Capítulo 8

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Renjun no dijo nada, se quedó ahí tendido respirando profundamente, esperando que sus extremidades volvieran a funcionar. La sensación post-orgasmo se estaba disipando rápidamente y la evidencia del encuentro secándose sobre su piel, provocando picazón. Renjun nunca se había acostado con un chico. Había tonteado dentro de carros y baños e incluso en el congelador industrial de Bar Lounge, pero nunca en una cama. Era demasiado... íntimo. Demasiado personal. Él disfrutaba poder correrse y luego literal correr. Antes de que cualquier persona pudiera reconocerlo.

Pero esta vez no había manera de escabullirse. Jeno estaba allí mismo, presionado contra él, extendido desnudamente con una mano detrás de su cabeza y con la otra sobre su estómago, como si estar acostado con Renjun en la cama no fuera la gran cosa. De pronto no lo era para Jeno. Él estaba casado. Tenía un hijo. El estómago de Renjun se revolvió. Después de que Nancy se fuera, debería haberse quedado en cama como lo había planeado, pero después de medianoche su estómago le exigió sustento y se había deslizado a la cocina. Había una nota en la puerta del microondas. Jeno había preparado la cena y la había dejado para él ¿Quién hacía eso? Ni siquiera se conocían, y Jeno le había mostrado más consideración que nadie nunca en su familia había hecho.

Por eso se fue al cuarto de Jeno, para darle gracias por la cena. Al menos, esas eran las intenciones de Renjun. No había esperado encontrar a Jeno luchando y quejándose, llorando. Solamente quería despertarlo. Pero cuando tocó su pecho, Jeno lo rodó debajo de él y apretó su garganta haciendo que el cerebro de Renjun se activara. Y aparentemente, a su estúpido cerebro le gustaba ser tratado duramente por hombres calientes y desaliñados en ropa interior.

Renjun quería darse la vuelta, enterrar su cara en la almohada y esperar que Jeno se fuera, pero era su cama. Cuando el colchón se movió, Renjun no pudo evitar mirar en dirección a Jeno, admirando la vista de su trasero esculpido mientras caminaba desnudo por la habitación y abría la puerta del pequeño refrigerador en la esquina.

Cuando regresó, se sentó frente a Renjun. —Vamos. Arriba. Siéntate —El tono de Jeno no daba lugar a discusiones. Si la polla de Renjun podría recuperarse, lo habría hecho. —Bebe esto.

Lo miró fijamente por un momento, pero luego la agarró y se tomó la mitad. La iba a devolver, pero Jeno negó con la cabeza. —Todo. —Renjun hizo lo que se le dijo y Jeno tomó de vuelta la botella vacía. —Acuéstate de nuevo.

Esta vez Renjun se dio la vuelta. No quería que lo cuidaran. No quería que Jeno actuara como si esto significara algo. Estos encuentros nunca significaban nada. No podían ¿Qué sentido tenía? Cuando Jeno curvó su cuerpo contra Renjun y lo apretó contra él, Renjun se congeló. —Sabes que no tienes que hacer esto ¿Cierto?

Labios trazaron su nuca. —Me gusta acurrucarme después de un orgasmo. Supéralo.

Renjun resopló, un poco enfadado. — ¿No tengo voz ni voto en esto?

Renjun sintió un escalofrío al oír el gruñido áspero de Jeno —Nop. Mi cuarto, mis reglas.

Silencio cayó sobre la habitación, el único sonido era el movimiento rítmico del ventilador y el ritmo del corazón de Renjun latiendo en sus oídos. Los dedos de Jeno se extendieron sobre el vientre de Renjun, su pulgar frotando círculos perezosos que agitaban algo muy profundo dentro de él.

—Gracias por la cena —Murmuró finalmente, por no tener más que decir.

—No estaba seguro de que lo encontrarías. Pensé que habías muerto allá adentro —Dijo Jeno, voz impregnada de sueño como si ya se hubiera dormido o hubiera estado al borde de hacerlo.

—Te estaba evitando.

Aliento chocó con el hombro de Renjun mientras Jeno se reía. —No me digas ¿Por qué exactamente? ¿Estabas asustado de que te pusiera a trabajar en vez de dejarte broncear en la piscina todo el día?

✶𝕰 𝖒 𝖇 𝖗 𝖎 𝖆 𝖌 𝖆 𝖉 𝖔 𝖗✶    ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora