Involuntariamente arrancados de su amado Imperio por una intrigante diosa élfica, el emperador Karl Franz I y los restos de su maltratada fuerza imperial se encontraron varados en un mundo que aún no había sido tocado por las garras del Caos.
Si bi...
Bueno , primero que nada los primeros 11 cap de esta historia no es mío , el link esta abajo, el autor no ha actualizado hace casi 4 años así que decidí continuarlo yo ya que se asemeja mucho a mi estilo de escritura jaja
link del original
https://m.fanfiction.net/s/12413981/1/
....
Sin nada mas que decir , disfruten del cap
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KARL FRANZ
Era la oscuridad de la noche, en las horas crepusculares del otoño. En unos momentos, sería Kaldezeit, el Mes Frío. De hecho, la temperatura estaba bajo cero y se mantendría así después de Mitterfruhl.
En un enorme campamento de guerra imperial cerca de las afueras de Hergig en la provincia de Hochland, Karl Franz von Holswig-Schliestein, el actual gobernante electo del Imperio del Hombre, estaba sentado solo en su tienda en medio del campamento, con la mirada fija en un carta que tenía en la mano.
La misiva estaba estampada con el sello de Ostland y adornada con las marcas personales del conde elector de esa provincia, Valmir von Raukov. Franz había perdido la cuenta de cuántas veces ya había leído la carta, pero por alguna razón, no podía encontrar en sí mismo el valor de dejarla para concentrarse en asuntos más importantes, como si leerla más le otorgara algo. mejores probabilidades de éxito contra los enemigos a los que él y su ejército no tenían más remedio que lanzarse contra ellos muy pronto.
Su Majestad Imperial, se leía en el atroz intento de von Raukov de escribir a mano en Reikspiel simple. Es como me temía, y más. Tzarina Katarina ha fallado en la defensa de su nación y las fuerzas de Everchosen avanzan prácticamente sin oposición. Aunque nuestros aliados del norte lucharon valientemente, Kislev ya no existe.
Esas simples palabras todavía hacían que la boca de Franz hiciera una mueca mientras su estómago se revolvía de la manera más incómoda.
Mientras escribo esta tarde, cientos y miles de kislevitas harapientos y con los ojos desorbitados llegaron marchando por las aldeas alrededor de Wolfenburgo. Algunos vinieron en busca de refugio, pero la mayoría solo quería salir de Ostland lo más rápido que les permitieran sus piernas cansadas. Con ellos, trajeron noticias de norscanos con armadura de placas que cabalgaban sobre corceles demoníacos, matando a cualquiera que se interpusiera en su camino mientras profanaban la tierra a su alrededor con sus magias corruptoras. Cuentan cómo la zarina intentó resistir en Volksgrad, pero fue en vano. Se presume muerta junto con la mayoría de sus ejércitos.
Franz volvió a dejar la carta sobre la mesa y cogió una jarra cercana de vino añejo Grenzstadter, con el sello de cincuenta años imperiales. Cuando la bebida de Averlander se deslizó por su garganta, el emperador sintió que su determinación se fortalecía a pesar del repentino oscurecimiento de sus sentidos. Después de limpiarse la boca con el dorso de la mano, tomó la carta de von Raukov y continuó donde la había dejado.
