La piel desnuda de Irene era como un delicioso manjar para Lorenzo, la lamía despacio, pasando su lengua de abajo hacia arriba, desde su estómago hasta sus pechos. Irene se sumergía en la sensación gimiendo y suspirando.
— ¡Oh, por favor, me vas a matar! — le recriminó a su marido.
Y justo en ese instante una patada del bebé la hizo retorcerse y quejarse:
— ¡Ays, joder!
— Este si te va a matar — exclamó Lorenzo, tocando la abultada barrida de ella.
Estaba casi a punto, había salido de cuentas hacía solo un par de días.
— Pega unas patadas. Y además, aquí — se puso la mano indicando el lugar — en la boca del estómago, se nota que ya está encajado.
— Yo sí que te voy a encajar — dijo Lorenzo, medio en broma.
Y entonces, Irene sintió un dolor agudo entre las piernas.
— ¡Uh, creo que ya viene!
— ¡¿Qué?! No, ahora no — exclamó Lorenzo.
— Sí, ahora.
Y justo en ese momento, Irene rompió aguas. Desde ese momento, todo fue correr. Se levantaron de la cama, se vistieron, cogieron todo lo necesario para ir al hospital (Irene hacía ya días que tenía la bolsa preparada con su ropa y la del bebé, además de pañales, toallitas y todo lo que un recién nacido pudiera necesitar). Mientras iban hacia el hospital, Irene llamó a Pilar:
— Vamos camino al hospital, el bebé ya viene.
— ¿Ya?
— Sí, ya.
Después llamó a sus padres, para decírselo también a ellos.
Media hora más tarde, Irene ya estaba en el paritorio, maldiciendo a Lorenzo por haberle hecho aquello.
— ¡Eh, no te quejes, que tú también querías, no digas que no! — exclamó Lorenzo.
Irene lo fulminó con la mirada. Y volvió a retorcerse debido a otra contracción.
— Ponedle ya la anestesia — Ordenó el Dr.
El anestesista obedeció.
* * *En la sala de espera, Pilar no dejaba de dar vueltas arriba y abajo. Sergio estaba con ella también.
— Mamá, seguro que todo está bien. Anda, siéntate ya.
— No puedo, después de lo de la otra vez, no puedo, hasta que no vea al bebé no estaré tranquila.
— ¡Mami, mami! — gimoteó el pequeño Lorenzo, Lolo, como lo llamaba Irene, para distinguirlo de su padre.
El niño acababa de cumplir 2 años hacía unos días.
— Mami está con el médico — le dijo Laura, la madre de Irene — Va a tener a tu hermanito.
— ¡Un hermanito!
Pilar sonrió sin perder de vista a su nieto. A pesar de todo lo que Lorenzo e Irene habían tenido que pasar desde el momento que habían decidido tenerlo, al final, ambos habían sido muy felices, el niño había nacido sano y crecía feliz junto a sus padres, que habían decidido darle un hermanito.
Y en ese momento salió Lorenzo del paritorio con el bebé en brazos, diciendo:
— Chicos, os presento a Marta.
Todos se acercaron para ver a la niña.
Ignacio, el padre de Irene, cogió al pequeño Lorenzo en brazos y acercándolo al padre y a la niña le dijo:
— Mira, esta es tu hermanita.
El pequeño simplemente dijo:
— ¡Que pequeña es, no puedo jugar con ella!
Todos rieron y su padre le dijo:
— Ahora no, pero cuando crezca un poquito sí. Y además, nos ayudarás a tu madre y a mí a cuidarla, ¿verdad?
El niño afirmó con la cabeza.
Luego Pilar le preguntó a su hijo:
— E Irene, ¿cómo está?
— Bien, madre, muy bien, esta vez todo ha sido más sencillo que con Lolo. Está cansada por el esfuerzo, pero bien, en cuanto se recupere un poco podréis verla.
Todos suspiraron aliviados.
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MAMA POR SORPRESA
RomancePara solventar sus problemas económicos, Irene recurre a la donación de óvulos, pero en la clínica donde le realizan la extracción de óvulos se equivocan y le hacen una inseminación a causa de la cual se queda embarazada, el padre, Lorenzo, un famos...