Ser correctos o no serlo. La delgada línea que existe entre lo que debe ser y lo que se desea.
Hasret y Zaffar lo saben.
Una princesa heredera y un guardia real.
Sentimientos reprimidos y un deseo intenso.
Todo depende del camino que ambos decid...
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— ¡Alteza! —llamó Zaffar en mi dirección— ¡Alteza, deténgase!
No contesté, ni me detuve. Seguí corriendo; adentrándome entre la gran multitud del inmenso bazar principal de Kyriem. Era primero de agosto. Por lo tanto, el país estaba festejando por todo lo alto. La música era pegadiza y alegre. Habían muchas personas bailando animadas, llenas de energía y felices.
Podía escabullirme con facilidad entre las personas. Después de todo, nadie sabía realmente quién era yo.
— ¡Princesa!
Rogué que Zaffar dejase de llamarme de aquella forma. La gente comenzaba a vernos raro. Era lógico. Kyriem era habitado por una inmensa cantidad de personas y gran parte de éstas veneraban y respetaban fielmente a la realeza. Nombrar algún miembro de la familia real o hacer mención de alguna de manera que se considerase graciosa o juguetona, estaba muy mal visto entre los habitantes del extenso país.
En mi camino tropecé con várias personas; ningúna me vió de mala manera, afortunadamente. Lo cierto es que, en más de una ocasión fuí invitada a ser parte de la fiesta; el baile que todos seguían. Era normal en ésta época. La gente bailaba en honor a la Reina. La Reina que le había dado vida y alegría pura a un país lleno de potencial, lo que avivó su energía y vitalidad. Una Reina que festejaban y veneraban, a pesar de que ya se había ido. Aunque ese hecho no era uno que todos conocieran.
— ¡Hasret! —escuché el grito animado de Cleo, mi mejor amiga. Ella estaba bailando en un grupo integrado por los mejores amigos de mi hermano. Me hizo señas para que yo me acercará, así que me acerqué rápidamente.
— ¿Dónde está él? —cuestioné con seriedad. Yo no estaba de buen humor. Eso se notó de inmediato, lo que generó que la sonrisa en el rostro de todos desapareciese.
No quería arruinar el momento, pero no tenía opción. Mi hermano y yo teníamos prohibido ir a lugares así cuando habían eventos de ese tipo. Y sobretodo, en esas fechas.
— Hice una pregunta —dije con firmeza.
— Él está allí —señaló Akim, hermano de Cleo y también el tonto, agradable y mejor amigo de mi hermano.
Vi en la dirección que Akim señalaba y casi deseé que él no me hubiese visto.
— ¡Hasret!
Su energía y entusiasmo era demasiado vivaz. Mi hermano y yo definitivamente siempre fuimos totalmente diferentes. Mientras que él era totalmente alegre y extrovertido, yo era todo lo contrario. No había demasiado en mí que pudiera considerar tan agradable o divertido, no en comparación a él. Hasid tenía carisma, atraía a las personas con su espíritu. Yo en cambio, solo generaba miedo o respeto. Era demasiado simple y aburrida. Por fortuna lo tenía a él, quién siempre podría hacerme salir de mi caparazón sin hacerme sentir una tonta. Aunque me generaba algunos dolores de cabeza en várias ocasiones. Mi hermano era quien más solía molestar a padre. Por esa razón siempre estaba yo detrás de él. Odiaba que padre se sintiera incómodo, triste o molesto. Así que era mi deber darle altos a quién yo consideraba mi otra mitad. O eso era lo que yo intentaba.