- ¿Dónde está Irene? - preguntó Lorenzo a su madre al entrar en la sala de espera.
Pilar, su madre se acercó a él, por fin aparecía, lo que le hizo sentir más tranquila. Miró a su hijo y con el ceño fruncido le indicó:
- Por ahí dentro, tu hermano está con ella.
Lorenzo entró en urgencias en busca de Irene, casi corrió por los pasillos, temiendo que alguien le echara por hacerlo, la encontró en una pequeña habitación junto a Sergio. Su corazón iba a mil por hora, estaba realmente preocupado por ella y por el bebé.
- ¿Ya era hora? - fue lo primero que dijo Irene al verlo, lo que hizo que se diera cuenta de que estaba bastante bien.
- Te hemos llamado a todas partes ¿dónde estabas? - le preguntó Sergio con tono indignado.
- Bueno, eso no importa ahora - escurrió el bulto -¿tú como estás? ¿qué ha pasado? - preguntó dirigiéndose a Irene.
- Estoy bien. Tuve un dolor y...
En ese momento apareció el doctor.
- Bueno, ya tenemos todos los resultados - dijo - no se ve nada destacable, probablemente todo ha sido un dolor normal en su estado. Ya sabe, el cuerpo cambia, el útero se expande para albergar esa nueva vida, o los gases, durante el embarazo suelen aumentar.
- ¿Usted cree, doctor? - preguntó Lorenzo preocupado.
- Sí, no hemos visto nada que pudiera evidenciar otra cosa. El feto está perfecto, creciendo como debe — señaló.
- Entonces podemos irnos a casa - propuso Lorenzo.
- Pues sí.
El doctor miró a Lorenzo de arriba a abajo y le preguntó:
- ¿Es usted el padre de la criatura?
- Sí.
- Pues cuidela. Que repose y no haga grandes esfuerzos, en este momento es cuando más debe cuidarla, los primeros meses son decisivos.
— Gracias Doctor — Lorenzo se volvió entonces hacía Irene y la miró más tranquilo ya, estaba hermosa, muy hermosa señal inequivoca de que el bebé también estaba bien, pensó.
El doctor salió y Lorenzo se quedó con cara de pasmado mirando a Irene.
- Anda vamos - dijo Irene poniéndose en pie.
Ninguna de los dos se había dado cuenta, pero Sergio hacía rato que había salido de la habitación.
* * *- Así que solo gases - se rió entre dientes Lorenzo, cuando ambos subían a su coche.
Irene puso cara de fastidio, no le gustó que él pensara aquello y menos que se riera de ella.
- Me dolía mucho el vientre. Tú no sabes como - justificó Irene - Además, ¿dónde estabas? Elisa te llamó un montón de veces y Sergio igual y tú sin dar señales de vida. Ya podría haberme muerto que tú ni te hubieras dado cuenta - le recriminó.
- Bueno, eso tampoco. Yo...
¿Qué podía decirle? ¿Qué, de nuevo, le había entrado aquel miedo atroz a todos los sentimientos que ella le provocaba y por eso se había ido a dar una vuelta? Pasaría por un cobarde y él no podía permitirselo. Lorenzo Blasco no era un cobarde.
- Lo siento - se disculpó con ella finalmente.
Estaban llegando al ático, y Lorenzo metió el coche en el parking de la finca. Estaban frente a la puerta y le dió al botón del mando para que se abriera la puerta.
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MAMA POR SORPRESA
RomansaPara solventar sus problemas económicos, Irene recurre a la donación de óvulos, pero en la clínica donde le realizan la extracción de óvulos se equivocan y le hacen una inseminación a causa de la cual se queda embarazada, el padre, Lorenzo, un famos...