Capítulo 17: Veintiún Años

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Capítulo 17: Veintiún Años

Chitthip y Marco se habían llevado un disgusto al recibir la noticia de que su pequeña se marchaba. Se iba de casa. A vivir con Jennie. Ni siquiera estaría allí con ellos los fines de semana ni en vacaciones. Al final Lisa y sus padres llegaron a un acuerdo de que Jennie y ella comerían en su casa todos los sábados que la pelinegra estuviera en la ciudad. Todos.

Después de enterarse de aquello Chaerin y Richard se las pidieron los domingos. En serio, se las pidieron, como si fueran marionetas en las manos de sus padres. Bah... secretamente no les importó demasiado porque a ninguna de las dos les gustaba cocinar.

Y les encantaba a ambas, vivir juntas, les encantaba porque seguían pasándoselo igual de bien la una con la otra que cuando tenían seis años. Además de novias continuaban siendo las mejores amigas. Enamorarse de Lisa? Los mejor que le había pasado en la vida.

Bueno... eso y que la pelinegra se enamorara de ella también. No hubiera sido muy divertido en caso contrario.

Y allí estaban, viviendo el suelo de su infancia, el que imaginaban cuando se pasaban las noches despiertas planeando lo genial que sería cuando pudieran vivir juntas y no dependiesen de sus papás para que las llevaran a casa de la otra. Siempre habían dicho que vivirían juntas mucho, mucho tiempo antes de casarse con sus maridos, después planeaban ser vecinas.

Las cosas habían acabado mucho mejor de lo que se habían imaginado porque... de alguna forma, la parte de "tener maridos" siempre la habían tomado como algo que arruinaría la diversión de vivir juntas. Como una obligación, porque todos los mayores se casaban y vivían en la misma casa. Si, aquello era mucho mejor porque podrían vivir juntas siempre.

Y carajo, a ella le encantaba tener las cosas de Lisa mezcladas con las suyas en aquel piso.

Incluso cuando la pelinegra estaba en Busan entre semana, seguía sintiendo que de alguna forma continuaba allí con ella al ver su ropa en el armario o sus galletas favoritas en la cocina. Lisa no le dejaba comer de aquellas deliciosas galletas, era un poco egoísta, pero la verdad era que no le hacía mucho caso y aprovechaba los días que estaba sola para acabar con el paquete entero. Era una de las cláusulas más importantes en las que se basaba su relación! Lisa debía compartir sus galletas con ella siempre.

No todo fue fácil durante el tiempo que la pelinegra pasó estudiando fuera y fue durante el tercer año de Universidad de su chica cuando las cosas comenzaron a torcerse un poco.

Peleaban más que antes, se veían menos porque Lisa tenía trabajos que realizar y prácticas y exámenes y una estrecha relación con una tal Nikki. Si, bueno, había estado bastante celosa de la amistad entre Nikki y Lisa, porque Lisa era su novia pero también era su mejor amiga y de repente todo era "Pues Nikki y yo esto" y "Nikki y yo lo otro" y a Jennie "Nikki" le caía cada vez peor. Y odiaba pelearse con la pelinegra, siempre lo había odiado, incluso cuando eran pequeñas y el objeto de su discusión era algo tan tonto como los dibujos que verían en la tele. Sabía que Lisa lo odiaba también y por eso sus enfados no solían durar mucho, una de las dos terminaba cediendo a las pocas horas por norma general. A pesar de eso, dolía que su relación no fuera tan fácil como antes, tan perfecta y libre de problemas. Pero ambas sabían que tenía que ser así, que era normal que fuera así, no podía no ser difícil el estar separadas. Además, gente como Nikki lo había hecho mucho más complicado.

Lisa y Jennie a los veintiún años

"Ey Nik! Yo también me lo pasé muy bien anoche. Voy a decirle a Jennie que no puedo ir hasta el sábado y podemos quedar mañana en tu casa. Quiero verte"

No había podido hacer otra cosa que mirar con cara de estúpida desquiciada la pantalla de su teléfono móvil tras leer el mensaje de Lisa. En serio, el teléfono del taller estaba sonando a su lado y ella no había movido un solo músculo porque... qué demonios significaba aquel mensaje? Era evidente que la destinataria era Nikki y no ella y que Lisa debía haberse confundido al enviarlo. "Me lo pasé muy bien anoche?" La noche anterior la pelinegra apenas había podido hablar con ella porque tenía que estudiar... o al menos eso le había dicho. Volvió a leer el mensaje más despacio.

A través de los años (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora