Irene tomó aire y respondió:
— Le he dicho que me voy a casar contigo porque eres el padre de mi hijo, y que este niño es muy deseado para ambos.
No se atrevió a contarle que en realidad le había dicho que era el hombre de su vida y que le amaba. Sobre todo porque aún no sabía que era lo que Lorenzo sentía por ella y eso le daba miedo. Lorenzo también suspiró. Se acercó a ella, la tomó por la cintura y sujetándola por el cuello acercó su boca a la de ella y la besó suavemente. Cuando rompió el beso, Irene bajó los ojos al suelo y le preguntó:
— ¿Por qué me haces esto?
Tenía miedo de que él le dijera que no sentía nada por ella, que volviera a rechazarla, como hacía continuamente, cada vez que entre ellos había un acercamiento.
Lorenzo cerró los ojos con fuerza, como si haciéndolo creyera que todo iba a desaparecer y ya no estaría cuando los abriera, pero no fue así. Ella seguía allí, entre sus brazos.
— Yo... — no quería decírselo, pero cada vez se iba enamorando más de ella y no quería —... No sé. Tu me gustas — terminó por confesarle, volviéndola a besar.
Irene lo empujó apartándolo de ella y gimiendo:
— No, por favor, no quiero que vuelvas a follarme y luego me apartes de tí y te alejes y me digas que todo esto es un error — le gritó enfurecida.
— Irene, por favor — suplicó él acercándose a Irene.
Ella se alejó unos pasos, su corazón iba a mil por hora. Lorenzo volvió a acercarse a ella y la cogió por la cintura para que no volviera a alejarse.
— Sé que soy un imbécil y tienes toda la razón, pero es que tú... — Lorenzo se pegó aún más a ella, haciéndole notar su sexo erecto entre los dos — ¿Ves lo que me provocas? Si te tengo cerca haces que todo mi cuerpo arda de deseo por ti, pero a la vez mi razón me dice que debo alejarme.
Irene suspiró, ella también ardía cuando le tenía cerca. En realidad, en aquel momento solo quería desnudarlo y hacerle el amor dulcemente. Y entonces, en un segundo de lucidez, en medio de toda aquella locura, se alejó de él y le dijo:
— No vas a jugar conmigo. No quiero que juegues conmigo. Me casaré contigo por este hijo que llevo aquí dentro, pero no habrá nada más entre tú y yo. Nada más.
E Irene se alejó de Lorenzo marchando hacia su habitación, mientras oía a Doña Pilar decir:
— Bravo — a la vez que hacía palmas.
En el fragor de la batalla, ninguno de los dos se había dado cuenta de que Doña Pilar había entrado en el piso utilizando su propia llave.
— ¿Qué haces aquí, mamá? — le preguntó Lorenzo a su madre.
— Venía a traerte la cena y a hacer lo que fuera para que tu prometida y tú hicierais las paces, pero, creo que no hay nada que hacer.
Doña Pilar se acercó a la barra de la cocina y dejó la tartera que llevaba entre sus manos.
— ¿Te lo ha contado Sergio? — le preguntó Lorenzo, abriendo ligeramente el papel de plata que tapaba la tartera, para comprobar si dentro había aquella empanada que tanto le gustaba y que su madre cocinaba tan perfectamente.
— ¿Tú qué crees? En esta familia no hay secretos y lo sabes ¿Cuánto esperabas que me enterara?
Lorenzo suspiró, mientras Doña Pilar se dirigió hacia las habitaciones.
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MAMA POR SORPRESA
RomancePara solventar sus problemas económicos, Irene recurre a la donación de óvulos, pero en la clínica donde le realizan la extracción de óvulos se equivocan y le hacen una inseminación a causa de la cual se queda embarazada, el padre, Lorenzo, un famos...