Capítulo 19:

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NARRA MICHIE:

Definitivamente Tom y yo hicimos un poco el ridículo. Allie nos pilló en pleno baile sensual, aunque más bien ridículo porque bailamos como un pato un tanto mareado.
No sé como fue pero después de decidir lo que haríamos respecto al tema de Tom acabamos bailando, por lo menos nos reímos un rato.

No teníamos nada de comer, y cuando digo nada es absolutamente nada. Entre comer con los chicos y hacerlo fuera ni si quiera nos preocupamos de comprar algo.

Por esa razón, Allie se encargó de repartirnos las tareas a todos y no pudo haberlo hecho peor, claro que ella no sabía cuan incómodo me resultaba tener que entablar una conversación con Nathan, no por nada, simplemente por el hecho de no saber que tema sacar, si me hablaría como siempre o no. Decidí no darle muchas vueltas al tema e ir con él a comprar, lo que haya que hablar ya surgirá, si lo miramos bien es una gran tontería, solo que a mí me desconcertó.

En el camino desde casa al coche de Nathan no hablamos ni una palabra. ¡Qué cobarde! Me deja con las ganas y ahora no habla.

Miré de reojo su atractivo perfil. Realmente es guapo, nariz con un acabado perfecto, labios bonitos y bueno sus ojos creo que ya comenté que me encantan.

- Michie, sé que soy increiblemente guapo, y de verdad que no me incomoda para nada que me comas con los ojos, pero ya hemos llegado. -no me di ni cuenta de que había aparcado.

- ¡No te estaba comiendo con los ojos! ¡Tampoco eres tan guapo! -dije saliendo del coche.

- Claro que sí, sabes de sobra que lo soy.

- Creído. - dije más para mí que para él con intenciones de que lo oyese.

Lo adelanté y entré al supermercado. No sé porque me di tanta prisa si el que tenía la lista de la compra era Nathan.

- Vaya Michie, sabía que te pongo nerviosa, pero no creía que tanto. -dijo moviendo la lista en su mano y con una sonrisa de suficiencia plasmada en su cara.

- Idiota, no me pones nerviosa.

- Tú siempre haciéndome la contra.

Rodé los ojos y miré la lista. Decidimos que él iba a por unos productos y yo a por otros y así acabaríamos antes. Me estaba sacando de quicio con su ego.

- En serio Michie ¿pepinillos?

- Sí Nathan, los necesito para vivir.

- Pensaba que preferías lo chicles. Planteate esto : chicles de pepinillo.

Reconozco que eso me causó mucha gracia. Y esa fue mi respuesta, una gran carcajada.

Llegamos a casa sin ningún tipo de lesión, ya que no estamos de acuerdo en nada y nos estamos haciendo la contra constantemente.

Comimos todos tranquilamente con todo tipo de bromas de por medio, algo típico con estos chicos. Veía a Allie feliz y a los chicos feliz y eso de alguna forma me hacía ponerme alegre al verlos tan sonrientes. Incluso me hacía feliz observar con Nathan se encontraba de esa manera tan cómoda y sonreía de una manera natural y despreocupada. Era él mismo. 

-Tengo algo que deciros. -dije seria, cosa que imitaron cuando me prestaron atención. Me puse de pie.

-¿Qué pasa? 

-Es algo muy importante, así que preparaos.

-¿Qué es tan importante para que no me lo hayas contado antes?- dijo Allie, extrañada.

-Pues...-dije titubendo.

-¡Suéltalo! 

-Tengo sueño. Y dicho esto, me voy a dormir. ¡Ahí os quedáis! -dije yendo hacia mi habitación antes de escuchar insultos por parte de todos. 

****

No sabía donde estaba, me encontraba en un lugar oscuro, demasiado oscuro, y eso me provocaba miedo. Me encontraba en medio de nada y no sabía donde dirigirme. 

Escuché gritos, demasiado lejanos, sin embargo me resultaban familiares e intenté guiarme por ellos. 

- ¡Basta! -escuché, cada vez más cerca. Una voz demasiado angustiada. -¡No más, por favor! 

La voz se encontraba cada vez más cerca pero yo seguía viendo oscuridad. Yo quería ayudar a esa persona, a esa chica que suplicaba.

Una farola se encendió de repente. No sabía que estaba en la calle, hasta ese momento. No sentía ni frío ni calor, solo un mal presentimiento. 

Me giré, solo por un impulso, y me quedé petrificada al encontrarme con una figura que sostenía a una chica en brazos.

-¿Quién eres? -pregunté con la voz temblorosa.

-¿No te acuerdas de mí? Vaya. -dijo acercándose a mí, sin embargo el rostro lo mantenía en la incógnita, ya que lo único que alumbraba esa solitaria farola era el cuerpo de ese hombre con la mujer inconsciente en brazos.

-Tú otra vez no. No puede ser. -dije aterrorizada al reconocerlo.

-¿No te alegras de verme? ¡Porque deberías! -dijo soltando a aquella mujer en el suelo bruscamente. -No podrás escapar de mí. Eres demasiado imbécil como para hacerlo. -dijo acercándose a mí. Estaba al borde de las lágrimas y las piernas me temblaban. Tenía que salir de allí pero las piernas no me respondían.

-No des un paso más. -le dije.

-Ahora eres peleona, cada vez me sorprendes más, me gusta. -no sé como pasó, pero estaba a tan solo a unos centímetros de mi cara sonriendo cinicamente. Olía fatal y tenía la camisa manchada de sangre, me causó escalofríos.

Sin saber cómo me encontraba en los hombros de aquel hombre que tanto asco y repugnancia le tenía, añadiendo también miedo. 

-Me gusta que te vuelvas peleona, pero a mí eso no me vale, ¡a mí tienes que obedecerme! -me dijo acorralándome en una pared y dando un golpe con el puño al lado de mi cara.

-No me hagas daño, por favor... -dije en un susurro.

-Esto es por tu bien ¡te lo mereces! por ser una chica imbécil y no hacer caso de mis órdenes. ¡Así aprenderás! -dichas esas palabras, me propinó un puñetazo en la mejillas, seguido de otro en la mandíbula y así hasta que me vi en el suelo sin fuerzas si quiera para quejarme.

Me desperté  y me incorporé en tan solo un segundo. Noté un ligero mareo y la cabeza me dolía, a la vez que la frente me sudaba. 

-Tan solo ha sido un sueño. -me dije en un susurro.

Cada vez me ocurrían más a menudo y a veces se intensificaban provocandome incluso ganas de llorar al despertar. Mi cabeza me estaba jugando una mala pasada y yo acababa cansada físca y emocionalmente. 

-¿Qué pasa, Michie? -dijo Allie pasando a mi habitación ya que la puerta estaba entreabierta y yo me encontraba sentada en la cama, con la respiración agitada y con la mirada perdida al estar inmersa en mis pensamientos.- Dime que otra vez esos malditos sueños no, por favor. 

-Por desgracia sí, Allie. No aguanto más con esto, me están volviendo loca.




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