Capítulo 24

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Renjun no podía dormir. Habían pasado dos días desde su pelea con Jeno y, aunque habían vuelto a una cómoda rutina, Renjun no podía quitarse la sensación de que no estaban bien. El pensamiento lo dejó inquieto, su mente agitada con fantasías fatalistas. Era como si pudiera sentir que cada momento pasaba rápidamente, y pronto Jeno se iría y Renjun se quedaría solo para lidiar con la realidad una vez más.

El pecho de Jeno subía y bajaba bajo la cabeza de Renjun, su corazón latía tan firme como un metrónomo. Renjun podría haberlo encontrado hipnótico si no fuera por el ruido impío que emanaba del rostro de Jeno. Éste claramente no tenía problemas para dormir. Renjun temía que pudiera tener problemas para respirar. ¿Era cuarenta demasiado joven para ese trastorno del sueño que requería que la gente usara máscaras como Bane en las películas de Batman?

Renjun no encontraría a Jeno menos atractivo con una de esas extrañas máscaras, supuso. Probablemente se convertiría en otro fetiche extraño. Honestamente, estaba agradecido de que Jeno pareciera estar durmiendo tan profundamente. Las últimas dos noches, habían estado plagado de pesadillas, llorando en sueños, quitándose las sábanas, una vez incluso sollozando contra la almohada. Renjun se había ido al Internet, buscando alguna forma de ayudar a Jeno con sus episodios, pero todos los artículos decían lo mismo... déjalo ser. Entonces, eso es lo que haría Renjun. Tomaría su manta, se acurrucaría en la silla y esperaría a que Jeno se calmara una vez más. Ninguno de los dos lo mencionaría por la mañana.

Esta noche, sin embargo, Jeno dormía mucho más profundamente de lo habitual. Renjun se estremeció de risa cuando los ronquidos de Jeno solo se hicieron más fuertes, un crescendo en la peor orquesta del mundo. Simplemente no parecía posible que alguien tan sexy pudiera hacer un ruido tan poco atractivo, como una motosierra puesta dentro de una trituradora de madera. Era un poco adorable. Un pensamiento que nunca compartiría con otra alma viviente.

Algo en los ronquidos de Jeno lo hacía parecer más real, más humano y menos superhéroe. No sucedía todas las noches, solo las noches en las que Jeno dormía profundamente. Y no eran sus ronquidos lo que mantenía despierto a Renjun, solo sus propios pensamientos intrusivos. Literalmente podía dormir a través de cualquier cosa. A su madre le encantaba contar la historia de cómo una vez durmió durante toda la actuación de una banda de música en uno de los eventos de su padre.

Se alejó de Jeno, agarró su teléfono de la mesa lateral e hizo clic en la aplicación para mensajes, encontrando a la única otra persona con la que todavía se asociaba que estaría despierta a esa hora.

Renjun

¿En qué andas?

Tres puntos rebotaron durante lo que pareció una eternidad antes de que apareciera su respuesta.

Nancy
A punto de cerrar el trato con un esquiador olímpico y su novio patinador sobre hielo.

Después de un momento apareció una imagen. Nancy sentada en un club nocturno lleno de humo, iluminado por láseres multicolores. Llevaba una especie de mameluco de seda que le llegaba hasta el ombligo y unas botas khaki que le llegaban hasta las rodillas. Sentada en el regazo de un chico que parecía que debería estar en la portada de alguna revista mientras otro chico igual de guapo apoyaba su cabeza en el pecho de Nancy. Renjun suspiró.

Renjun
Estoy aburrido. Llámame. Mejor todavía. Ven por acá.

Nancy
Tendrá que ser un no. Estos dos están cargados y en posición tenemos una suite reservada arriba. Te amo, pero no voy a desperdiciar a estos dos muñecos. ¿Dónde está tu abuelito?

✶𝕰 𝖒 𝖇 𝖗 𝖎 𝖆 𝖌 𝖆 𝖉 𝖔 𝖗✶    ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora