Capítulo 9: Trece años

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Capítulo 9: Trece años

Buff, los trece. Posiblemente el año más complicado y caótico de toda su vida. Si tuviera que definirlo con tan solo una palabra la elegida sería: confuso. Así había sido. Muy, muy confuso. Y la fuente principal de toda esa confusión tenía nombre. Si, Lisa Manobal. Lis, su mejor amiga.

Las cosas entre ellas no habían cambiado, pero a la vez si habían cambiado.
Confuso. De un tiempo a esa parte cada vez que miraba a Lisa, la miraba igual que siempre pero veía algo más. Cada vez que tocaba a Lisa, la tocaba igual que siempre pero sentía algo más. Y cada vez que pensaba en Lisa... Buff, cada vez que pensaba en Lisa se acordaba de aquel beso de fresa que no cambió nada entre ellas.

Fue la primera vez que se guardó sus pensamientos para ella, la primera vez que no pudo o no quiso compartirlos con su mejor amiga. Hasta entonces se lo habían contado todo, lo habían compartido todo. Pero aquello era diferente, se sentía tan distinta por dentro y las cosas seguían tan como siempre por fuera... confuso. Y no se atrevía a preguntarle a Lisa si ella también pensaba a veces en su beso de fresa.

No pasó mucho tiempo hasta que lo diferente que ella se sentía por dentro comenzó a afectar a lo de fuera. Lisa la conocía muy bien, la conocía mejor que se conocía ella misma, y gracias a Dios no sabía que, pero se dió cuenta de que algo había cambiado, como si tuviera visión de rayos X o algo así. Y en cierta forma, cuando se trata de ver a través de Jennie, Lisa la tenía.

Y se sentía acorralada cada vez que la pelinegra trataba de acercarse e intentar que se abriera. Y Lisa se sentía rechazada cada vez que ella negaba que algo fuera diferente. Cambió la dinámica de su relación entera. Cambió para mal y las cosas comenzaron a ser diferentes también por fuera. Más confusión. Genial.

No dejaron de estar juntas, no abandonaron los viernes de cine ni nada de eso, pero las peleas se hicieron más serias, peleas provocadas por todo lo que Jennie no decía y probablemente por lo que Lisa decía también.

Durante los trece discutieron más que en todos los años anteriores juntos. Y ya no eran discusiones por qué dibujos ver, o por qué una de las dos se había comido la última galleta. Trataban sobre la confianza porque Lisa sentía que ya no confiaba en ella como antes, trataban sobre cosas serias y dolían. Esas dolían mucho más que cuando una de las dos comía la última galleta.

Y cada vez que Lisa se marchaba enfadada, o cada vez que era ella quien salía corriendo, lloraba, porque necesitaba a su mejor amiga y necesitaba volver a la inocencia de todas las preguntas y de las respuestas que se habían hecho a lo largo de los años. A preguntarle cómo se sentía después de que Félix le chupeteara la cara, o por qué los mayores se besaban en las películas si era tan asqueroso. Pero la pregunta que se moría por hacerle no tenía nada de inocente, ya no."Piensas en nuestro beso de fresa? " y fuera cual fuera la respuesta no tendría nada de inocente tampoco y llevaría a más preguntas como "Por qué? Tu si?". No creía estar preparada para escuchar lo que Lisa tuviera que decir y estaba segura de que no lo estaba para responder todos los interrogantes que seguirían, así que quedaba callada, negando que nada hubiera cambiado y llorando cada vez que una nueva pelea las separaba.

Tal vez a confuso habria que añadir también doloroso.

Un año confuso y doloroso.

Lisa y Jennie a los trece años.

Sábado y llovía fuera. Normalmente Jennie odiaba la lluvia y no poder salir de casa pero aquella tarde casi lo agradecía. Lisa se había marchado casi a la hora de comer. Había pasado allí la noche después de ver el exorcista y todo había sido normal. Palomitas, las dos bajo la manta suave y calentita y Lisa privando a su brazo de circulación sanguínea. Igual por fuera, pero...

A través de los años (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora