Capítulo 1 - El accidente

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Sara despertó al sentir un ligero cosquilleo en su vientre. Unas suaves caricias que pretendió ignorar para continuar durmiendo. Estaba agotada y aún necesitaba unas horas más de sueño, pero le fue imposible, ya que las caricias iban acompañadas de unos murmullos y unas risas que conocía a la perfección.

Abrió los ojos y bajó la vista para encontrarse con el motivo que había interrumpido el descanso que su cuerpo tanto le exigía últimamente.

Su esposo besaba, hablaba y reía contra su vientre plano.

–¿Qué estás haciendo? –preguntó todavía adormilada y enterrando su mano en el cabello de Franco.

–Le estoy dando los buenos días a nuestro bebé.

Sonrió. La sonrisa más ancha que jamás había aparecido en su rostro. Hacía unas semanas que el test de embarazo había resultado positivo y las mismas desde que el doctor les había confirmado que un bebé sano crecía en su interior.

–No sé si merece los buenos días, nuestro bebé ha estado toda la noche molestando a su mamá.

Estaba por empezar la semana seis de embarazo y aunque su bebé era muy pequeño para hacerse notar físicamente, lo hacía a través de unas náuseas que la hacían mantenerse despierta durante toda la noche.

–Andrés y yo tendremos que tener una conversación de hombre a hombre –Franco no pudo esconder su sonrisa pícara y volvió a centrarse en el lugar donde el bebé descansaba.

–¿Andrés?, ¿piensas que será niño?

No le había dado tiempo a imaginarse el sexo de su hijo, ni mucho menos el debate del nombre había salido a relucir en sus conversaciones. Habían estado tan felices con la buena nueva que esos temas no los habían tocado.

–Algo me dice que será niño y... Andrés Reyes Elizondo suena bien, ¿no crees?

–Suena hermoso, mi amor, ¿pero y si es niña?

Franco depositó otro beso en su vientre antes de contestar.

–Si es niña... Se llamará como tu mamá.

Había muchas formas de demostrar el amor y Franco era un experto en sorprenderla, pero con esa última propuesta, la dejaba completamente a sus pies. Que su bebé, en el supuesto de ser niña, llevase el nombre de su mamá, era mucho más importante de lo que parecía. Dada la situación y siendo de sobra conocidos los malos antecedentes de Gabriela hacia Franco y sus hermanos, aquella era la mayor muestra de amor de ese hombre hacia ella.

Desde que su mamá salió del pantano había cambiado completamente su visión acerca de los Reyes, hasta tal punto que se enojaba si no la visitaban con asiduidad. Los trataba como sus hijos e incluso en más de una ocasión se había puesto de su lado, como había sucedido en la celebración de su boda hacía unos meses.

Franco estaba empecinado en hacer una gran celebración, algo ostentoso y faustoso, que se alejaba mucho de la simple boda que ella se había imaginado. No necesitaba de decenas de invitados, ni de tanta comida, ni de una gran iglesia decorada con miles de flores... Ese fue el primer desencuentro que había surgido entre Franco y ella desde que comenzaron su relación, pero a su entonces novio le salió una aliada que no esperaba. Gabriela quería lo mismo que Franco para la boda de su hija, ya que al no haber formado parte de las bodas de su dos otras hijas, quería compensarlo con ella. Y tuvo que aceptar, porque ver a su mamá y Franco trabajando en equipo recompensó la recepción en la que tuvo que saludar y dar las gracias a los cientos de invitados que acudieron a su matrimonio.

Se quedaron unos minutos más acostados, Franco con su cabeza apoyada en su vientre, acariciándola con delicadeza y disfrutando de la tregua que su bebé les estaba dando antes de desayunar.

¿Quién mató a Franco Reyes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora