Capitulo 20: Gryffindor contra Ravenclaw

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Luego de que Rodrigo la obligara a contarle lo que había pasado, Tamara se fue a su habitación, tomo una corta ducha y se metió en la cama. La mañana siguiente se levantaría temprano e iría a visitar a James en la enfermería.


En sueños, pudo escuchar esa risa demente, esa risa de alguien que había perdido totalmente los estribos, esa risa que le ponía los pelos de punta; la risa de Bellatrix.


***

Bellatrix se encontraba aun en su escondite, decidiendo sus próximos movimientos a seguir; el parecido de la niña con Joanne, había sido un golpe demasiado bajo para ella.


Luego de horas y horas de torturarse a si misma por ser tan débil, e incapaz de matar a una asquerosa mocosa sangre sucia, decidió dejar pasar un tiempo hasta el próximo ataque, en el cual enviaría a los Dementores. Y luego desaparecería, y dejaría a la chica en paz mientras reclutaba seguidores para llegar al objetivo de su señor; librar al mundo de sangres sucias, y ser inmortal.


La mujer de rizos negros como la noche miro por la ventana, el sol ya estaba asomándose, cuando al fin cerro los ojos y se dispuso a dormir.


***

Al tiempo que ella se dormía, las mellizas despertaban, en dos puntos apartados del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería; una en las mazmorras y la otra en la segunda torre mas alta.


La rubia se levanto de su cama y se miro al espejo, su aspecto realmente daba asco. Miro a sus compañeras, que aun dormían profundamente, y decidió tomar una ducha rápida antes de ir a la enfermería a ver a James.


Se vistió lo mas rápido que pudo, tomo su bolso y salio de la habitación. La Sala Común estaba totalmente vacía aun, cosa extraña, ya que últimamente los alumnos mayores se la pasaban allí estudiando aunque aun faltaran meses para los exámenes finales. Pero así eran las cosas; eran Ravenclaws.


En los pasillos solo habían unas cuantas personas; casi todas tomando rumbo al Gran Comedor para desayunar. Tamara pudo distinguir la enrulada cabellera de su mejor amiga, con quien hacia rato que no hablaba. Se encontraba sentada en una banca leyendo un libro.


Se acerco cuidadosamente, sin hacer ruido y la asusto.


-¿Sabes? Eso es lo único que no extraño de ti pedazo de abominación inhumana- le dijo con el usual tono que usaba cuando Tamara le hacia alguna broma por el estilo.


-Awww, eso si que no lo creo, ¿admites que me extrañas?- pregunto Tamara, haciendo una mueca como si estuviera por llorar de felicidad;- Me conmueves- agrego, y se limpio una falsa lagrima.


-Si, lo hago- respondió la castaña luego de rodar los ojos- Es que últimamente te la pasas con los de la tercera generación y con Julianne, ni recuerdas que existimos.


-So, ¿que dices?- pregunto la chica extrañada- Si el día del ataque estuvimos juntas...


-Si, y esa fue la ultima vez. Hace tres semanas Tamara- cerro el libro que estaba leyendo y se puso de pie- Entiendo que este sea tu sueño, y que encajes mucho mejor aquí que las chicas y yo; pero eso no te da derecho a olvidarte de nosotras.

Las Mellizas Nott [EN EDICION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora