Capítulo 31

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Jeno observaba la sangre revistiendo sus manos. Había demasiada. Saturó sus ropas e incluso sus zapatos. La sangre de Renjun. Nancy se sentó a su lado en el banco, pero su atención estaba focalizada en sus padres a unos metros alejados hablando entre ellos. Cuando los llamó, lo dejaron todo. Trajeron un cambio de ropa para ella y se quedaron para asegurarse que Renjun estuviera bien.

¿Estaba bien? Había estado en cirugía por horas. "Laceración en la arteria braquial. Severa pérdida de sangre. Touch and go.". Jeno había intentado concentrarse en las palabras del médico, pero seguía devolviéndose a Renjun tirado en el pavimento, la vida escapándose de él. Se veía tan asustado, y solo se aferró a Jeno hasta que perdió la consciencia. El doctor dijo que tenía suerte de seguir con vida... Que si no lo hubiesen encontrado... Si no hubiesen usado el cinturón de torniquete en el brazo de Renjun... él podía haberse desangrado allí, justo en la calle. Jeno podría haberlo perdido para siempre.

Le ofrecieron a Jeno una bata así podía removerse las ropas ensangrentadas, pero él se negó. No iba a moverse de ese lugar hasta que le dijeran que Renjun estaba bien.

—Tiene que estar bien —Murmuró Jeno debajo de su aliento.

—Lo estará —Prometió Nancy—. Lo estará —Dijo de nuevo, como si intentara convencerse a sí misma.

Las puertas automáticas de la sala de espera se abrieron, y todos alzaron la vista hacia la conmoción. Las fosas nasales de Jeno se ensancharon. Randy caminó hacia el mostrador como si fuera dueño del lugar, con su asistente personal tras sus talones así como dos hombres vestidos de trajes.

¿Dónde jodidos había estado todo este tiempo? Nancy había estado llamándolo por horas.

Ella se levantó, apresurándose a encontrarse con él. —Renjun sigue en cirugía.

—¿Qué pasó? —Espetó.

Las manos de ella cayeron a ambos lados. —Estaba sangrando mucho por un corte en el brazo.

—¿Te aseguraste de que lo admitieran bajo un nombre falso? —Preguntó, sin reconocer la declaración anterior.

Nancy tropezó hacia atrás. —¿Qué?

—Un nombre falso. ¿Usaron un alias así podemos mantener esto en secreto?

El rostro de Nancy se torció, enfurecida. —¿Siquiera te importa si va a vivir?

Randy rodó los ojos. —Oh, por favor. No seas una niña. Ambos sabemos que él se hizo esto a sí mismo —Dijo, despidiéndola y girándose hacia la mujer detrás del escritorio —. Perdóneme, jovencita. Necesito hablar con usted —La enfermera detrás del escritorio movió los ojos hacia arriba cuando él golpeó el mostrador.

—Estoy al teléfono —Le dijo, señalando el recibidor como si él fuera un idiota.

—¿Acaso sabes quién soy yo?

—Dr. Ferrara, lo llamaré después —Murmuró antes de bajar el teléfono y sonreír al senador—. Sí, señor. Sé exactamente quién es usted. Es el hombre que se salió con la suya al robar cientos de millones de dólares de la compañía dueña de este hospital. Usted es la razón de que la mitad de nosotros no recibimos un aumento y por qué nos encontramos tan gravemente faltos de personal. Sé exactamente quién es.

La expresión del hombre hubiese hecho reír a Jeno en otro momento.

—¿Cómo se atreve? Quiero hablar con su supervisor.

Ella miró hacia su etiqueta, jalándola hacia adelante hasta que estaba prácticamente reposando en su nariz. —Soy la supervisora, señor.

Él se burló. —Necesito hablar con un médico o un administrador, alguien lo suficientemente mayor para beber, preferiblemente un hombre.

✶𝕰 𝖒 𝖇 𝖗 𝖎 𝖆 𝖌 𝖆 𝖉 𝖔 𝖗✶    ||ɴᴏʀᴇɴ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora