8 Consolar

56 11 4
                                    

Quackity se encontraba esperando en el consultorio a que llegara Luzu, como era paciente frecuente lo dejaban pasar. Miraba su chat esperando algún mensaje de Rubius, estaba preocupado por él, sabía que si salía mal aquella declaración, el culpable sería él al haberlo motivado a hacerlo. Al menos eso pensaba el pelinegro.

Hola Quackity, siempre puntual, me alegro de que llegaras.

Hola Lusu, es que la vez pasada me dijiste que esta sesión sería algo larga.

Así es, estuve releyendo tus escritos, busqué información por mi cuenta sobre tu enfermedad, ¿Está controlada?

Sí, la magia ayuda a mi corazón a sostenerse.

Bien, eso es excelente. ¿Las pastillas para dormir te están ayudando? Lana me dijo que no las tomaste estos 2 días.

Pues estos días gasté mucha energía saliendo, por ello dormí como un bebé, no quiero depender de esas cosas.

Luzu esbozó una sonrisa, se alegraba mucho del avance del pelinegro.

La sesión continuó con normalidad por las siguientes horas, Quackity comenzaba a procesar lo escrito  con facilidad, era mejor contestar preguntas cortas que narrar todo completo, estaba progresando. La alarma de la mesita sonó alertándoles del fin de la terapia. Se pusieron de pie y fueron a la sala de espera donde se encontraba Lana, mientras ellos hablaban, Quackity se mensajeó con Rubius para saber como iba todo. Al parecer debía ser directo o Vegetta no captaría el mensaje, le dio ánimos y cerró el chat.

¡Quackity! Luzu mencionó ir a la plaza por unos helados ¿Vamos?

Claro que sí Lana, eso ni se pregunta.

Mientras iban caminando observaba como ambos adultos conversaban amenamente con sonrisas, sintió una leve molestia porque se dio cuenta de que Luzu estaba coqueteando con Lana, ella era como su hermana. Ah no wey, con mi Lana no te metas- pensó. En la heladería los 3 se sentaron a comer, curiosamente Luzu y Lana pidieron sabor a frambuesa y Quackity de moras, otra cosa en común entre ellos 2. Sin percatarse, el pelinegro se ensució la mejilla con algo de helado por lo que Luzu lo limpió con su servilleta.

Lana observaba la escena con ternura. El menor solo se sonrojó ante ellos, sintió un breve ataque de nervios, suponía que era por la vergüenza. En ese momento su chat vibró, era Rubius quien le escribió una sencilla palabra, algo que hizo entristecerlo, sabía que debía ir a su casa.

"Fallé". 

Lana, Luzu, si me disculpan, debo ir a ver a Rubius, olvidé que tendría una pijamada en su casa.

Por mi no hay problema Quackity pero no traes tus cosas ¿Te las llevo?

No no Lana no te preocupes, Rubius tiene todo listo.

Yo me encargaré de llevar a Lana a casa Quackity, no te preocupes, diviértete.

Quackity lo miró con cierta seriedad pronunciando un "Mas te vale".


En casa de Rubius pudo notar que la puerta no tenía seguro ¿Tan mal se encontraba que dejó todo abierto?

Rubius... soy yo Quackity, vine a visitarte...

Nada, un silencio sepulcral hacía presencia en aquella casa. Tuvo que buscar por todas partes a su amigo, encontrándolo bajo la cama de su habitación. 

Rub... sal de ahí, vamos, dame la mano...

Rubius solo lo miró sin decir nada, estiró la mano sin ganas, no quería ser grosero con su amigo. Ambos se sentaron en la cama, el pelinegro utilizó su manga para secarle las lágrimas que le quedaban en su enrojecida piel.

Lo siento, no debí motivarte a hacerlo.

No, está bien así pato. Seguiría en una mentira que me dañaría más si no lo hubiera hecho. Ahora sé su respuesta y debo respetarlo porque... a pesar de todo sigo amándolo...

Quackity lo abrazó y comenzó a acariciarle el cabello lentamente para calmarlo, sus sollozos resonaban en el cuarto, poco a poco iban bajando su intensidad. Sabía que su amigo se dormiría tarde o temprano así que esperó, lo recostó en su cama y le puso un hechizo para que tenga un feliz sueño, no quería que sus memorias del día le jueguen una mala pasada. El uso de tal cantidad de magia causó que un hilo de sangre resbalara por la comisura de sus labios. Se limpió y se recostó a su lado, mañana tendría que ser un mejor día.

Rubius estaba soñando con un hermoso paisaje lleno de flores de colores, tenía a sus lobos junto a él, jugaba con ellos y pasaba la tarde con sus amigos, era uno de los mejores días que tuvo, aún así sentía que algo faltaba... o alguien. En ese momento estornudó y pudo observar en la palma de su mano una rosa violeta. Era hermosa, sin embargo no sabía porqué le causaba tristeza. La luz del sol comenzaba a darle en los ojos, se despertó con el cabello revuelto y los ojos algo hinchados, su alegría se desvaneció al recordar el mundo real. Era sólo un sueño...

Un aroma a huevos con tocino hizo que su estómago sonara, estaba hambriento pues anoche se había dormido sin cenar. Bajó hasta la cocina y vio a Quackity con su delantal cocinando, tenía la mesa lista, solo faltaba llamar al oso.

¡Rubia! Buenos días, te preparé el desayuno, espero te guste que lo hice con cariño, conste que así nomás no cocino. 

Una leve risa salió de Rubius.

Gracias pato, me siento honrado. ¿Sabes? Hoy quiero mostrarte mi base secreta, quisiera que me ayudes a remodelar el lugar.

¡Claro! Ándale ven a comer que se enfría.

El desayuno continuó de manera normal, conversaban y Quackity le comentó sobre lo coqueto que era Luzu con Lana. Aquello le causaba molestia. 

Un pelinegro de ojos violetas pasó por fuera de casa de Rubius, observó por la ventana como éste reía junto con Quackity, supuso que todo estaba bien, había ido a verlo por preocupación pero era mejor no interrumpirlo. Tendrían una misión en 2 días y allí se verían.


El caos estaba tan cerca...




Holi, vengo a continuar con mi historia favorita, siento unas ganas tremendas de adelantarme a los hechos pero no quedaría bien, poco a poco jajaja. La ansiedad quiere vencer.

Muchas gracias a los lectores fieles y a las nuevas personitas que se pasan por aquí, leer sus comentarios me alegra muchísimo, tengan paciencia con el desarrollo.

Gracias por leer, no se olviden de tomar awita y de votar. Loviuuuu lectoreeees~

Una Parte de mi Corazón 1ra Temporada (Hanahaki) Luckity~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora