Capítulo 8: Doce años

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Capítulo 8: Doce años

Su primer beso. Lisa le había dado su primer beso y a ella le gustaba pensar que también había sido el primer beso real para la pelinegra sin contar aquel desagradable incidente con el comemocos de Félix a los siete años. Si, mejor olvidarlo.

Obviamente no había sido el beso más espectacular del mundo porque ambas tenían doce años y ni idea de lo que estaban haciendo, pero para ella fue el mejor beso que nadie hubiese recibido jamás. Ni siquiera le pareció raro sentirse así tras ser besada por su mejor amiga, no le dió más vueltas, no cambió nada entre ellas... tal vez cambió algo en ellas pero ninguna de las dos hizo nada que demostrara que aquel beso había removido algo en su interior. Siguieron pasando noches la una en la cama de la otra, hablando muy bajito y riéndose de tonterías, durmiendose abrazadas.

Jennie no se sintió diferente con respecto a Lisa tras su beso, más bien siguió sintiéndose como hasta entonces, era natural para ella sentirse así de cerca de la pelinegra, desear pasar las veinticuatro horas del día juntas, encontrarse muy mal si Lisa decidía acercarse a otro niño... siempre se había sentido así y nunca le había buscado nombre pero a medida que crecía iba dándose cuenta de que las cosas que ella sentía por Lisa eran muy, muy parecidas a las cosas que sus compañeras de clase comenzaban a sentir por los chicos. Ummm... interesante. Y puede que fuera ingenua, una niña viviendo dentro de su propia burbuja y ajena al mundo exterior, pero a los doce años ni siquiera conocía el significado de las palabras "gay", " homosexual " o "lesbiana". Ella solo sabía que se sentía increíblemente bien cuando estaba con su mejor amiga. Le encantaba estar cerca de Lisa. Si a eso se le sumaba el hecho de que el besar a la pelinegra le había gustado mucho tenía una pieza más que encajaría en su puzzle cuando fuera lo suficientemente madura como para empezar a ensamblarlo. De momento sólo eran piezas sueltas.

Lisa y Jennie a los doce años

Aquel sábado no iba a ser un sábado cualquiera, se notaba en el ambiente. Aquel sábado Irene Bae celebraba su cumpleaños, doce años ni más ni menos. Había sido una semana de locura en aquella clase de sexto grado, sobre todo el lunes y el martes porque habían sido los días elegidos por Irene para repartir las invitaciones a los afortunados.
Uff... aquellos días la tensión podía haberse cortado con un cuchillo. Las respiraciones se detenían en cuanto llegaba la hora del recreo e Irene sacaba aquellos pedazos de cartulina que garantizaban el acceso a uno de los eventos más esperados del curso escolar. Habían sido dos días de pura agonía, alegría para los invitados y decepción para los rechazados.

Lisa y Jennie no se habían preocupado demasiado, la buena relación de la morena con la cumpleañera les garantizaba a ambas la asistencia a la fiesta del sábado y de todos modos habían sido las primeras en recibir sus invitaciones. Después de aquello básicamente se habían dedicado a mirar como el resto de sus compañeros sufrían la incertidumbre del que no sabe. Dos días agotadores emocionalmente hablando pero ya estaban a viernes.

Siete chicas y seis chicos acudirían al evento. Las chicas habían sido invitadas primero y entre ellas habían decidido que chicos serían los afortunados, evidentemente solo los más guapos y populares habían recibido el pedazo mágico de cartulina. La creme de la creme de los integrantes del género masculino de su clase.

Se encontraban en el recreo del día antes de la fiesta y eso significaba reunión obligada de todas las invitadas. Las reuniones de aquel tipo se celebraban junto al gimnasio, bajo las escaleras de incendios que daban acceso a las tres plantas del colegio y allí se encontraban las siete. En esos momentos hablaba alguien que ni Jennie ni Lisa comprendían como había conseguido ser invitada por Irene. Joy.

- No se por qué hemos invitado a Félix... Se come los mocos! Lleva comiéndose los mocos desde primero de infantil. No se como es que sigue siendo color carne, debería ser verde - señaló con disgusto.
- Es guapo - determinó Irene - lo hemos invitado por votación - añadió.
- Está obsesionado con Lisa! - volvió a indicar - Manobal estarás contenta, seguro que puedes besarlo cuando juguemos a la botella - la picó Joy.

A través de los años (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora