supuso que estaban todos igual, quién podría dormir en una situación como aquella.

- Ay Thoma... Te echo mucho de menos... bueno, echamos, mi hermano también.

- Y yo a vosotros como no te haces idea. - El joven reprimió aquél nudo en la garganta que se le había formado, como si hubiera tragado cemento.

- Me imagino... El juicio es mañana, lo sabes, ¿no?

- Si, me lo han dicho, es muy pronto...

- Supongo que se lo quieren sacar de encima cuanto antes...

- Ya - Thoma dejó escapar un suspiro tembloroso.

- Estamos haciendo todo lo que podemos... de hecho justo cuando venía hacia aquí he visto a Kokomi.

- Oh, ya veo, ¿nos juzgarán por separado o a los tres juntos?

- Imagino que juntos, tal cual van las cosas. Igualmente, esta tarde vendrá tu abogado, ¿vale? Hemos estado hablando con él y llegando a varias conclusiones.

- Si, el sr. Tanaka Genkei, ¿verdad? Anoche me llegó una carta suya. - había sido citado aquella tarde a un interrogatorio donde sería acompañado por su abogado.

- Ah, bueno... supongo que estará al tanto, imagino que te interrogarán con él.

- Si, tiene sentido.

- Tu estate tranquilo - le dijo al ver como el contrario movía la pierna de arriba abajo - y hazle caso a lo que te diga el sr. Tanaka y listo, todo saldrá bien.

- ...supongo. Lo siento, Ayaka, quisiera que habláramos sobre otra cosa pero... estoy tan cansado de todo esto...

Desde que habían recibido la noticia el primer día los dos llevaban una racha de insomnio y ansiedad, era difícil, si no imposible, pensar en otra cosa. La palidez de sus pieles, los ojos cansados, las manos temblorosas. Ambos estaban al límite independientememte de en qué lado del cristal se encontraran. Al menos él, pensó el chico con amarga gracia, podría descansar eternamente después de aquello. Ayaka lo único que quería hacer en ese momento era romper aquello que los separaba y abrazarlo con todas sus fuerzas.

- ¿Que tal la comida ahí dentro? - dijo ella para tratar de cambiar de tema.

- Bueno, podría ser peor la verdad, le falta sal, pero es comestible.

- La próxima vez que venga te traeré galletas.

- Eso me encantaría.

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⏰ Última actualización: Aug 13, 2024 ⏰

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