Dedico este capítulo a mornizgtarz5 por su cumpleaños. ¡Feliz cumpleaños, querido amigo!
Aquellas iban a ser las primeras navidades de la familia Kennedy, y Claire estaba entusiasmada por crear un ambiente festivo y hogareño. La bebé apenas había cumplido dos meses, por lo que aún no se enteraba de nada, pero ella estaba dispuesta a crearle recuerdos hermosos, sensaciones maravillosas, cuyos sentimientos pudiese conservar en su corazón por siempre.
Estaba acostada en su cunita jugando alegremente con un par de globos de vivos colores que Leon había ideado para atar de vez en cuando a sus pequeños piececitos con una cinta suave. Movía los brazos y los pies emocionada, y los globos se movían con ella haciéndola maravillarse. Era un cielo de niña, podía entretenerse un buen rato sola para tratarse de un bebé tan pequeño. También tenía un coqueto balancín musical con arneses donde la columpiaban y acababa durmiéndose plácidamente.
Leon se había marchado molesto, y ella sabía bien porqué: la noche anterior, ella se había subido a una enorme escalera para poner en lo más alto de árbol de navidad la maravillosa estrella que había comprado aquella mañana, con tan mala fortuna, que se había desequilibrado y había perdido pie precipitándose hacia el suelo. Por suerte para ella, su marido, quien acababa de salir de la cocina, la había cogido al vuelo evitándole una fuerte caída.
Por un momento, él la había mirado como si acabase de librar de su trágico final a la obra de arte más cara del mundo fabricada con auténtico cristal de bohemia; estaba asustado, muy asustado. Habían hablado sobre ello en numerosas ocasiones: ella seguía siendo la mujer de siempre: fuerte, atrevida y valiente, y él lo entendía a la perfección; pero no podía evitar temer por ella a la más mínima ocasión. Aquello le hacía entender cuánto había sufrido, cuánto la amaba.
Y lo entendía, pero esa actitud no podía continuar; ella no era una muñequita de porcelana a la que salvaguardar de todo mal, incluso de sí misma. Y ahora, ella misma le había proporcionado nuevos argumentos para animarlo a mantener esa actitud sobreprotectora que tanto la agobiaba... Suspiró frustrada y a la vez enternecida; el amor que él sentía por ella era incondicional, infinito, generoso. Y ella, simplemente, lo idolatraba. Quizá era solo cuestión de tiempo que el equilibrio regresase entre ambos, cuestión de paciencia.
Escuchó el sonido de la puerta al abrirse y sonrió ilusionada: él había vuelto a casa tras un día largo y arduo de trabajo. Quiso dejar lo que estaba haciendo para ir a recibirlo, pero unas manos suaves y cálidas rodearon su cuello con adoración. Sorprendida, sintió un tacto frío de inmediato, y llevó sus manos hacia una hermosísima cadena de la que pendía un diamante impresionante engarzado mediante bellas filigranas de oro que él acababa de colocarle.
«Dios... esto es... prohibitivo», se dijo alucinada e hipnotizada por su brillo cegador.
Besando su cuello suavemente, Leon depositó en su mano una caja muy elegante forrada en terciopelo azul.
—Dentro están los pendientes y el anillo a juego, también —susurró a su oído sin dejar de besarla.
Ella se estremeció de placer, y también por la impresión de saber que, si se ponía todo aquello, llevaría varios miles de dólares encima como si ella misma fuese un joyero caro. Era una mujer sencilla y, aunque le encantaban las joyas, no estaba acostumbrada a recibir semejantes regalos.
Sorprendiéndola aún más, Leon la rodeó y se plantó frente a ella con una nueva caja en la mano, que le ofreció con una sonrisa emocionada.
«Ay, no...».
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𝓓𝓞𝓢 𝓐𝓛𝓜𝓐𝓢
FanficClaire Redfield descubre el lado más salvaje y sexual de Leon Kennedy, su amigo desde hace quince años, cuando por error lo encuentra liado con una compañera suya de TerraSave en una discoteca a la que todos ellos han ido juntos. Una y otra vez, no...