Narra Allie:
Salimos de la universidad bromeando con Nathan y Peter. Michie estaba un pelín molesta por dejarla sola, pero se lo merecía por el comentario de la boda.
Me acerqué a ella. Me daba pena que estuviese de morros.
-¿Estás enfadada?- susurré dándole un toque con mi cadera.
-No, pero me podríais haber avisado.
-Lo siento, luego te compro un chicle, ¿vale?
-Siempre me compras con chicles, no es justo- protestó intentando que una sonrisa no se escapas de sus labios.
-Y tú a mi con chocolate, o con helados, o con libros... Conforme voy hablando me doy cuenta de que me puedes sobornar muy fácil.
-¿Por qué estáis hablando de sobornos?- habló Nathan, saltando al lado de Michie y haciéndola botar por el susto- ¿Te has asustado?
-No, ha saltado para hacer ejercicio- vi a Nathan con muy buen rollo con Michie y mi vena protectora salió a flote.
-Allie, ya hablamos de esto...- se quejó Michie.
-En fin- contesté seca. Lo hacía por su bien, ¿por qué no se podría dar cuenta?
-Vamos, no os pongáis así- dijo Peter.
-¿Así como?- pregunté.
-Tú en plan hermana mayor sobre protectora y tú Michie de hermana pequeña incomprendida- las dos lo miramos fulminándolo con la mirada.
-Él que se suponía que estaba en la parra...- comentó Nathan.
-Cierto... ¡Oye!
-Si al final va a tener razón Nathan, por primera vez- dije.
-Por supuesto... ¡Oye!- protestó el aludido.
-Vale, ninguno de nosotros estamos en nuestros mejores días. ¿Qué os parece si nos vamos a nuestra casa y pedimos pizzas para comer?- preguntó Michie.
-Mientras haya pizza...- comenté.
-Mientras estés tú...- dijo Nathan por lo bajo, pero lo pude escuchar. Lo dejé pasar, hablaría con él cuando estuviésemos a solas.
-Mientras que me pueda sentar...
-¿No se supone que tú eras deportista, Peter? Te cansas antes que yo y mira que eso es decir- habló Michie. Me encanta esta niña.
-Sí, pero me dopo y como comprenderás eso tiene sus consecuencias.
-Pero... ¿Qué? No entiendo nada. ¿Hemos empezado hablando de sobornos y acabamos hablando de que Peter se dopa. ¿Qué parte de la conversación me he perdido?- dijo Nathan.
-Anda, vamos a casa.
Y nos pusimos rumbo a nuestro pequeño apartamento. Por el camino pedimos las pizzas, porque así cuando llegáramos quedaría menos tiempo para empezar a comer. Estaba realmente hambrienta, me sonaban las tripas, y rezaba que no hubiese ningún silencio en la conversación y pudiesen escuchar el rugido de mi barriga. Gracias a Dios tuve suerte y hasta que no llegamos a casa Nathan y Peter no pararon de incordiar, por lo que no se escucharon sonidos raros.
-Con vuestro permiso voy a cambiarme- estábamos a finales de agosto y hacía calor, así que me puse mi pijama de verano: unos pantalones negros con una camiseta de tirantes gris que tenía a Minie en el centro. Muy cuqui, lo sé. Supongo que Michie pensó lo mismo ya que en el salón estaban los dos chicos sentados el sofá, muy quietos y muy serios para ser ellos.
-No puede ser, os da vergüenza estar solos en nuestra casa- exclamé.
-¿Qué?- dijo Nathan con voz aguda- No, solo es que... pues... que... como no teníamos nada que hacer optamos por esperaros sentados en el sofá.
-Sí, sí, exacto- tartamudeó Peter, asintiendo con la cabeza. Yo los miré raro.
-¡Qué fuerte! Tenéis casi veinte años y no sabéis mentir.
-¿Acaso tú si sabes?- me retó Nathan.
-Claramente.
-Demuéstralo- intervino Peter.
-Me encanta que Nathan esté cerca de Michie- dije con una sonrisa.
-Si no te conociese me lo hubiese conocido- comentó Peter.
-Eso es fácil de decir. Di algo en lo que no tenga dudas.
-Me encanta que siempre tengas ese aura de seguridad fingida a tu alrededor. Te hace parecer atractivo.
-Definitivamente necesito que me enseñes a mentir- aplaudió Peter levantándose del sofá de un salto. Gracias a Dios tocaron al timbre.
-Serán las pizzas. Abriré yo. Peter, avisa a Michie. Nathan, no te muevas.
Me acerqué a la puerta y la abrí. En frente estaba el pizzero, con las dos cajas de pizza que pedimos.
-Muchas gracias- dije entregándole el dinero y cerrando la puerta. Él puso un pie en la puerta.
-¿Te apetece que salgamos un día por ahí? Soy Matt- dijo el tal Matt.
-Lo siento, soy lesbiana- aparté su pie de la trayectoria de la puerta y la cerré en sus narices.
-¿Lesbiana?- preguntó Peter detrás de mi.
-Tu vida entera Peter, que susto. Sé mentir, ¿recuerdas?
-¡Comida!- gritó Michie haciéndome reír y poniendo las pizzas en la mesa de café que teníamos en el salón. Media hora después ya habíamos comido y... nos aburríamos muchísimo.
-¿Vemos una peli?- preguntó Peter.
-Pero en el cine mejor- comentó Nathan. Michie y yo nos miramos cómplices.
-¡El viaje más largo!- gritamos.
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Replace your heart
FanfictionLo intenta, pero no lo consigue. Tiene un pasado del que no le gusta acordarse. Solo se fía de su mejor amiga, Allie, la única que sabe por todo lo que ha pasado y no la juzga. Ellos aparecen en sus vidas rompiendo todos sus esquemas, reemplazando l...