3. UNA NUEVA VIDA

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— Bienvenida a tu nueva casa — le dijo Lorenzo cuando entraron en la casa.

Irene sonrió. La casa era espectacular. Estaba situada en las afueras de Barcelona, concretamente en Vallvidrera. Según le había contado Lorenzo en los últimos días, además de la casa, donde pasaba los fines de semana, tenía un piso en Pedralbes, donde se alojaba durante la semana, además allí tenía su estudio de diseño y su despacho.

El recibidor era casi tan grande como su habitación, pensó Irene, y daba directamente al salón de la casa, a la derecha había unas escaleras que Irene, supuso, subían a la planta superior.

Y antes de que pudiera darse cuenta una chica de unos 30 años que iba vestida con un uniforme, saludó al Sr. Lorenzo y cogió la chaqueta de este y diciéndole a ella:

— ¿Me permite, Srta.? — la de ella.

— Lleva la maleta de la Srta. Puente a la habitación contigua a la mía, por favor.

— Sí, Señor — respondió la chica.

Y entonces, una mujer mayor, con el pelo blanco, muy guapa y elegante, salió a recibirlos.

— Por fin, ya estás aquí — dijo y tendiéndole la mano, se presentó: — Soy Pilar, la madre de Lorenzo, futura abuela de ese bebé — añadió señalando su barriga — y tú suegra.

— Un placer, yo soy Irene — se presentó ella.

— Pasa, preciosa, tenemos mucho de que hablar — dijo la mujer cogiéndola del brazo - mi hijo me ha hablado poco de tí.

Entraron hasta el salón y se sentaron en el gran sofá. Pilar empezó a hacerle preguntas a Irene que ella contestaba lo más educadamente que sabía. Cuando le contó a Doña Pilar, como esta le había dicho que la llamara, que había estudiado diseño de moda, Doña Pilar le dijo a su hijo:

— Mira que casualidad, Irene también es diseñadora de moda, quizás pueda ayudarte en el taller.

— No sé, madre. Por lo pronto, lo único que hará es cuidarse por el bien de ese bebé.

En ese momento, entró Sergio, el hermano de Lorenzo.

— ¡Vaya, ya está aquí nuestra invitada! — señaló Sergio acercándose a ella.

Irene iba a levantarse para saludarlo, pero él no se lo permitió:

— No, no te levantes. Soy Sergio, el hermano del padre de la criatura que vas a tener — se presentó tomando la mano de Irene y besándola caballerosamente.

— Irene — dijo ella, mirando fijamente a su cuñado — Yo soy Irene.

Sin duda Sergio era tan guapo o más que Lorenzo e Irene no pudo evitar fijarse en él.

— Muy bien, ya os conocéis — dijo Lorenzo un tanto molesto, apartándo la mano de su hermano de la de Irene.

— Bueno, enséñale la habitación a esta chica, hijo — dijo Pilar.

— Por supuesto, ven conmigo, Irene.

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La habitación de Irene era maravillosa, grande, espaciosa, luminosa. Perfecta y justo como ella había soñado.

— Mi habitación está justo aquí al lado, así que necesites lo que necesites, ya sabes.

— Sí, gracias por todo — dijo Irene.

— Gracias a ti por aceptar. Sé que no debió ser fácil tomar la decisión, pero has sido muy valiente y al final, lo has hecho.

MAMA POR SORPRESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora