Capítulo 26

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Renjun cerró los ojos con fuerza, con las manos apretadas en las sábanas mientras su cuerpo lo traicionaba y la quemadura abrasadora hizo que lágrimas salieran de sus ojos. No. No. No. No. No. Por favor, ahora no. Quería esto, quería a Jeno. Más de lo que jamás podría expresar con palabras. La frustración le robó el aliento como un peso de plomo sobre su pecho. Esto no era justo. Simplemente no lo era ¿Por qué esto le seguía pasando a él? No tenía ningún sentido. Exhaló fuertes respiraciones por la nariz, tratando de obligar a su cuerpo a relajarse, a aceptar la invasión de Jeno, pero no podía dejar de temblar.

—¿Renjun?

La preocupación en la voz de Jeno sólo aumentó el peso en su pecho, haciéndole difícil respirar. Sacudió la cabeza, secándose las lágrimas de las mejillas. —Estoy bien ¿De acuerdo? Mira, sabes que duele, pero no pares. Por favor—. Las cejas de Jeno colapsaron mientras examinaba el rostro de Renjun. Después de un momento, se movió. Renjun lo agarró por los brazos. —¡No! Por favor, no te vayas. Puedo hacer esto. Puedo. Lo juro.

Renjun odiaba la desesperación en su voz, la forma en que sus palabras se convirtieron en un sollozo, pero ahora estaba decidido. Si no seguía con esto, nunca volvería a arriesgarse. Necesitaba superarlo, no evitarlo. Entre su maquillaje corrido, sus lágrimas y el sudor frío que le recorría la piel, estaba seguro de que lucía como una película de terror. Esto no era sexy y no era en absoluto por lo que Jeno había firmado. Jesús. Quería cubrirse la cara con la almohada y simplemente morir ¿Por qué alguien querría lidiar con todo esto?

Jeno frotó suaves círculos en los muslos de Renjun. —Oye. No te estoy dejando. Sólo me estoy poniendo en una posición más cómoda... para los dos... ¿De acuerdo?

Jeno le hablaba como un negociador que intenta convencer a una persona para que se apartara del borde del precipicio. Si había un dios, la cama simplemente se abriría y se lo tragaría entero. Probablemente Jeno se estuviera arrepintiendo de cada elección de vida que lo había llevado a ese momento. Renjun respiró dolorosamente cuando el movimiento de Jeno los empujó a ambos, forzándolo más adentro. Luego, el peso tranquilizador del cuerpo de Jeno presionó a Renjun contra el colchón, con los codos posicionados a ambos lados de la cabeza de Renjun.

Renjun no se atrevió a mirar a Jeno. Se quedó mirando el centro muerto de su pecho como si este tuviera el secreto de todos los misterios de la vida. Tenía tanto miedo de lo que vería cuando mirara el rostro de Jeno. Pero a medida que pasaban los segundos, la curiosidad mórbida lo hizo arrastrar los ojos hacia arriba.

Jeno le dedicó una suave sonrisa. —Hola.

Renjun tragó fuerte, mirando a los ojos cálidos de Jeno. —Hola.

—Entonces ¿Cómo estás disfrutando de tu primera vez hasta ahora? Creo que estamos arrasando ¿No? —. Su tono era ligero, casi conversacional.

Renjun soltó una risa húmeda, luego hizo una mueca ante el agudo dolor en su trasero. Su sonrisa se deslizó cuando la decepción se extendió a través de él. Enterró su cabeza contra la garganta de Jeno. —Lo siento mucho.

—Oye, mírame—. Encontrar la mirada de Jeno requirió un esfuerzo hercúleo. —Olvídate de todo lo demás ¿De acuerdo? Sólo bésame ¿Puedes hacer eso ¿Verdad?

Renjun levantó la cabeza, apenas rozando sus labios con los de Jeno, sintiéndose tímido. Jeno inclinó su boca sobre la suya, su lengua deslizándose dentro. Se habían besado miles de veces, pero nunca así, nunca lento, metódico, como si no hubiera otra cosa que hacer más que simplemente conectar de alguna manera. Renjun nunca había besado a nadie así, y eso provocó que una flota entera de mariposas se desatara en su vientre.

Nunca había considerado el sexo como íntimo, más como un simple intercambio. Se trataba de una necesidad. Correrse e irse, esperando que nadie reconozca su rostro. Incluso con Jeno, esto era sólo temporal, ellos eran sólo temporales. Pero no se sintió temporal. Todo el cuerpo de Jeno lo cubrió con esta presión perfecta. Encajaban como piezas de rompecabezas, dos mitades del mismo todo de alguna manera simplemente existiendo en el espacio del otro, el único sonido eran los silenciosos jadeos de su respiración y sus labios encontrándose y separándose una y otra vez. Se sintió íntimo y real... se sintió como por siempre.

✶𝕰 𝖒 𝖇 𝖗 𝖎 𝖆 𝖌 𝖆 𝖉 𝖔 𝖗✶    ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora