Capítulo tres.

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Barcode.

—Jeje, hola abuela.—saludé con un notorio nerviosismo.

La abuela aún nos miraba confundida, si fuese ella también lo estaría, es decir, ¿por qué la persona la cual no me cae tan bien está aquí conmigo en unas pequeñas vacaciones?

—Code, Jeff, les hice una pregunta.

Antes de que pudiese responder, Jeff ya había tomado mi mano.

—Somos pareja, eso pasa, abuela Anong.

Tanto yo como la abuela nos sorprendimos.

Es que me tomó desprevenido. Eso había sido tan espontáneo.

—¿Pero ustedes no se llevaban mal? —preguntó curiosa.

No había caso. Tenía que contarle a la abuela lo que había planeado, así sería menos complicado.

—Verás, abuela, no estamos juntos, pero...—suspiré agarrando coraje de no sé donde. —Le estamos haciendo creer a mis padres que estamos en una relación, es que ya sabes como es mamá, siempre me sofoca preguntando por alguna novia, a pesar de que sabe que me gustan los hombres, así que Jeff me está ayudando a fingir. —concluí muy apenado.

Tan apenado que podía sentir como mis mejillas ardían. Oh, probablemente estaba tan rojo como un tomate.

—Bueno, sí, tu madre es un tanto molestosa en ese aspecto. Está bien, Barcode, no diré nada. —finalizó con una sonrisa.

Tanto Jeff como yo soltamos un suspiro aliviados y por primera vez nos sonreímos mutuamente.

—Gracias, abuela Anong. —dijo Jeff.

La abuela le sonrió con ternura. Había olvidado lo mucho que la abuela quería a los dos hermanos, a los dos por igual.

—Oh, no es nada, querido.

—Abuela, vayamos a desayunar. —dije.

La abuela asintió y los tres nos dirigimos hacia el comedor donde mamá y papá ya se encontraban colocando el desayuno en la mesa.

Tal y como lo habíamos previsto, mi madre comenzó a preguntar el como nos conocimos. Jeff parecía encantado respondiendo a cada una de sus dudas.

Vaya, tal vez Jeff debería estudiar actuación y no medicina. Se le da tan bien actuando.

Probablemente si no sabía sobre la verdad de nosotros también me la hubiera creído.

Lo que también me agradó fue la reacción de papá al escuchar la anécdota de como nos conocimos.

—Buen trabajo, Jeff. —le dije en susurro solo para nosotros dos escuchemos.

Jeff me miró de reojo, con una sonrisa ladina. No sé porque, pero aquella sonrisa pudo hacer que sienta cosas extrañas en mi estómago.

Las dichosas mariposas, mi querido Barcode.

No, no y no. Me niego a que sea eso.

—Luego vayamos a la playa. —pidió la abuela.

Ella decía que amaba la playa porque le recordaba al abuelo y de como lo conoció. Bonita historia, de hecho.

Todos asentimos y sin más, nos enfocamos en terminar de desayunar.

##

—¡Barcode! —la voz familiar de un niño llegó a mis oídos.

Giré sobre mis talones para encontrarme al pequeño Chay con su pelota de playa.

Chay era un niño muy conocido, siempre que mi familia y yo veníamos a la casa de playa encontraba a Chay jugando en el mar o en la arena húmeda. Era hijo de una de las chicas de la servidumbre.

7 days² ɞ jeffbarcodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora