Cada 14 de Febrero que hay una luna llena, está se transforma en color rojo, y a partir de esa noche, la gente de Sooga puede ver su hilo rojo del destino y a quien está unido.
Pucca esta muy emocionada de ver su hilo y que esté unido a Garu: s...
Todos miraban ahora a ambas chicas, y claro, la mirada no era distinta a la que Tobe y Garu recibieron, pero ahora se añadía una: confusión.
La mayoría era por la pregunta de "entre Pucca y Garu ¿quien había sido infiel primero?"... y la otra... "¿Qué tan mal se sentirán Pucca y Garu ante una revelación tan irónica como esa?" para como "presumían" su amor... debía serles devastador terminar unidos con sus rivales.
—...Pucca —musitó Ching sin saber que decirle a su amiga.
La aludida miraba su hilo como si estuviera a punto de llorar, no quería ver a nadie, ya no aguantaba las miradas, no sabía que más hacer ahora que todos sabían su situación, terminó huyendo de ahí para evitarse los comentarios de los demás, esperando que ni Ching ni sus tíos la siguiesen.
—... ¡Ja, así que ustedes también- —Muji ni terminó su burla cuando comenzó a gritar al sentir como la de pelo azul arrancaba su bigote bruscamente —¡MI BIGOTE! —gritó adolorido y lloroso mientras corría y cubría su rostro.
—Quien quiera terminar llorando como él, puede quedarse y hacer su maldito comentario —amenazo Ring-Ring fríamente mientras dejaba caer los pelos y sacudía su mano estando asqueada.
Los demás la miraron asustados, ni siquiera Payaso se burló por miedo a que la de vestido rosa lo atacase, todos se terminaron yendo sin pensarlo dos veces, Ching junto a Abyo iban a seguir a Pucca, pero los tíos de la susodicha los detuvieron.
—Denle su espacio a ella y a Garu... esto es más delicado de lo que podemos manejar... —dijo Dumpling.
—¡Pero algo tenemos que hacer, el hilo se tuvo que haber equivocado o algo así! —exclamó la de labios corazón con notable preocupación.
—El hilo no se equivoca, nosotros no podemos ayudar a Pucca y a Garu contra el destino... ellos tienen que afrontarlo junto a Ring-Ring y Tobe... —explicó Ho resignado.
—...O huir de él para siempre —dijo Linguini mirando hacia el camino por el que Pucca se había ido, y simultáneamente el camino de Ring-Ring...
Los tres tíos de Pucca sabían algo, ya sea que el amor entre su sobrina y Garu haya terminado o no, esos hilos estaban plagados de desgracias, pues nada bueno podía salir del posible amor que pudiera haber entre Pucca y Ring-Ring... y mucho menos entre Garu y Tobe.
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Tobe corría a gran velocidad hasta que llegó a su guarida, jadeó cansado y arrastrando su rostro, dándose cuenta de que sostenía la mano de Garu, y como él susodicho solo lo había seguido aferrándose a su mano, sin mirarlo a la cara, ni a él, ni a los ninjas que los habían seguido.
—Maestro... —uno de sus ninjas mejor se ahorró de volver a hacer la pregunta de su bienestar, era OBVIO que Tobe estaba de la mierda.
El ninja de cicatriz frunció el ceño y soltó bruscamente la mano de su rival, fue un impulso tomar su mano y alejarlo del pueblo, sacó una de sus espadas y la puso en el cuello del ninja de coletas.
—Viniste justo a mi trampa, Garu, hoy cumpliré mi venganza, no podrás escapar, ¿últimas palabras? —dijo burlón, y claro, todos los ninjas inmediatamente se pusieron en guardia.
Garu alzó su rostro, Tobe abrió sus ojos estando sorprendido... Garu estaba llorando, no tenía una mirada desafiante, ni siquiera furia o deseos de defenderse, se veía completamente desinteresado en salvarse así mismo.
—¿Que te pasa? —susurró bajando su espada, sin embargo, el ninja de corazón se acercó de nuevo al arma, la cual presionó un poco su pecho, el centro del corazón en su traje, cerró sus ojos.
Garu sentía que lo había perdido todo, el pueblo entero pensaba que había traicionado a Pucca, la chica más amada del pueblo, y lo peor de todo, pensaban que estaba con Tobe, su peor enemigo y de las personas más odiadas del pueblo... tantos años que había luchado por ser un ninja honorable... y al final un estúpido hilo tiro todo ese esfuerzo a la borda sin siquiera poder defenderse y sin buscárselo.
—...Vaya, vaya, miren esto, Garu quiere morir... de haber sabido que una humillación cómo está sería tu punto débil, habría inventado que éramos amantes desde hace tiempo —dijo el de cicatriz riéndose de forma burlona, importándole poco lo que pudieran pensar sus ninjas respecto a ese comentario lejos de los estándares de heterosexualidad y mucho menos de honorabilidad, aunque esto último era lo que menos podría sorprenderles.
El pálido trono sus dientes y cerró sus ojos mientras escuchaba las pequeñas risas de los ninjas, pues al final de todo, era más impactante y a la vez satisfactorio ver a Garu en esta situación, pues nadie hubiera imaginado que un ninja orgulloso terminaría buscando la muerte en mano de su enemigo al perder el respeto de todo el pueblo de Sooga,
Pero para Garu... el honor y el respeto lo era todo, era lo que lo definía, su propósito de vida, su razón de luchar y entrenar tan duro para volverse un ninja... así su camino estuviera repleto de errores y defectos... Su reputación que siempre fue intachable ante todos, había sido manchada, deshonrada.
Tobe quitó su espada y la guardó de nuevo, miró a sus ninjas para que bajaran las armas, provocando que el de coletas los mirase confundido y con molestia a la vez.
—Vete de aquí, pierde la gracia acabar con tu vida si eso es lo que quieres —dijo el de coleta sin verlo, y extrañamente... sintió decepción y aún más amargura por la acción de su rival...
Garu al escucharlo apretó sus puños y terminó estampando uno de estos justo en la mejilla derecha de su rival, dejando atónitos a los presentes, ahora estaba furioso, que Tobe lo rechazara fue su colmo, y claro, el de coleta le devolvió el golpe con fuerza y tirando a Garu al suelo, el pálido se puso de pie y sacó su espada, Tobe sacó de nuevo las suyas.
—Ya que insistes tanto, voy a matarte de una vez —dijo el de cicatriz con furia, la cual el ninja de corazón le correspondió de la misma forma.
Corrieron hacia el otro dispuestos a atacarse en un duelo a muerte, pero un estruendo en la puerta de la guarida los detuvo, ahí estaba Pucca... y se veía tan enojada que los ninjas retrocedieron al verla, sintiendo más terror de ella que de la mismísima muerte.
—... ¡Ninjas, al ataque! —gritó Tobe dispuesto a continuar su pelea con Garu.
La de moños odango corrió hacia ellos esquivando los ataques de los ninjas y derribándolos a golpes u patadas, dejándolos noqueados fácilmente, Tobe y Garu ni siquiera se atacaron y más cuando la pálida tomo el hilo que los unía y los atrajo hacia ella, provocando que ambos la mirasen confundidos y aterrados por su cara roja de ira, como ver el infierno en su mirada apuntó de absorber sus almas al entreno sufrimiento.
—¡YA BASTA DE ATAQUES! —fue lo que gritó... Pucca.