El despertador sonó a las 8 en punto de la mañana. Aquella noche, la última como solteros, la pasaron en la casa familiar de Lorenzo, ya que allí sería la boda
Irene estaba nerviosa, aquel sería el último día, además, que pasaría con Lorenzo.
Lo primero que hizo tras levantarse fue tomarse una ducha, y estaba saliendo ya cuando llamaron a la puerta.
— Hija, ¿te has levantado ya? — Era su madre, que junto a su padre habían pasado la noche allí también.
Precisamente, Pilar había preparado una cena familiar con todos, sus padres, Sergio y Rosa.
— Sí, mama, pasa.
— Buenos días, mi reina — se acercó a su hija dándole un beso en la mejilla.
— Buenos días.
— ¿Cómo estás, preciosa? — le preguntó con dulzura.
— Bien, mamá.
— ¿Estás segura que quieres hacerlo? — le preguntó por enésima vez.
Irene les había contado a sus padres lo sucedido con Lorenzo, y que después de la boda se iría. También se lo contó a Doña Pilar, y esta le había ofrecido la casa de la playa, una casa que tenían desde entonces. Pilar estaba casi segura de que Lorenzo no se acordaría de aquel lugar.
— Sí, mamá, creo que es lo justo, este niño necesita un padre. Aunque sea tan necio como Lorenzo. Además, firmé un contrato que me compromete a hacer esto.
— Ya lo sé, hija, pero me preocupas, eres mi hija y quiero lo mejor para ti.
— Lo sé mamá, si lo malo es que yo le quiero — justificó con cierta tristeza.
— Bueno, espero que por lo menos hoy seas feliz. ¿Bajamos a desayunar?
— Sí, vamos mamá.
Bajaron juntas hasta la cocina donde ya estaba preparada la mesa de desayuno, en la que ya se había sentado su padre y por supuesto, Doña Pilar.
Bajaron juntas hasta la cocina donde ya estaba preparada la mesa de desayuno, en la que ya se había sentado su padre y por supuesto, Doña Pilar.
— Buenos días, queridas. Sentaos donde queráis — las saludó Pilar.
Irene también la saludó, acercándose a ella y dándole un dulce beso, luego hizo lo mismo con su padre.
— Buenos días.
Y se sentó junto a su padres. Su madre se sentó a su lado.
No tardó en aparecer Lorenzo que venía cabizbajo. Saludó y por un segundo él e Irene se miraron. Irene sonrió levemente al ver el ojo morado que le había dejado su hermano.
— Buenos días — le respondieron todos.
Lorenzo se sentó junto a su madre y al lado de Ignacio, su futuro suegro, y buscando la mirada de Irene le preguntó:
— ¿Cómo te encuentras hoy?
— Bien, estoy bien — respondió ella.
Enseguida apareció Sergio, que venía seguido de Rosa, ambos muy sonrientes.
— Buenos días — saludaron ambos.
— Buenos días — respondió el resto.
Irene miró a su amiga sonriendo y le guiñó un ojo. Estaba segura de que entre ella y Sergio había pasado algo, la conocía bien y sabía que cuando estaba así de feliz y contenta era por algo.
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MAMA POR SORPRESA
RomancePara solventar sus problemas económicos, Irene recurre a la donación de óvulos, pero en la clínica donde le realizan la extracción de óvulos se equivocan y le hacen una inseminación a causa de la cual se queda embarazada, el padre, Lorenzo, un famos...